sábado, 16 de agosto de 2014

Mariona Rebull, señora de Rius



Este año , prácticamente, lo comencé viendo a  través del fondo documental que tiene en red televisión española una serie que recordaba vagamente, y que no pude ver de niño, pero de la que recordaba su nombre. Se llamaba La Saga de los Rius. Curiosamente la tuve que ver en catalán, idioma que respeto y no manejo, pero que si me esfuerzo entiendo. La serie fue vista y comentada y , ligeramante, recordaba quien era su autor y su proagonista femenina. La masculina indudablemente era el señor Rius, Don Joaquín. Pero el inolvidable nombre de la protagonista femenina es quien da título a la obra firmada por  Ignacio Agustí. El título, vale, lo digo: Mariona Rebull.

Mariona Rebull es una obra del escritor español Ignacio Agustí publicada en 1943. Pertenece a su más famosa saga La ceniza fue árbol, publicada entre los años 1942 y 1972 compuesta por otros cuatro volúmenes: El viudo de Rius, Desiderio, Diecinueve de julio y Guerra Civil.
La idea central de esta novela gira en torno al fracaso matrimonial entre Mariona y Joaquín Rius, quien sólo se casó para mejorar su posición social, hombre sin inteligencia emocional alguna y alejado de la idea del amor. Mariona, desde muy joven, se enamorará de quien no la quiere, en este caso un político que. finalmente, parece decidido a quererla: Ernesto Villar.

Una historia de amor con dos partes claramente diferenciadas: el noviazgo entre Joaquín Rius y Mariona y el matrimonio que fracasa y deriva en adulterio femenino, uno de los temas de la novela del siglo XIX, que el autor recupera, poniendo especial énfasis en los tres personajes del triángulo: el marido austero y aburrido, la mujer insatisfecha y soñadora y el amante frívolo y vividor.
En este triángulo amoroso y enmarcado en el inicio de la revolución textil catalana de finales de los años cercanos a la exposición de Barcelona de 1888 y los iniciales del siglo XX transcurre esta historia de celos y tensiones coyungales que se mueve entre la historia de una laboriosa ciudad y el retrato de los ambientes burgueses de Barcelona que vive como lo titula Luis Racionero su "belle epoque" en torno al año 1900 y que tiene como epicentro de la vida social, con sus bailes, puestas de largo, veraneos campestres y, - ¡ahí Millet, lo que has cargado!- el Liceu de la capital catalana.
Una obra absolutamente digerible, con el gusto por un lenguaje algo engolado como el que podía ser el de la época y aunque Agustí creía que la novela como género poseía unos rasgos inmutables (narrador omnisciente, orden cronológico, descripción y caracterización de los personajes), su propia trayectoria narrativa confirma suficientemente que la novela realista del siglo XX tampoco en su lenguaje podía ser idéntica a la escrita en el XIX. El estilo de Agustí, el tono lírico de su prosa, con su adjetivación profusa y reiteradas imágenes vanguardistas, son muestra inequívoca de ello. Como dice Racionero este libro es como un ballet descrito "Un canto del cisne".

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