Había elegido esa lectura por ser corta, pero , claro, desconocía que estaba escrita en castellano antiguo. De cualquier manera ha sido un acierto y he llenado de contenido una laguna que tenía sobre el personaje y su obra.
Tuvo que ser alrededor del año 1988, pudiera ser algunos antes o uno después donde tuve conocimiento de esta obra. Lo vi en un tablón de la Facultad de Filosofía y Letras, en aquellos que se utilizaban para publicar las actas.
Una de esas actas hacía referencia a una obra titulada “La vida del Capitán Contreras”, hoy acabada.
Realmente yo me he leído la edición publicada por la revista Tiempo, en 2004 coincidiendo con el IV centenario del Quijote y siempre con la colaboración de la Comunidad de Castilla La Mancha. El título que lleva es el de "Discurso de mi vida", aunque históricamente se ha conocido como «Vida, nacimiento, padres y crianza del capitán Alonso de Contreras, natural de Madrid Caballero del Orden de San Juan, Comendador de una de sus encomiendas en Castilla», escrita por él mismo, y por subtítulo, «Discurso de mi vida desde que salí a servir al rey, de edad de catorce años, que fue el año de 1597, hasta el fin del año de 1630, por primero de octubre, que comencé esta relación».
El autor de la obra es Alonso de Guillén (Madrid, 6 de enero de 1582 – 1641), más conocido como Alonso de Contreras, y como la obra es autobiográfica- al fín y al cabo, son sus memorias los que leemos- vamos a conocer que hablamos de un militar, corsario que escribió su obra, quizás a instancias de su amigo Félix Lope de Vega, al que nombra en repetidas ocasiones y del que disfrutó de su amistad e incluso incluyó en algunas de sus obras.
He leído que se trata de una de las pocas autobiografías de soldados españoles que militaron en el ejército de los Austrias, y constituye su ejemplo más destacado junto a la Historia verdadera de Bernal Díaz del Castillo.
Desde el principio vamos conociendo al protagonista: Alonso de Guillén Contreras, hijo de Gabriel Guillén y de Juana de Roa y Contreras, casados en el año 1567 en la Iglesia Parroquial de San Miguel, de Madrid, y que tomó el apellido de su abuela materna, al alistarse en el ejército.
A muy temprana edad (12 ó 13 años), tras acuchillar a un compañero de estudios e hijo de un alguacil de Madrid, que falleció, cumplió un año de destierro en Ávila en casa de un tío suyo, cura de Santiago.
Una vez acabada la pena, volvió y su madre le encontró un trabajo como aprendiz en casa de un platero, pero su carácter rebelde lo llevó, a los 14 años, a alistarse en el ejército de Flandes del Príncipe Cardenal, el archiduque Alberto de Austria, hacia donde partió el 7 de septiembre de 1597.
Debido a un malentendido con sus superiores, abandonó su unidad para dirigirse a Palermo y embarcarse en las galeras de Pedro Álvarez de Toledo y Colonna, que luchaban contra los turcos y los piratas berberiscos.
Desde la base de Malta, y bajo la protección de su maestre, las naves cristianas se dedicaban a hostigar las poblaciones árabes del Norte de África y el mar Egeo, y a asaltar los barcos. Unas veces actuaban con independencia y otras se agrupaban para misiones de mayor calado. Allí aprendió Contreras el arte de la navegación, y especialmente el pilotaje.
En 1601 recibió el mando de una fragata y se le encomendó vigilar las islas griegas tras concederle las autoridades maltesas de patente de corso y espiar las actividades de los turcos, cuya lengua llegó a dominar.
Cabe destacar cómo consiguió infiltrarse en Tesalónica para secuestrar a un judío rico, encargado de recoger tributos para el Gran Turco, y cómo logró también capturar a la mismísima amante húngara del Solimán de Catania.
En 1603 ascendió al grado de alférez de infantería. Regresó a España en varias ocasiones y se encargó de realizar algunas banderas como en la ciudad de Écija y allí vive alguna que otras aventura que se salda con la muerte de los que le retan. También pasa por Córdoba, donde vive un incidente que le aporta problemas, pero también una querida, que ejerce la prostitución a tiempo parcial y que le llegó a acompañar por Extremadura hasta Lisboa y de allí hasta Valladolid, donde se quedó ejerciendo su labor como meretriz.
