lunes, 27 de febrero de 2017

Stirling en el horizonte

Como siempre a las ocho y media de la mañana ya en planta y en búsqueda de nuestro desayuno en el hotel. Tras subir ¿o bajar? nunca lo tuve claro, llegamos a la sala en la que no había prácticamente nadie. Nos sentamos en una mesa cercana al lugar frente al que salian las camareras y a las ventanas. Todo daba sensación de limpio y sobre todo de luminoso. Era día de trabajo, pero hasta que no pasó un rato no entraron algunos comensales más.


De cualquier manera nos servimos el zumo y esperamos la llegada de la chica, que tras preguntar nos sirvió un café muy americano, nos dejó un servilletero de tostadas , mantequilla y nos preguntó que queríamos. Yo pide el Scottish breakfast de ayer, Es decir champiñoses, huevos revueltos- nos pregunto cómo los queríamos- , tomate, un grandioso bacón de filetes de cerdo, en concreto de jamón de cerdo y dos pedazos de embutado, morcilla o haggis y salchichas. ünicamente carecía de beans. Por lo demás, ya estábamos comidos.

Mi mujer para variar hoy se pidió algo más liviano como salmón con huevos revueltos, a los que sumó , al igual que yo el café, las tostadas , la mantequilla.

Ya anoche habíamos estábamos casi decididos hoy tomar un tren con destino a una de las viejas ciudades medievales de Escocia concretamente a Stirling. De cualquier manera antes de ir a la estación nos dimos cuenta que a las nueve abrían la oficina de información y turismo de la ciudad y al entrar vimos a una señora mayor que al escucharnos hablar en castellano nos derivó a otra chica. No había dada, era gallega. Ella nos dió algunas de las claves que ver en la ciudad, cosa que prácticamente en su totalidad habíamos realizado, y nos apuntó alguna localidad cercana en los alrededores como Linlithgow,  Incluyó a la misma Stirling.

Ya una vez en la calle comprobamos que el día era claro, limpio, pero frío. Vimos por el suelo como habían tirado sal para evitar que el hielo hiciera resbalar a la gente. Y tomamos como siempre Queen Street para doblar por Saint Andrew Square y seguimos por los Jardines que dejaban a un lado la inmensa columna de Melville Monument y descendimos hasta el ya familiar monumento a Scott. Desde allí nos dirigimos hacia la entrada al tren que se hace a un lado del hotel Balmoral. 

La estación de Edimburgo-Waverley es la principal estación ferroviaria de Edimburgo. Es denominada por Network Rail directamente como «estación de Edimburgo», aunque no sea la única estación de la ciudad. Ocupa 100 000 m2 en el fondo de un valle en pleno centro de Edimburgo, siendo uno de los puntos más bajos del centro de la ciudad. 

Es una estación pasante con conexiones por el este hacia Londres y por el oeste hacia toda Escocia. Es considerada la última estación de la East Coast Main Line.

La estación se encuentra en un estrecho valle entre la ciudad medieval y la nueva ciudad del siglo XVIII. Princes Street, la principal calle comercial de Edimburgo, se sitúa en un lateral. El valle es atravesado por dos puentes que unen ambas partes de la ciudad por encima de la estación, el North Bridge, de 1897, y el Waverley Bridge, desde el cual unas rampas permiten acceder a la estación. El lugar estaba ocupado por un pequeño lago hasta que fue drenado en el siglo XIX.

La construcción de la nueva ciudad de Edimburgo, al norte de la ciudad medieval, dejó en pleno centro el lago conocido como Nor Loch, que se convirtió en un foco de malos olores en pleno centro de la ciudad. Se realizaron varios trabajos de drenaje que culminaron en la década de 1820 con la disponibilidad absoluta del terreno, que en principio fue dedicado a jardines. 

Con el progreso del ferrocarril en Gran Bretaña y las buenas condiciones del valle para introducir vías férreas en el interior de la ciudad en la década de 1840, fueron tres las compañías que construyeron estaciones en la zona. Todas fueron denominadas en honor de la novela Waverley en torno a 1854. 

En 1868 la compañía North British Railway compró las dos estaciones de sus competidoras, demolió las tres y las sustituyó por una nueva estación única de estilo victoriano. En 1902 se inauguró el hotel Balmoral, que fue explotado como parte de la estación hasta finales de los años 1980.

Pues bien una vez dentro decidimos tomar los billetes por medio de las taquillas automáticas. Un señor muy educadamente nos explico el procedimiento, primero, en la máquina expenndedora con tarjeta, pero como vimos que teníamos efectivo decidimos hacerla con la de billetes. El billete fue algo así como unas 10 libras y tomamos cada uno un ida y vuelta con dirección a Stirling.

Se trata de una de las ciudades más visitadas de Escocia; se encuentra a unos 70 kilómetros de Edimburgo, lo que suponía unos 50 minutos. Al tren subieron junto a nosotros estudiantes de la Universidad de Stirling, que bajaron en la primera estación, algún ciclista con su bici y poca gente más. El tren salió con puntualidad británica. En su recorrido pasaba cerca del estadio de Murray Field que habíamos visto el primer día, del aeropuerto con el que conectaba así como alguna localidad monumental como Linlithgow o varios campos de golf.

Realmente el tren recorrido algo que yo estaba interesado en ver, la campiña escocesa que se desplegaba ante nuestros ojos de forma verde y húmeda. Pude identificar inicialmente fincas, zonas de labranza ahora encharcadas, granjas de aves y caballos, así como algunos canales. Al fondo se iban divisando y cada vez de forma más clara los montañas, por cierto, nevadas.

Tras llegar a la hora prevista en la estación de Stirling que está a dos minutos a pie del centro de la ciudad. Stirling  o Sruighlea  es una ciudad en la región central Escocia, siendo un antiguo burgo, situado alrededor del Castillo de Stirling y un  antiguo centro medieval.

Es un centro para las industrias de gobierno, comercio y electricidad cuyas fábricas se podían ver a lo lejos desde el tren. Cuenta con una población de 33 710 habitantes, según censo de 2008.

Se trata de una tierra antiguamente ocupada por los primeros pobladores de las tierras caledonias ya vieron en este lugar un sitio óptimo para asentarse pues tenía agua, protección y control. 

Es a partir de la invasión romana cuando el enclave estratégico toma forma y protagonismo, en el lugar que hoy ocupa su castillo. Y, hablando de romano, el animal que se erige como símbolo de la ciudad es el lobo. Según la leyenda, cuando Stirling iba a ser atacada por los vikingos, un lobo aulló. Alertados los vecinos del lugar, se pusieron inmediatamente en guardia y consiguieron salvar su ciudad de los invasores. También, se afirma que el último lobo que habitó tierras escocesas fue cazado en esta ciudad. 

Hay que moverse hasta la Edad Media para conocer “su época dorada”. Tomando el papel protagonista durante el periodo convulso de las Guerras de Independencia inmortalizadas en Braveheart. 

