jueves, 26 de febrero de 2015

La clave en Rebeca


Fue en los década de los ochenta, allá por el año 1986 cuando en la 1 de televisión española echaron una miniserie de dos capítulos protagonizada por el otrora famoso actor televisivo , David Soul, en un papel que lo convertía en malo, malísimo. Era el 27 de octubre de 1986. 
Asumía el papel de un espía alemán en concreto el del personaje de Alex Wolf. La miniserie era del año anterior, 1985 , y llevaba por título uno impactante: La clave está en Rebeca. El telefilm estaba dirigido por David Hemmings y contaba además del actor que dio la vida a Hutch con Cliff Robertson, y los por entonces conocidos Season Hubley, Lina Raymond, Anthony Quayle. 


La historia me gustó, pero pasó al recuerdo, y allí quedó hasta que mi mujer, gran lectora, la mejor que yo conozco en gustos y eficacia lectora, compró alrededor de 2001, un día una novela de bolsillo de la Editorial Plaza y Janés – Jet- , cuyo autor era Ken Follett y que llevaba por titulo La clave está en Rebeca . ¡Oh, sorpresa!, la serie estaba inspirada en un título literario de un autor tan reconocido como el británico. 
Y es que el autor de aquella monumental novela que llevaba por título Los Pilares de la Tierra, era más fértil en lo creativo de lo que yo esperaba. De cualquier manera, la novela quedó relegada colocada en una lista formada por aquellos libros que se quedaban “en espera”. Y así fue hasta que en septiembre de este año , mientras hacíamos obra en el piso, vaciamos los muebles y librerías, y entonces el libro quedó sobre una mesita baja. Aquel día que lo vi, pensé “será el siguiente”, aunque al día siguiente el libro no estaba allí. Las lecturas me llevaron por otros caminos hasta que a finales de febrero, intentando poner un poquito de orden el libro volvió a aparecer. Tras acabar uno de Follet, decidí seguir con aáquel titulado en inglés The Key to Rebecca. 

Se trata de una novela de ficción histórica pero inspirada en hechos reales. La novela fue escrita y publicada cinco años antes de filmarse la serie, 1980. La novela comienza con una cita atribuida al mariscal de campo alemán Erwin Rommel, en la que se dice Nuestro espía en El Cairo, es el más grande de todos los héroes”. Parece ser que se refería a John Eppler, por lo que el personaje de Alex Wolff – el auténtico protagonista de la obra- podría estar basado en este espía real. 
La novela se divide en tres partes vinculadas a tres hechos militares de la guerra en su desarrollo en el norte de África: Tobruk , Mersa Matruh y Alam Halfa. 
El capítulo de Tobruk empieza presentándonos a Alex Wolff, un ciudadano alemán cuyo padrastro era egipcio, moviéndose con dificultades, en un extenuante viaje a través del desierto egipcio con el fin de llegar a El Cairo, e intentando pasar desapercibido. La ayuda de un primo nómada de salva de esta peligrosa travesía, aunque no impide que la mala suerte se lo encuentre en la sureña ciudad de Assyut. Tras sortear con dificultades el escollo de esta ciudad llega a El Cairo. 
Gracias a sus contactos en la ciudad, especialmente con un ladrón Abdulah, y con una bailarina y escamante, Sonja, a su dominio del idioma árabe y al dinero británico entregado por Berlín por Canaris, se establece en la capital egipcia. A pesar de que desde el principio un militar del servicio de contraespionaje, Vandam detecta de inmediato su presencia. No obstante, Alex consigue convertirse en uno de los principales espías alemanes en la batalla en el norte de África. 
A esto se suma que Wolff, se mueve entre dos amores patrios, su naturaleza alemana y su sentimiento de superioridad y se inserción en el mundo egipcio, lo que lo convierte en un nacionalista ferviente, y sueña con contribuir a la victoria de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial y a la expulsión de los británicos de Egipto. 
Llegado a El Cairo, Wolff consigue suministrar a Rommel información muy valiosa sobre las defensas y las estrategias aliadas en la defensa de Egipto que van a permitir la victoria alemana en Tobruk. Esta información es enviada por medio de una radio y de un código vinculado con la novela de Daphne du Maurier, Rebeca y que empieza “Anoche soñé que volvía a Manderley".
El oficial inglés William Vandam inicia la persecución de Wolff, que llega a convertirse en una obsesión visible en los dos restantes capítulos Mersa Matruh y Alam Halfa, estando tan obsesionado con ello que la operación de Alam Halfa está diseñada por él. Entre medias se introducen otros personajes como Elène, una joven judía que recibe el encargo de enamorar a Alex Wolf con el objetivo de que desvele dónde está su centro de operaciones y que impida el facilitar una valiosa información al ejército alemán para que pueda invadir Egipto. 

