lunes, 9 de septiembre de 2013

Final de verano... literario


Con cierto retraso publico esta entrada, pues el libro terminé de leerlo sobre el 4 de septiembre. Este libro llegó a casa como regalo de un buen amigo a mi mujer, pues parte del contenido del mismo tocaba directamente, no tangencialmente, el tema de las Matemáticas. Matemáticos son dos de los principales protagonistas, Martín, un estudiante de matemáticas argentino y Arthur Seldom, un eminente profesor universitario especializado en la lógica matemática, numéricas las pistas o la resolución de una demostración matemáticas, la de Fermat, es el acontecimiento que nos sirve de marco para la conclusión de la historia, la demostración realizada por Andrew Wiles. 
El caso es que mi mujer leyó de inmediato la obra, mientras yo esperé a ver la película que para ese momento sabía que la estaba rodando Alex de la Iglesia y que tenía como protagonistas a Elijah Wood como Martín y a John Hurt como Seldom. Estábamos a inicios del año 2008.

La historia se inicia cuando Martín viaja a Oxford con una beca. Allí se instala en una vivienda alquilada propiedad de Mrs.Eagleton en la cual vive también su nieta, Beth, que la cuida porque está enferma. Pero poco después de su llegada se encuentra con el cadáver de la anciana que lo alojaba, junto con un desafío matemático del asesino. Precisamente ese día conoce al prestigioso matemático Arthur Seldom. 
La investigación llevada por el inspector Petersen. A Seldom le han dejado una nota en su buzón, al parecer del asesino, con un círculo. Se inicia así, paralelamente a la policía, su propia investigación, guiado por su maestro, el eminente lógico, pues Seldom cree que es un asesino que lo conoce y lo está retando a un problema matemático y que el círculo es el primer término de la sucesión. Posteriormente aparece otra nota y otro cadáver procedente de los enfermos crónicos del hospital con el símbolo de un pez. Los médicos creen que ha sido un muerte natural pero ven indicios de una aguja, pues pudiera haberle inyectado un veneno indetectable. A pesar de los dos términos, Seldom se muestra remiso a sacar a la luz la progresión. Más tarde aparece un tercero. La sucesión continúa.

Martín vincula todo esto a la "La hermandad de los pitagóricos" cuyo símbolo, un tetraktys, puede suponer la clave. Entre medias aparecen los juegos de lenguaje de Wittgenstein, el teorema de Gödel y las sectas matemáticas antiguas. 
Los crímenes de Oxford, tal y como se editó en España, es la primera novela que he leído de Guillermo Martínez, un autor premiado en su país, y que consiguió distribuir su libro que originariamente se llamó Crímenes imperceptibles y fue publicada en 2003 .

Estamos ante una novela negra, corta, atractiva en su temática en la que se conjuga la filosofía, matemática hasta la prestidigitación, enmarcándonos la historia en sombríos hospitales ingleses, o en la vida universitaria de Oxford como escenarios de la historia. Atractiva para la lectura y apropiada para un verano de piscina. Ha sido así la última de verano, o casi, pues me espera El Cuarto Protocolo.

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