Su emplazamiento estratégico bien le vale la famosa frase de “He who holds Stirling holds Scotland” o en español “aquel que domine Stirling dominará toda Escocia”. 

Con todo el castillo, el monumento al héroe, William Wallace, la iglesia Holy Rude se han convertido, todos, en iconos de Escocia. Actualmente, se trata de una ciudad, estatus que recibió en el año 2002, de la mano de Isabel II. Stirling es la ciudad más pequeña de toda Escocia conocida como Burgo Real hasta 2002, cuando, como parte del Golden Jubilee (Aniversario Dorado, celebración que conmemora los 50 años de un monarca en el trono) de la Reina Isabel, se le otorgó el estatus de ciudad. y también el lugar donde la Historia y el Arte de sus monumentos en el casco histórico se unen con la cultura y la vanguardia de su prestigiosa Universidad. 

Fue la  antigua capital del Reino Escocés Fue habitado desde la Edad de Piedra, pero Stirling ha sido estratégicamente importante desde (por lo menos) la invasión romana de Britania, en gran parte por su colina que es fácil de defender y su posición al lado del río Forth. Esto trajo riquezas y poder a Stirling. 

La ciudad fue nombrada como burgo real en el siglo XII por el Rey David I de Escocia, y luego confirmada por monarcas que le siguieron (en aquel entonces se llamaba Strivelyn). 

En la Edad Media tuvo lugar en sus alrededores una de las batallas del largo conflicto entre Escocia e Inglaterra a la altura del Puente. 

Ante de subir a la colina del Castillo pasamos por delante de la casa de uno de los garndes mercaderes locales que hubo en la Edad Media, así como por delante de otros edificion , no muy bien conservados del antiguo burgo. De entre esos edificios destaco el palacete renacentista de Mar’s Wark (wark significa work en escocés) hoy derruido, mandado construir por el Príncipe Regente en Escocia y Conde de Mar, para ser el lugar de residencia de la familia Erskine.

La obra se encuentra muy cerca de la Iglesia de Holy Rude. El palacete renacentista de Mar’s Wark es del siglo XVI. conocido como Mar´s Wark. En referencia a su propietario el conde de Mar, príncipe regente de Escocia y “Wark” palabra escocesa de la inglesa Work (trabajo) que hace referencia al edificio. La obra se encuentra muy cerca de la Iglesia de Holy Rude en línea ascendente que nos guía hasta el Castillo de Stirling. En este caso, podemos encontrar un edificio con toques renacentistas que se dejan ver sobre todo en su fachada, muy simétrica, con uso de frontispicios y dos torres poligonales. Para la decoración se inspiraron en las fuentes pictóricas que venían de Europa en ese siglo XVI. El palacio, estuvo ocupado por los condes de Mar hasta el siglo XVII, los cuales apoyaban la causa jacobita. Cuando la primera rebelión jacobita fracasó, el palacio fue convertido en un cuartel general, y en la segunda rebelión, el palacio fue gravemente dañado por la artillería.

También pasamos por el cementerio cercano a la Iglesia de la Holy Rude o de la Santa Cruz, ubicada al lado del Castillo de Stirling , siendo una de las edificaciones de más importancia histórica en la ciudad. 

Dicha iglesia, construida a finales del siglo XV, es la única iglesia en el Reino Unido, aparte de la Abadía de Westminster, en haber celebrado una coronación. El 29 de julio de 1567, siendo apenas un bebé, el hijo de María, Reina de los Escoceses fue coronado como Jaime VI de Escocia. 

Todavía se pueden apreciar las marcas de balas de las tropas de Oliver Cromwell en la torre y en el ábside. 

Pero decidimos no entrar en la misma hasta salir de nuestro gran objetivo: el castillo de Stirling. Aunque la leyenda asegura que fue arrebatado por el rey Arturo a los sajones, no hay señales de un castillo anterior a 1124. El edificio actual corresponde a la época renacentista (entre finales del siglo XIV y el siglo XVI), cuando fue residencia de los monarcas de la dinastía Estuardo. A principios del siglo XIV el castillo sufrió el sitio de las tropas inglesas de Eduardo I, en el marco de las llamadas Guerras de Independencia de Escocia. La muralla almenada, que protege la entrada al castillo propiamente dicho una vez superadas sus defensas exteriores, fue construida por Jacobo III de Escocia, constituyendo originalmente una parte del sistema de fortificaciones que rodeaba y protegía la base rocosa. Las defensas exteriores del castillo que dan hacia la ciudad datan de principios del siglo XVIII. Fue defendido por última vez en 1746 contra los jacobitas. Las fortificaciones continuaron siendo militarmente estratégicas durante las Protestas Jacobitas en el siglo XVIII. De 1881 a 1964 fue utilizado como cuartel de los reclutas de los Highlanders de Argyll y Sutherland, pero hoy ya no se emplea para fines militares.

En enero 1746, el ejército de Carlos III de Inglaterra y Escocia tomó control de la aldea pero no pudo capturar el castillo. Durante la retirada hacia el norte, bombardearon la Iglesia St. Ninians, donde se almacenaban municiones; solo una torre sobrevivió al ataque y todavía se puede apreciar hoy en día.

Desde el castillo y antes de entrar apreciamos el curso del río Forth por el que se  sostuvo el comercio, incluyendo el intercambio de té con la India y madera con países Bálticos. La llegada del ferrocarril a la ciudad disminuyó el comercio fluvial, porque el puente construido para tren resultaba un obstáculo para los barcos y la navegación resultaba más difícil. Para mediados del siglo XX el puerto dejó de funcionar. 

Ya en la entrada al Castillo de Stirling nos informamos que es uno de los más grandes e importantes de todo el Reino Unido, tanto en el ámbito histórico como en el arquitectónico.

Fue construido en la cima de la "colina del castillo" (the castle hill), un pico de origen volcánico, y se encuentra rodeado por tres de sus lados por acantilados cortados a pico. 

El castillo de Stirling está catalogado como Monumento Nacional, y su gestión ha sido en consecuencia confiada al organismo especializado Historic Scotland. El castillo alberga igualmente el cuartel general, así como el museo, de un Regimiento del Ejército Británico, el Argyll and Sutherland Highlanders Regiment, a pesar de que dicho regimiento ya no tenga su base en el lugar. 

La mayor parte de los edificios principales del castillo datan de los siglos XV y XVI, si bien algunos edificios son incluso anteriores, en concreto del siglo XIV. 

Las defensas exteriores del castillo que dan hacia la ciudad, por su parte, datan de principios del siglo XVIII. 

A principios del siglo XIV el castillo sufrió un sitio por las tropas inglesas de Eduardo I, en el marco de las llamadas Guerras de independencia de Escocia. 

La muralla almenada, que protege la entrada al castillo propiamente dicho una vez superadas sus defensas exteriores, fue construida por Jacobo III de Escocia, constituyendo originalmente una parte del sistema de fortificaciones que rodeaba y protegía la base rocosa. 