Se trata una atractiva novela en la que el espionaje y el entorno militar se conjuga magníficamente con la realidad histórica, visible en personajes como los miembros del Alto Estado Mayor alemán del Africa Korps como en la presencia de un joven nacionalista Annuar el Saddat que con el tiempo será un faraón moderno. 
La historia está basada en hechos reales, y se inspira en la vida del espía alemán John Eppler, quien fuera el hijastro de un acomodado hombre de negocios egipcio y reclutado por los servicios de inteligencia alemanes y usara como código el libro Rebecca, y que tenía como nombre clave de Cóndor, aunque no Sphinx como Wolf. Eppler sobrevivió a la guerra y escribió un libro con sus memorias llamado "Cóndor, el espía de Rommel". 
Se trata , pues, de una entretenida novela, dinámica como todas las obras de Follet, en la que no sobre ni un punto, ni una coma, en la que los personajes son presentados desde el maniqueísmo, pero con personalidades lo suficientemente atractivas y con una trama bien hilada. Interesante para los amantes del género del espiona pues resulta tan intrigante y como ligera para la lectura. En definitiva, una buena obra que te gustará. Pendiente queda volver a ver la miniserie para dar por cerrado el título definitivamente. Un saludo 

miércoles, 11 de febrero de 2015

Detrás de William Martin


Entrar en la persona de William Martin me ha causado sorpresas varias. Es neoyorkino, del Bronx , nacido el 9 de mayo de 1949, hijo de padre austriaco y madre norteamericana y hermano de un afanado pianista clásico y director de orquesta europeo . Pero es sobre todo este señor un importante cantante, compositor y pianista ¿Qué quién es? Pues nada más y nada menos que "Billy" Joel , un músico que no dejó de tener éxito sobre éxito desde 1973 (empezando con el sencillo "Piano Man") hasta su retiro parcial en 1993, pues sigue con los tours y actuando puntualmente. 
 Es uno de los pocos artistas de rock y pop que consiguieron éxitos en el "Top Ten" de los 70, 80, y 90. Ganador del Premio Grammy en seis ocasiones, ha vendido más de 100 millones de discos en el mundo y es el sexto artista con más ventas en Estados Unidos. Fue incluido en el salón de la fama del rock and roll en 1999, así como también, en el salón de la fama de los compositores y cantantes en 1992. En mi memoria tengo a un Billy Joel del año 1978 y un álbum que aparecía en la revista "Disco Libro" a la que estaba subscrito mi padre. El disco que me interesaba en aquella época, un LP, por supuesto era el titulado “52nd Street” , un Long Play que cimentó su fama y éxito con baladas poderosas y armoniosas como "Honesty" y sobre todo "My Life" . Sin embargo, como dije en 1973 alcanzó su primer y gran rotundo éxito con su álbum “Piano man”.
Y es justamente la canción que le da nombre al álbum, la que está considerada a la fecha como una de las grandes canciones del pop-rock de todos los tiempos. Una canción que popularizó en castellano Ana Belén, aunque no hay color con la versión original. En 1974 graba el álbum "Streetlife Serenade" que incluía el éxito "The Entertainer" y en 1976 graba el álbum "Turnstiles". 