Al final se casó en 1606 en Sicilia con la viuda, española, de un Oidor, pero la mató en 1608, junto con un amigo suyo con el que le era infiel. Después de este suceso, vuelve a Madrid para pretender la Sargentería Mayor de Cerdeña.
Después de intentar sin éxito hacer carrera en la Corte, se retira a una ermita cerca de Ágreda, en el Moncayo, como ermitaño, pero lo detienen en 1609 acusado de ser el cabecilla o rey de una rebelión morisca y fue juzgado por ello. Se alegaba que las armas que se encontró en una casa de moros en Hornachos, cuando iba en dirección a Portugal, y que le acusan de que eran suyas, y no se tuvo en cuenta que estaba en cumplimiento de su deber por parte de un comisario que en esas fechas lo niega. El hecho de que se retirara al Moncayo jugó en su contra, ya que se pensaba que pretendía hacerse fuerte en un punto estratégico entre Castilla y Aragón.
Según el propio Contreras, este episodio le sirvió a Lope de Vega para escribir su obra de teatro El Rey sin Reino.
Aunque salió absuelto, estuvo perseguido hasta que de nuevo partió para Flandes, a la guarnición de Cambrai, en donde sirvió como oficial.
Más tarde consiguió licencia para volver al Mediterráneo, con una recomendación para el Maestre de la Orden de Malta. En su camino, fue confundido con un espía y encarcelado como tal en la Borgoña. En 1611 recibió de nuevo el mando de un navío e ingresó en la Orden como novicio.
De carácter pendenciero, se vio envuelto en varios lances que lo llevaron en más de una ocasión a ser detenido. Alcanzó el grado de capitán de infantería, participó en una expedición a las Indias Occidentales y volvió a ejercer de corsario en aguas de Puerto Rico contra sir Walter Raleigh, al que menciona como Guatarral.
En 1616 regresó a España para volver a las actividades marítimas en busca y captura de piratas berberiscos, lo que desempeñó con éxito tanto en el estrecho como en Marruecos , donde llega ir a la Mámora- yo diría que Rabat- y le valió que los turcos pusieran precio a su cabeza.
Durante un tiempo, actuó como gobernador de la ciudad de L'Aquila al noreste de Roma, con la encomienda de poner orden en ella, ya que se trataba de una población aislada y rebelde.
Contreras cumplió con dureza y astucia su cometido. También asistió a una erupción del Vesubio y salvó a un convento de monjas del desastre.
En 1630 se retiró del servicio y recibió el título de Caballero Comendador de la Orden de San Juan de Jerusalén o de Malta. Tal vez a instancias de Lope de Vega, caballero de la misma orden de caballería, quien le dedicó una comedia y lo tuvo como huésped en su casa, redactó sus memorias, que no fueron publicadas hasta 1900.
Escribió varios memoriales relatando sus servicios. Algunos están hoy archivados en el Archivo General de Simancas.
Su autobiografía lleva por título literal Vida, nacimiento, padres y crianza del capitán Alonso de Contreras, natural de Madrid Caballero del Orden de San Juan, Comendador de una de sus en comiendas en Castilla, escrita por él mismo, y por subtítulo, Discurso de mi vida desde que salí a servir al rey, de edad de catorce años, que fue el año de 1597, hasta el fin del año de 1630, por primero de octubre, que comencé esta relación.
El manuscrito original se encuentra hoy en la Biblioteca Nacional de Madrid.
La historia de este libro es curiosa. El manuscrito fue descubierto en 1900 por Manuel Serrano y Sanz, quien hizo una primera edición que contenía supresiones y errores. Después se han hecho varias ediciones con prólogos y comentarios de diversos autores.
El estilo de su escrito, como afirma el propio autor, va seco y sin llover y, sin embargo, es este el principal aliciente de su narración, que es muy ágil, movida e interesante por cualquier concepto, desde el sociológico al histórico y psicológico. Y eso que lo he leído en castellano antiguo.
Fue llevada al cine por Rafael Gil en 1955, con el título La otra vida del capitán Contreras, con un reparto en el que figuraba, entre otros, Fernando Fernán Gómez. Esta adaptación se fundaba en la novela homónima anterior de Torcuato Luca de Tena publicada en 1953.
Un libro difícil de leer, pero un auténtico documento sobre el periplo vital de un soldado español en los primeros años del siglo XVII. Un obra de lectura obligatoria para los amantes de la serie de Alatristre, para los interesados en el Siglo de Oro, y para cualquier historiador que se precie.