En sus dos extremidades había unas casamatas rectangulares macizas y, en su centro, encuadrando la entrada del recinto fortificado, cuatro grandes torres circulares provistas de tejados cónicos. De esta magnífica composición subsisten únicamente la casamata y la torre principal más meridional (ahora unida al cuerpo principal del edificio), parte de los lienzos de las paredes, la entrada y la parte inferior de las torres circulares internas, así como vestigios de las externas y de la casamata y torres circulares septentrionales.

Al igual que el de Edimburgo, se sitúa sobre un inmenso peñón que en su dia formaba un volcán hoy evidentemente extinto. El aspecto imponente lo logra gracias a los escarpados precipicios que rodean tres de sus lados. 

Se alza dominando los valles que llegan del sur y que suben a las Tierras Altas y que vemos totalmente cubiertas de nieve en el horizonte. Todo el que quiera ir al norte debe atravesar estas tierras. 

Como el de la capital, está formado por un conjunto de edificios que se remontan al siglo XV y XVI en su mayoría. Fue fortaleza y morada de reyes y ha sido crucial desde tiempos inmemoriales en el control y articulación del territorio. La consecuencia más inmediata fue haber sido víctima de al menos ocho asedios. Antes de la llegada al Castillo tendréis la taberna The Port Cullis (que significa Puerta del Castillo). Actualmente, es una de las joyas históricas que atesora Escocia. 

Se entra al mismo a través de una entrada monumental añadida a la fortaleza medieval, diseñado en el siglo XVIII, para hacer frente a la nueva artillería emergente. Destaca su forma en estrella que contrasta con el resto del castillo de apariencia más medieval. Desde su parte más altas tenemos una de las mejore vistas sobre el monumento a William Wallace. No dejamos de curiosear entre casamatas y cañones y hacemos nuestras primeras fotos del entorno. En la explanada de entrada hay una estatua que representa a Robert the Bruce envainando la espada tras la batalla de Bannockburn en 1314. A continuación, en la Guardroom Square, el antiguo cuerpo de guardia del castillo, está el Royal Bourgh of Stirling Visitor Centre, cuyos audiovisuales ilustran la historia de la ciudad. Los fortines que se encuentran a la izquierda de la entrada albergan la Castle Exhibition, una pequeña exposición histórica sobre los Estuardo y sobre las investigaciones arqueológicas en curso. Tras eso pasamos por los jardines, los coquetos Queen Anne Garden, donde ellos identifican un juego que preconiza el fútbol. 

Desde los jardines de la reina Ana divisamos las zonas que en su momento se idearon para la caza y para que la misma pudiera ser vista por la corte desde el palacio. Identificamos una cerca en la que un perro y un pastor van encaminando un enorme rebaño de ovejas a un camión , y a otro que llega. Nos recuerda a las historias de los collies de Lassie el perro pastor de Enid Blyton , así como a Babe el cerdito valiente. 

Ya dentro de Palacio del castillo entramos en una de sus salas del palacio de Stirling. Descubrimos que tanto las salas como el exterior de las mismas responde al estilo del renacimiento, posiblemente en uno de las escenas más complejas y completos de todo el Reino Unido. 

Mandado construir por Jacobo V fue diseñado como escaparate del poder y riqueza del reino escocés. Entrar en estas salas es entrar en la corte. Con muebles, decoraciones e incluso personal vestido de época que nos ayudará a comprender cada detalle como el papel de las mujeres cosiendo y tocando un instrumento entre pinturas que se remiten a los Unicornios que a mi me recuerdan a la portada del libro del escritor jienense , Eslava Galán y que decoran no sólo la sala sino también una buena cantidad de escudos de armas. 

Tras fijarnos en la sala y en los corredores salimos al patio para fijarnos en la iconografía que hemos visto en un video explicativo muy instructivo sobre el papel simbólicos de los héroes en la corte de Jacobo V. Se entra al castillo por el amplio Lower Block, edificio renacentista (1496-1540) con una fachada ricamente ornamental. En su interior se hallan los apartamentos reales (Royal Apartments): en una de sus salas se ha instalado la Stirling Heads Gallery, una galería donde se exponen unos círculos originales de madera de roble (tondos) renacentistas que representan retratos de miembros de la realeza, cortesanos y personalidades clásica.

El restaurado Royal Palace, que da a dos patios, el Outer Close y el Inner Close, es la estancia más destacada. La idea era recuperar el aspecto que tendría a mediados del siglo XVI cuando fue construido por albañiles franceses bajo las órdenes de Jacobo V, quien deseaba impresionar a su nueva esposa (también francesa) y a otros monarcas europeos. El conjunto de seis estancias (tres para el rey, tres para la reina) es un derroche de color. Son particularmente notables las bellas chimeneas, los discos de roble pintado que se han reproducido en el techo de la sala de audiencias del rey, y la serie de tapices que han sido tejidos según modelos originales que se conservan en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y representan la caza del unicornio (una metáfora cristina) con gran belleza.

Vemos en el patio una excursión de escolares y pasamos desde el patio al gran salón construido como edificio anexo. En su día el lugar de grandes celebraciones de la corte del castillo. Su fachada, pintada en amarillo, crea un efecto óptico dorado en la lejanía, símbolo de la realeza. Su interior asombra por sus dimensiones descomunales. El edificio dispone de una techumbre de entramado gótico realizada en roble, que junto con las cinco chimeneas monumentales crean un ambiente aristocrático.

La Great Hall es una sala gótica construida por Jacobo IV aunque muy restaurada, con estupendos techos de madera. Enfrente está la Grand Battery. Desde los vanos de las almenas se puede disfrutar de las hermosas vistas de la ciudad y la región. Nos hacemos unas fotos sobre los tronos del rey y de la reina. 

Detrás de la Great Hall está el Inner Close, al que dan la Chapel Royal, la capilla real construida en 1594 por en príncipe Henry, primer hijo de James VI y Mary de Guise, con cubierta de madera también restaurada; fue remodelada con motivo de la llegada de Charles I al castillo en 1633 y conserva la pintura mural original obra de Valentine Jenkins de 1628-1629.

También entramos en King's Old Building, que alberga el Museum of the Argyll o el museo de los Highlanders en lo que se conoce como The Argyll & Sutherland Highlanders Regimental Museum, un museo dedicado al regimiento de los highlanders, que participaron en varias guerras durante los siglos XIX y XX. El museo explica la historia de este célebre regimiento desde 1794, incluida su famosa acción defensiva en la batalla de Balaclava (1854). Se trata de un museo dedicado al hogar espiritual de este regimiento militar. Uno de los regimientos más galardonados del Reino Unido, que ha participado en guerras como la Civil Española o las dos Guerras Mundiales. Trajes, armas, condecoraciones, fotografías y otras curiosidades, son parte de la exposición permanente de este museo. 