Pero lo mejor estaba por llegar, para este pianista compositor y cantante, en 1977 el álbum “The Stranger” que lo hizo acreedor de dos premios Grammy, primero como Mejor Disco del Año, con canciones como "Movin' Out" o "Only the Good Die Young". Además la emblemática "Just the Way you Are" fue un éxito desde su aparición, ganadora del Grammy como mejor canción del año y escuchada en el mundo entero, es quizás el tema de Billy Joel con más versiones en la historia y fue escrito para Elizabeth Weber su esposa en ese entonces. Con el siguiente álbum Billy Joel tocó el cielo, al menos, llamó a mis puertas. Estábamos hablando de “52nd Street”, de fines de 1978. Este álbum ganó el Grammy a mejor performance vocal en un artista masculino. 
Durante los 80 la música de Joel cambió, y tuvo un radical pues su estilo y sus letras dejaron de ser dinámicas y jovial para ser más románticas, introspectivas y tranquilas, sobre todo al inicio de la década. 
El primer disco de Joel en los 80 "The Nylon Courtain" de 1982 trata temas introspectivos y, en cierto punto, rayando con lo político, como se deja ver en su tema "Goodnight Saigon", una de sus mejores canciones y que significa un homenaje a aquellos soldados perdidos en la guerra de Vietnam. En 1983 lanzó el álbum "An Innocent Man" con éxitos como "Tell Her About it" y la , esta vez sí, jovial y bailarina "Uptown Girl" un homenaje a Frankie Valli y The Four Seasons. 
En 1985 lanza "The Greatest Hits " un álbum doble recopilatorio de sus mejores éxitos de 1973 a 1985; y en 1986 lanza "The Bridge" que contiene canciones como la exitosa "Matter Of Trust” y en 1989 a sus 40 años lanza el excelente álbum '"Storm Front" de la cual el tema fue un éxito arrollador. "We Didn't Start the Fire" es una canción que hace referencia a los principales eventos históricos que ocurrieron en el mundo (La guerra fría, ideologías, políticos, artistas, etc) desde el momento en que Joel nació hasta que compuso la canción en 1989. Los eventos que se nombran se mezclan con un estribillo que afirma: "Nosotros no empezamos el fuego" (We didn't start the fire). La canción fue número uno en las listas de Estados Unidos. 
En 1993 edita su duodécimo álbum "River Of Dreams" donde discute temas como la fidelidad y el amor de larga duración; la confianza y traición. Éste es el último álbum pop en estudio grabado por Billy Joel; de allí en adelante se grabaron recopilaciones de grandes éxitos: Volumen III y IV, grabaciones de los mejores conciertos, remasterizaciones, etc.
Dice la Wikipedia que su legado en la cultura pop es sólo comparable con el de otros grandes como Elton John o Frank Sinatra entre otros, canciones que permanecerán inmortales a través de los años y que han emocionado a 3 generaciones completas. Es un gran contador de historias, un trovador y un rockero. Su sello particular, melódicas canciones Pop/Rock con un toque sutil y fantástico del piano, y como letra, cualquier historia que Joel pudiera contar, que iban desde viajes, fiestas, historias amorosas, y encuentros inesperados. 
De entre lo que tengo y escucho en mi coche junto a mi mujer y mis hijos destaco "Piano Man" de 1973 , el My Life y Honesty del 52nd Street, el "All for Leyna" de su álbum de Glass Houses, el "Uptown Girl” del 83, que llevaba por título An Innocent Man o del Storm Front el tremendo "We Didn't Start the Fire” de 1989. Como véis detrás de William Martin hay un gran música, un gran cantante que me lleva acompañando desde hace cuatro décadas. Ahí queda eso. Un saludo