Tras eso vemos que nos quedan las antiguas cocinas del castillo  que se usaban para dar de comer a la gente en el salón anexo en las grandes celebraciones, es normal que esté asociado a unas cocinas de similares tamaño. Estas se encuentran en la parte este de la fortaleza y estas llenas de elementos y videos para entender didácticamente su finalidad y uso. Al entrar una impresionante escenografía nos recibe y nos mete de lleno en el ajetreo de un día de celebración. De forma casi inadvertida, aprendemos que platos, ingredientes y como cocinaban en un día de evento en estas Great Kitchens (Grandes Cocinas), que recrean con gran realismo el bullicio y la empresa de cocinar para el rey.

En las casamatas rectangulares macizas que se abren en la muralla inferior se ha montado la Tapestry Exhibition. Hasta finales de 2013 albergaron  los exquisitos tapices que representan la caza del unicornio por parte de tejedores especializados. Hoy exhiben objetos, telares y herramientas que explican el proceso para tejer los tapices y que necesitaban hasta cuatro años de trabajo.

El castillo además, tiene otros lugares de interés como son: la capilla del castillo, la cárcel del castillo, el museo de las tallas de madera o los jardines del castillo. Sobre el adarve de la muralla y escuchando a los grajos y cuervos vemos una buena panorámica del Monumento a William Wallace , el puente y leemos esa historia soprendente de aquel alquimista que quiso mostrar a la corte que podía volar. Lo hizo cayendo como una bola contra el suelo, pero , inexplicablemente, no se mató.  

Desde las murallas vemos un par de cementerios , algunos integrados en el monumentos y otros fuera del mismo. Decidimos que después iremos al de la Iglesia de Holy Rude Se trata del segundo edificio más antiguo que conserva la ciudad. 

Aunque fue fundado en el siglo XII por el mismo rey que impulsaría el Castillo de Edimburgo, David I, un gran incendio hizo que tuviera que reconstruirse en el siglo XV. Destaca la techumbre del mismo siglo, siendo uno de los techos más antiguos del Reino Unido. Por su proximidad con el castillo, ha estado siempre asociada a la monarquía. Fue el lugar de bautizos, como el de Maria Estuardo a los días de edad o incluso coronaciones como la de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, que la elevan al nivel de templos tan importantes como la abadia de Westminster. Actualmente consagrada al culto presbiteriano, dentro de la rama de la iglesia de Escocia (Church od Scotland).


Sin embargo, resulta más evocador el cementerio antiguo de Stirling que ocupa una suave depresión entre la iglesia y la fortaleza, se asienta el impresionante cementerio de la “Old Town”, de una excepcional importancia dentro del paisaje histórico que ofrece la ciudad de Stirling. Se trata de un cementerio evocador y romántico que invita a pensar en la muerte y en los muchos fantasmas de Escocia, como la Dama Rosa del Castillo, quien ha sido vista por varios soldados, y el motel Settle Inn cerca del castillo el cual es uno de los lugares fantasmales más famosos de Escocia.  

No es un cementerio cualquiera, se podría decir, que es como una mezcla de paisajes asombrosos, historia, arquitectura, naturaleza, cultura e imponentes obras de arte Los monumentos mortuorios y las personalidades que son recordadas en este camposanto son algunos de los más destacados de la Historia de Escocia y, por supuesto, para la de Stirling. 

Los monumentos mortuorios y las personalidades que son recordadas en este sacrosanto espacio han sido cruciales para la Historia de Escocia. La cúpula alberga el monumento a los mártires que está cuidando de dos niñas pequeñas (hijas de Gilbert Wilson, un episcopaliano, el cual no fue apoyado por sus hijas porque seguían las creencias presbiteranas y por eso mismo fueron denunciadas por alta traición y sentenciadas a muerte por ahogamiento (a las niñas les ofrecieron la libertad por renunciar a sus creencias y lo rechazaron). La verdad, es que el sitio es impresionante siendo este uno de los más representativos de este espacio. No dejemos de dar un paseo por este cementerio que se ha convertido en uno de los mayores parques públicos de la ciudad.



También se puede ver la prisión Victoriana cuya extrema necesidad de espacio en la antigua carcel, “Tolbooth”, propició la construcción de esta nueva a mediados del siglo XIX durante el período que da nombre al edificio “victoriano”. Las condiciones de vida de esta nueva prisión mejoraron notablemente estando en uso hasta 1935 como prisión militar. Esta prisión fue restaurada en los años 90´s del siglo pasado.

Actualmente alberga exposiciones sobre las condiciones de las cárceles modernas en Escocia por cierto allí a la entrada está la oficina de información que no te informa sobre ella.

Desde lejos vemos tanto el Monumento a William Wallace  como el Puente de Stirling. Desde la explanada del castillo obtenemos una de las mejores vistas sobre el monumento del que es héroe escocés por antonomasia, William Wallace. El monumento a William Wallace o National Wallace Monument, vemos que es una torre monumental completada en 1869 y situada en la cima del monte Abbey Craig, cerca de Stirling, en Escocia. Conmemora la figura de William Wallace, un soldado escocés del siglo XIII que luchó contra el Rey Eduardo I de Inglaterra en la Guerra de la independencia de Escocia. La torre se construyó gracias a una campaña de recaudación de fondos, en medio de un renovado sentimiento nacionalista escocés durante el siglo XIX. 

Además de esta suscripción pública, también fue financiado por algunos patronos extranjeros, incluido el líder italiano Giuseppe Garibaldi. Fue completado en 1869 siguiendo los diseños del arquitecto John Thomas Rochead, y consiste en una torre de arenisca de unos 70 metros de alto, en estilo gótico victoriano. Se sitúa en lo alto de la colina de Abbey Craig, una peña que se eleva sobre la Abadía de Cambuskenneth, y desde la cual se dice que William Wallace observó al ejército inglés, antes de la Batalla del Puente de Stirling. 

Para acceder al monumento es necesario ascender a la colina, y a su vez puede subirse a lo más alto del monumento a través de los 246 escalones de su escalera de caracol. Desde lo alto se pueden observar las vistas de las Ochil Hills y del valle del Río Forth. 

En el interior de la torre también se conservan diversos objetos que se dice que pertenecieron a William Wallace, como su Gran espada de batalla de 1,67 metros de longitud 

En 1997 se instaló una nueva estatua en honor a William Wallace al pie de la colina del Monumento, junto al aparcamiento de coches. Por debajo de ella se adivina la Cambuskenneth Abbey las ruinas de una abadía agustiniana de 1147. La única parte que queda intacta es la torre. 

También desde el adarve vemos el puente de Stirling,  lugar de la batalla del Puente de Stirling  uno de los enfrentamientos más importantes de la guerras de independencia de Escocia entre escoceses e ingleses. Dicha batalla tuvo lugar el 11 de septiembre de 1297, las fuerzas de Andrew de Moray y William Wallace derrotaron a los ingleses comandados por John de Warenne, VII conde de Surrey, y Hugh de Cressingham, éstos últimos en superioridad numérica. 

Aunque Escocia había sido invadida por el ejército inglés en 1296 en la Batalla de Dunbar, el país había sido sorprendido más que aplastado. Hacia la primavera de 1297 las primeras chispas de rebelión se hicieron notar con William Wallace al frente de ella. Sus esfuerzos en el sur por animar a la población a las armas fueron imitados por Andrew de Moray en el norte. 

Algunos de los nobles escoceses también tomaron las armas, pero la mayor parte, debido a la desunión política, acataron las condiciones de no agresión de los ingleses. Los escoceses iban ganando terreno a los ingleses en diferentes escaramuzas que convirtieron a Wallace y a Moray en comandantes del ejército del Reino de Escocia y de los terrenos comunitarios. Mientras la totalidad de las tropas inglesas se encontraban en la guerra que Eduardo I libraba en Francia. 

Con la mayoría del norte de Escocia en manos de los rebeldes, John de Warenne, que controlaba aquella zona después de la invasión, tuvo que huir por el peligro que se cernía sobre él. Se unió a Hugh de Cressingham el tesorero, y juntos formaron un ejército de infantería y caballería, llegando a Stirling a principios de septiembre. 

Wallace y Moray llegaron desde el sur para reunirse con ellos, y tomaron una posición al pie de la abadía de Cambuskenneth, muy cerca del río Forth. Este río cruzaba el Castillo de Stirling, que era de importancia vital para Escocia. 

El puente de Stirling servía como enlace entre el norte y el sur del país. En vista de lo que sucedió en Dunbar en el año anterior, en donde los caballeros ingleses destrozaron al ejército escocés en campo abierto, Wallace propuso que su ejército, principalmente infantería, esperase a un lado del río para que el ejército inglés tuviese que pasar por el puente para llegar hasta ellos. Los escoceses estaban en absoluta inferioridad numérica. 

John de Warenne había conseguido una gran victoria contra la aristocracia escocesa en Dunbar, dándole confianza, pero los últimos acontecimientos con la revuelta del pueblo escocés lo había puesto en entredicho. James Stewart, lugarteniente de William Wallace propuso a Warenne que abandonara su actitud de ataque, a lo que el inglés le respondió con una carcajada. Warenne poco después mandó a dos monjes dominicos para persuadir de la rendición a los escoceses, a lo que ahora Wallace replicó: "Volved con vuestros amigos y decidles que no hemos venido aquí sino a luchar, determinados a tomar venganza y liberar a nuestra patria. Decidles que vengan aquí y que nos ataquen, estamos esperando para enfrentarnos a ellos cara a cara". 

El puente de Stirling solo tenía una anchura para que dos jinetes de la caballería pesada inglesa pudieran pasar parejos. Pese a los consejos de sir Richard Lundie, caballero escocés que estaba a favor de los ingleses, Cressingham, ansioso por entablar combate, persuadió a Warenne para que atacara con la totalidad de la caballería por medio del puente. 

Cuando los caballeros ingleses fueron al ataque hacia los escoceses, Wallace, ante el ímpetu de sus soldados, tuvo que relajarlos y pedir que esperaran a que el enemigo viniera. Mientras, Moray y sus jinetes se habían posicionado en uno de los flancos ingleses al otro lado del río. Wallace dio la orden de ataque. 

Primero los arqueros dispararon una lluvia de flechas hacia los jinetes ingleses, en el momento en que Moray embestía contra el ejército inglés partiéndolo en dos y dejando a unos 5.000 infantes y jinetes enemigos aislados. Wallace y sus guerreros salieron en tromba hacia los ingleses aislados y con sus claymore (espadas gigantes escocesas de 1,60 metros aproximadamente) los destrozaron; incluso desmontaron a muchos y los arrojaron al río, ahogándose rápidamente por el peso de sus armaduras. Warenne envió refuerzos, pero esto provocó que el puente cediera bajo el exceso de peso, llevándose a cientos de ingleses al agua que murieron ahogados, entre ellos, Cressingham. 

Los escoceses lanzaron un nuevo contraataque que causó la retirada inglesa, y el final de una batalla victoriosa para William Wallace y para Escocia. 

La batalla de Stirling fue una demoledora victoria de los escoceses liderados por Wallace y Andrew de Moray; aparte de las circunstancias de la batalla hay que decir que la infantería superó esta vez a la caballería. William Wallace fue reconocido por toda la nobleza escocesa y Roberto I de Escocia le ungió como Lord protector de los designios de Escocia. 

Por si fuera poco Wallace siguió atacando a los ingleses por el norte de Inglaterra llegando a invadir Newcastle. En marzo de 1298 fue condecorado como Guardián de Escocia. Pero tanta victoria escocesa fue demasiado para Eduardo I de Inglaterra, el cual realizó un tratado de paz con Francia y ordenó que todo su ejército en suelo francés fuera devuelto a su país para atacar a los rebeldes escoceses. En julio de 1298 los dos contingentes se volverían a enfrentar en la Batalla de Falkirk con derrota de Wallace.

Tras ver aquello aunque fuese desde la distancia seguimos nuestro periplo sobre la muy modificada ciudad. Bajo el castillo se extiende la Old Town, un tesoro maravillosamente conservado de edificios nobles y calles adoquinadas que suben hasta la muralla del castillo, desde donde se divisa un maravilloso panorama. El casco antiguo está rodeado por las murallas originales, construidas en el siglo XVI para mantener a salvo de Enrique VIII a María, reina de Escocia.

Por debajo del castillo, la empinada Old Town es muy diferente de la Stirling moderna y sus calles adoquinadas están repletas de joyas arquitectónicas de los siglos XV-XVII. Comenzó a crecer cuando Stirling se convirtió en burgo real (hacia 1124) y en los siglos XV y XVI varios mercaderes ricos construyeron sus casas aquí. Stirling ostenta la muralla mejor conservada de Escocia. Se construyó en torno a 1547, cuando el rey inglés Enrique VIII atacó la ciudad para forzar a María Estuardo a casarse con su hijo y así unir ambos reinos, un conflicto conocido como Rough Wooing (Cortejo Violento). La muralla puede explorarse por el Back Walk, un camino que la va siguiendo desde Dumbarton Road hasta el castillo. Pasa junto a los cementerios de la ciudad, donde está la Star Pyramid, una enorme afirmación de los valores de la Reforma construida en 1863, y continúa rodeando la parte trasera del castillo hasta Beheading Stone, la piedra para decapitar, hoy encerrada tras barrotes de hierro.

Nosotros tomamos por la empinada St. John's Street que baja la colina desde el castillo. Una vez vista la Iglesia de la Santa o Sagrada Cruz, pasamos a ver el edificio que había enfrente. A la derecha de la iglesia de Holy Rude se encuentra el Cowane's Hospital (49 St John Street) , un asilo construido entre 1637 y 1649 para acoger a los miembros indigentes de la Corporación de Mercaderes; en un nicho de la fachada está la estatua de su fundador John Cowane (1570-1633), un rico mercader local (y avaro prestamista de la época) que llegó a ser comisionado del Parlamento de Escocia.

Posteriormente sería utilizado como Guildhall (un edificio históricamente utilizado por los gremios para reuniones y otros fines), escuela y hospital durante el periodo de epidemias. Según una leyenda local, la estatua de Cowane cobra vida y baila en la medianoche del primer día de Año Nuevo. En esta antigua casa gremial, conocida como 'Auld Staney Breeks', se celebran conciertos en la actualidad.




En esta calle se encuentra la antigua prisión, la Old Town Jail, de 1847, que recrea las condiciones de vida de los prisioneros del pasado. La anterior cárcel estaba en el Tolbooth, donde se hacinaban los presos; en esta cárcel había dependencias individuales. En 1848 fue convertida en prisión militar. Muy cerca hay un monumento a Ebenezer Erskine (1680-1754) quien creó la Secession Church, formada por disidentes de la Iglesia de Escocia, y que tuvo muchos seguidores a mediados del siglo XVIII. La primera iglesia del movimiento se construyó aquí en 1740. De la nueva iglesia, de 1824, sólo se conserva un muro; el elaborado monumento a Erskine fue erigido sobre su tumba original en 1829.

Otros edificios interesantes en la Old Town son la Old Grammar School, en Castle Wynd, un edificio de tres plantas construido en 1788 según diseño de construido en 1788 para el diseño de Gedeón Gray y utilizado como una escuela primaria hasta 1856 cuando se convirtió en Hig School; después sería utilizado como almacén militar y actualmente es un hotel.


En Broad Street se encuentra la Mercat Cross que señala el lugar del antiguo mercado, donde tenían encuentros, celebraciones y ceremonias de la población local, como la Unión con Inglaterra en diciembre de 1706. El antiguo unicornio que remata la cruz es conocido como 'The Puggy', el enésimo unicornio.

A lo largo de la historia de Stirling, esta zona ha sido lugar de residencia habitual de mercaderes ricos y juristas, como lo demuestra la Norie's House, casa de 1671 del abogado y clérigo James Noire; actualmente es la sede de la Scottish Tourist Guides Association. Tolbooth (Stirling) Darnley's House, una casa típica en estilo de final de siglo XVI, perteneció a Lord Darnley, esposo de María de Escocia.


En 1651, cuando Stirling ya estaba ocupada por las tropas de Cromwell al mando del general Monck se convirtió en una taberna (Janet Kilbowie's Tavern).

En Jail Wynd está el Tolbooth, construido originalmente como casa en 1705 por William Bruce, arquitecto que también diseñó Holyrood House en Edimburgo. Durante los siglos siguientes, el edificio fue utilizado como ayuntamiento, cárcel (anterior a la Old Jail Town) y palacio de justicia, e incluso acogió un parlamento durante el reinado de James VI. En 2002 se abrió como un espacio para cultural para conciertos y artes escénicas, tras un programa de restauración ambicioso dirigido por el arquitecto Richard Murphy, quien mantuvo el exterior y modificó el interior para adaptarlo a su uso actual.

Seguimos bajando la cuesta por S. John Street y su prolongación Spitall Street en paralelo a Baker Street viendo los restos de la antigua ciudad de Stirling con sus pequeños callejones similares a los de Edimburgo.

Son dos close pequeños que te llevan a una calle algo más comercial, Baker Street. Desde allí desembocamos en King´s Street, en cuya esquima hay lo que parece un edificio en triángulo presidido por la imagen, ¡cómo no! de William Wallace al pie de una torre central con un enorme reloj.

Siguiendo esta calle adivinamos que estamos ya en la Newtown local y me alegro de ver un edificio que en la actualidad es la sede de los Rotary . Se trata del edificio The Golden Lion que en su momento hubo de ser un edificio vinculado con el comercio de exportación e importación por lo que indica su fachada que usa como reclamo los vinos y las bebidas espiritosas.

Seguimos hasta llegar a Murray Place y en vez de tomar a la izquierda nos vamos a la derecha. La idea, equivocada por otro lado de llegar al puente siguiendo el recorrido del río Forth. Lo cierto es que caminamos un rato sin dar con ello , aunque nos fijamos en un par de sitios. Una carnicería que entre sus productos estrellas ofrecen los míticos  haggis y un tienda de restauración que ofrece Fish & Chips. Se llama Blue Lagoon y está en una esquina de Port Street, la antigua y actual calle comercial de la ciudad. Allí paramos y , obviamente, pedimos un fish & chips.

Tras eso nos dirigimos a un área de compras. Se trata de un inmenso centro comercial, inmenso, insisto. Se trata creo que The Thistles Shopping Center para buscar relagos para nuestros hijos, a pesar de que ayer apostamos por comprar tres sudaderas.

Al entrar descubrimos que se trata de lo que yo considero las nuevas catedrales, espacios que cobijan todo tipo de negocios. Entremos en una tienda de deportes, posiblemente intersport. De allí salimos con ropa deportiva para vestir a medio equipo. Igualmente después encontramos otra en la que también compramos una preciosa camiseta de rugby de la selección de Escocia, así como un gorro escocés para mi mujer.

Una vez realizadas las comprar nos dirigimos a lacercana estación de tren que parece recordarme las estaciones y edificiones coloniales que he visto en otros espacios ocupados por los británicos fuera de sus fronteras y puntualmente llega el tren y subimos.


Las estaciones van pasando Larbert, Falkirk,   Linlitgoth, Edinburgh Haymarket y Edinburgh Waverley. Llegamos a la estación y salimos al exterior. El viaje ha sido cómodo, perfecto.

Nada más llegar salimos al exterior y nos metemos en los Princess Gardens que hasta ahora no hemos podido visitar. Se trata de un parque público que se encuentra en el centro dela ciudad y a los pies del Castillo de Edimburgo.

Los jardines fueron creados en la década de 1820, tras la fundación de la Newtown y tras el drenaje del antiguo lecho del Nor Loch, un lago situado en el centro del actual Edimburgo que se encontraba altamente contaminado tras años de vertidos de aguas residuales procedentes de la Ciudad Vieja Los jardines se distribuyen a lo largo de la parte sur de la Princes Street y quedan partidos por The Mound, una colina artificial construida para conectar la parte nueva y vieja de la ciudad de Edimburgo. La parte este del parque ocupa desde The Mound hasta Waverley Bridge, sumando un total de 34.000 m² (8'5 acres). 

Los West Princes Street Gardens son mayores, alcanzando unos 120.000 m² (29 acres), y se extienden hasta las iglesias de St. John's y St. Cuthbert's, cercanas a Lothian Street. Los Princes Street Gardens desarrollan un papel principal en la vida de la ciudad, sirviendo de punto de reunión y recreo para sus habitantes. Asimismo, suele albergar conciertos de música que se celebran de forma regular en el quiosco de Ross, así como otros actos de las celebraciones del Hogmanay. Los jardines están decorados con muchas estatuas y monumentos, especialmente en la franja que linda con el sur de Princes Steet. 

El más destacado de ellos es el ya comentado Scott Monument, construido en 1844 en honor del escritor Walter Scott. En la zona este de los jardines también hay estatuas dedicadas a David Livingstone, al editor Adam Black y al profesor John Wilson. En la zona oeste hay estatuas erigidas en honor a Allan Ramsay, Thomas Guthrie y James Young Simpson y otros monumentos, como la Fuente Ross y el quiosco de música, el Memorial escocés de la Guerra Americana y un reloj floral.

Tras dar un breve paseo por los mismos salimos a la explanada de los museos y subimos a la ciudad por las escalinatas que nos acercaron a The Castle el primer día. Sin embargo, en vez de tomar la calle del primer día que nos llevaba a la explanada del Castillo nos metimos por uno de los infinitos callejones que nos llevó de lleno a la Milla Real y viendo como se aproximaba la caída del día, con un intensa luz que reverberaba sobre las paredes de las casas cercanas al espacio dedicado al Festival de Edimburgo y a la Catedral de Saint Gilles decididmos encaminarnos hacia la Grassmarket de paseo. Tras bajar por la Johnston Terrace llegamos hasta las estribaciones de Victoria Street y de pronto descubrimos a uno de los personajes que con más encanto ha surgido de Edimburgo y sus Close. Hablamos de Harry Potter. El encuentro con Harry Potter y su mundo generó en mi mujer y en mi fuertes sensaciones.

Victoria Street es una calle llena de color. Con su pendiente en forma de C, que conecta el puente George IV Bridge con Grassmarket, para muchos Victoria Street es la calle más bonita de Edimburgo y desde luego una de las más pintorescas. Aunque Victoria Street se diseñó en el siglo XVIII para crear un acceso hacia la Royal Mile desde el oeste de Edimburgo, West Bow, la parte inferior de la calle, se remonta a tiempos medievales. Algunos rincones del pasaje, como las escaleras que suben hacia Lawnmarket y la Royal Mile, todavía conservan parte del trazado antiguo. Un lado de la calle está estructurado en dos niveles distintos.

El nivel superior, con una terrazas de restaurantes y edificios más altos, desemboca en la Royal Mile, así que tienes dos modos de llegar a Victoria Street: a través de la Royal Mile, y a través del puente George IV Bridge.

Lo más inconfundible de Victoria Street son las fachadas de colores de la parte baja, que cobijan en su interior un sinfín de pequeñas tiendas independientes, así como bares y restaurantes. Desde el siglo XIX, esta calle de la Old Town albergó talleres de artesanos de todo tipo: peleteros, hojalateros, herreros, carpinteros…

La mayoría abandonó la zona en los años 60, pero Victoria Street no ha perdido su relación con el comercio.Alegres tonalidades que contrastan con la arquitectura tradicional y los suelos empedrados de la zona, y que confieren a la calle un aire singular, casi de cuento.dicen que J.K. Rowling se inspiró en esta calle para crear el bullicioso Callejón Diagón de los libros de Harry Potter, lleno de comercios para los magos. Además, desde el nivel superior de la calle verás, en el horizonte, el colegio George Heriot, que es probable que sirviera de base para Hogwarts. Tras alucinar un rato, como mugles que somos decidimos bajar al suelo a la plaza que el pasado sábado estaba inundada por suppoters de Wales.

Tras pisar nuevamente Grassmarket, la plaza de la Old Town a los pies del castillo ha sido uno de los lugares más macabros de la ciudad: de hecho, aquí tenían lugar las ejecuciones públicas sobre los patíbulos. Grassmarket está ligada al comercio desde hace 400 años, siendo también denominada 'de la Hierba', por ser el lugar a donde se venía a comprar la comida para el ganado. Pero también a episodios de linchamiento, desórdenes y disturbios. durante el siglo XVII, muchos de aquellos Covenanters que firmaron en 1638 su renuncia al papado y la separación definitiva de Iglesia y Estado fueron ahorcados en esta plaza. 

En un close que desemboca en esta plaza tenían su guarida dos conocidos exhumadores de cadáveres y asesinos que atraían a sus propias víctimas - hasta 16- para procurarse cadáveres para vender al respetadísimo médico Robert Knox y a la Facultad de Medicina de la Universidad, donde servían para la disección. Capturados y condenados fueron ahorcados precisamente en esta plaza.Sobre uno de los extremos de esta plaza, de forma irregular y alargada, aún se conserva una especie de plataforma algo elevada, en piedra y de planta circular, donde se ajusticiaba a los culpables colgándolos de una horca. Hoy la horca no existe, pero la ciudad ha querido reproducir su figura en el suelo con el adoquinado, en recuerdo de aquellos años en los que se usó, quizás con demasiada frecuencia. A pesar de esta macabra historia hoy la plaza es una aglomeración de restaurantes, pub y locales y constituye una de las diversiones de la Old Town.


Mientras caminábamos por la misma algo sorprendente, pero que cabía esperar al encontrarnos frente al Apex Hotel con una amiga del trabajo y de la ciudad. De hecho yo sabía que estaba allí, pues días antes de salir me encontré con ella y al contarle que nos íbamos de puente a Edimburgo , me dijo que ella también, pero con amigos de Málaga. Nos comentó la posibilidad de hacer un tour del terror que había contratado pero nuestros intereses iban por otro lado.

Tras salir de la plaza y dar por concluido el tema de las compras una vez que la sudadera que buscábamos no tenía la talla requerida, decidimos ir por la zona del primer día, el West Port. hasta llegar al Lothian Road, En vez de entrar en un pub - al The Bier and Kitchen- como el primer día optamos por ir a la Filmhouse. o Center  for the Moving Image  con un magnífico café. Efectivamente era un espacio acogedor y  que apostó por el cine independiente en 1978 . Allí además de ver su información y su cartelera en la que se anunciaba el estreno de Trainspotting 2, whatsappaeamos un poco con hijos y amigos y descansamos. 



Tras salir a la calle , ya totalmente oscura vimos nuevamente el Usher Hall con toda su oferta cultural , y avanzamos sobre el Shakespeare´s hasta llegar a la Parish Church of Saint Cuthbert con su cementerio.

El edificio de la iglesia está situado al este de Lothian Road, en el centro de Edimburgo, al pie oeste de Castle Rock , en el extremo oeste de Princes Street , pero muy por debajo del nivel de la calle, a diferencia de su contraparte más moderna, St John's. Vistas desde el norte. La iglesia está rodeada por su cementerio, que agrega un valioso espacio verde en el centro de la ciudad, enlazando visualmente a Princes Street Gardens en su lado este. El edificio más viejo de Edimburgo en términos de la fundación.

Una iglesia medieval de St. Cuthbert se menciona en 1127 (posiblemente rededicated por St. Margaret ). Los primeros mapas que muestran a la iglesia generalmente se refieren a ella simplemente como Iglesia del Oeste. El cementerio original estaba restringido a un área al suroeste, ahora un pequeño montículo en relación con el resto del cementerio. Esto se conoció últimamente como "Bairns 'Knowe" (colina de los niños), ya que a menudo se utiliza para el entierro de los niños. Los expedientes demuestran que esto estaba abierto al campo hasta 1597, y las ovejas y los caballos pastarían aquí. Entonces se construyó un muro alrededor del cementerio. En 1701 se añadió suelo al oeste y noroeste, simultáneamente con una remodelación de la iglesia, que se registra como algo abandonado desde el período de la Guerra Civil inglesa .

En 1863 el cementerio entero fue cerrado bajo orden del recién nombrado Oficial Médico de Salud , siendo entonces el cementerio considerado "completamente lleno". La iglesia, sin embargo, se negó a cesar el entierro, considerando una fuente viable e importante de ingresos. En 1873 la iglesia, en un caso raro, fue llevada a la corte por "permitir que existiera una molestia (según se define) bajo la Ley de Salud Pública de 1867 , siendo ofensiva y perjudicial para la salud". Esto todavía no afectó el cierre. En 1874 se les ordenó cerrar por el Consejo (entonces conocido como la Corporación de la Ciudad), pero sólo lo hizo después de un año de nuevas apelaciones.

El cementerio es impresionante, con cientos de monumentos dignos de atención, incluyendo uno a John Grant de Kilgraston (cerca de Perth ), otro al matemático John Napier (1550-1617) de Merchiston, inventor de logaritmos y un mausoleo gótico de tres bahías de los Gordon de Cluny por David Bryce .  

Tras un breve paseo por Princes Street marchamos hasta Rose Street, una calle en la Ciudad Nueva de Edimburgo , Escocia. Es una calle estrecha que corre paralela entre Princes Street y George Street . Hoy en día, es principalmente una calle comercial, sin embargo, es bien conocido por contener un gran número de bares.

La calle Rose fue construida de 1770 a 1781 como una calle secundaria que se extiende de este a oeste desde St Andrew Square hasta Charlotte Square en el lado sur de George Street. Su nombre "Rose" es una contrapartida a la carretera al norte de la calle George, la calle Thistle, que representa la rosa de Inglaterra y cardo de Escocia, típico de la designación patriótica de la época. La calle fue peatonal en la década de 1980.

Fue apodada la "Milla de Ámbar" por los promotores del turismo debido a los muchos bares y casas públicas a lo largo de él. Esto fue en parte en referencia a la Royal Mile , pero era engañoso ya que no es ni una milla inglesa ni escocesa de longitud.

De cualquier manera lo primero fue ir a los jardines al fondo de la calle en lo que se conoce como Charlotte Square. La plaza se encuentra en el extremo oeste de George Street y fue pensado para reflejar Saint Andrew Square al este. Los jardines son privados  y tienen en el centro una estatua ecuestre del príncipe Albert, No son accesibles al público como pude comprobar. 

Inicialmente llamado Saint George Square en el plan original de James Craig , fue renombrado en 1786 despuéscon el nombre de la primera hija Jorge III para evitar la confusión con George Square, en el sur de la ciudad. Charlotte Square fue la última parte de la fase inicial de la Ciudad Nueva que se completará en 1820. Gran parte de ella fue para el diseño de 1791 de Robert Adam , que murió en 1792, al igual que la construcción comenzó. En 1939 se creó un refugio de ataque aéreo muy grande bajo el lado sur de los jardines, al que se accede desde la calle hacia el sur.

En 2013, el lado sur fue reconstruido en un esquema galardonado por Paul Quinn, creando un gran espacio de oficinas nuevo detrás de una serie restaurada de casas. La Edinburgh Collegiate School se encuentra en Charlotte Square. Las rejas alrededor de los jardines fueron removidas en 1940 como parte del esfuerzo de la guerra. Los actuales barandales datan de 1947. Sobre la plaza se abre Bute House, la residencia oficial de la Primer Ministro de Escocia .El pionero del teléfono, Alexander Graham Bell , nació en la cercana calle South Charlotte. La veré más atentamente mañana, hoy empiezo a estar cansado y hace frío.

Una pinta, la última en The Gordons Arms, un pub dedicado al un militar escocés admirado hasta por Churchill. Nada que ver con el pub del día anterior. Aquí tranquilidad infinita y buena cerveza.

Desde allí además de intentar encontrar un pub que le habían recomendado a mi mujer, pero descubrir que se ha asentado en la calle uno de los bares, supongo que franquicias de Jamie Oliver, lo cierto es que ante la duda apostaos por ir a uno de los que hasta ese momento se había mostrado más auténtico como fue en el que habíamos cenado el día anterior , el The Standing Order, que también tiene entrada por George Street, uno de los pubs más conocidos de Edimburgo. 

Un local con encanto y una carta a precios muy asequibles. Antes de que la cadena JD Weatherspoon lo convirtiera en un pub en 1997, el edificio de The Standing Order (en español, ‘orden bancaria’ o ‘transferencia periódica’), albergaba una de las sedes del banco Union Bank of Scotland. La grandeza de la construcción (se trata de un edificio neoclásico construido entre 1874 y 1878)

La grandeza pervive en el restaurante, con una imponente sala central abierta y de techos altos y varias habitaciones más pequeñas. En una de ellas se encuentra el rincón más buscado del pub por los que lo visitan por primera vez: la antigua caja fuerte del banco, que se ha conservado aunque nosotros apostamos por una de sus dos bibliotecas.

La decoración y el ambiente, muy animado a cualquier hora y en especial  el día de ayer en el que todavía quedaban muchos galeses creando una atmósfera acogedora. Pero, además, la carta de comidas y bebidas ejerce también de poderoso reclamo. Uno de los platos estrella de The Standing Order son las hamburguesas. 

El funcionamiento para pedir la comida es el siguiente: elige una mesa, fíjate en el número y pide en la barra, indicándolo. Cuando la comida esté lista, los camareros te la llevarán a la mesa. Eso sí, se pueden equivocar o ellos o nosotros. En esta ocasión fuimos nosotros y nos dieron las de otra mesa, en mi caso una texana, cuando yo había pedido una escocesa. En vez de haggis comí beans con la hamburguesas, pero después de un largo día, por tierra y por tren. Ya estaba cansado. 

Al salir a la calle sentí frío y lo decidimos. Nos vamos al hotel. Tras un breve paseo hasta nuestro hotel mientras me queda "arresio de frío" sólo pensaba en la dicha calentita. Buenas noches.




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