Hay personas que se leen una normativa en diagonal. Con ello se quedan con la satisfacción de dar cumplida su obligación de la lectura de un texto legal de su incumbencia teniendo con ello un conocimiento somero de la esencia de la disposición. Otras leyen en diagonal pues no le interesa en gran medida lo que leen, y , sin embargo, no están capacitados moralmente para abandonar ante un libro que no te interesa mucho.
Si en una lectura convencional -y concentradísima- podríamos alcanzar las 250 palabras por minuto, existe una aplicación "Spritz" que promete cubrir pasajes que abarquen entre 600 y 1.000. Como se decía en un artículo del diario "El País" es una aplicación amplía con un zoom la palabra crucial y dentro de ésta, la letra clave con la que la podríamos identificar. Y luego otra. Y otra. Muy rápido. Más rápido. Además, ahorra la subvocalización (esa vocecita interior que oímos incluso aunque estemos leyendo en silencio). En ese mismo artículo, Jan Martí, de la editorial Blackie Books, afirmaba que “Prefiero hacer una lectura salteada, leer trocitos… Una mente entrenada acaba fijándose en lo importante y acabas construyendo la trama sin dificultad. Pero lo que más me interesa al principio no es eso, sino el tono”.
Eso es, más o menos, lo que yo he hecho en este libro del decimonónico milanés Alessandro Manzoni, publicado por Bruguera Libro amigo, y que cuenta con una nota introductoria de Leonardo Sciascia, quien me marcó el camino hacia esta terrible obra que es "Historia de la columna infame". De ahí el título de esta entrada.
Se trata de una obra breve surgida de la pluma de un escritor del siglo XIX, quien recrea un proceso judicial desarrollado en la ciudad de Milán, que en aquel tiempo estaba bajo la administración de los Austrias. Esta obra se considera precursora de las novelas sobre la investigación de los procesos judiciales.
Los hechos aconteciados en el año 1630 y vinculado con una epidemia de peste que afectó a la ciudad y de cuya propagación se culpan a un grupo de personas a las que "a priori" ya se les considera culpables , especialmente, una vez que entra en escena la tortura legalizada por unos jueces que están al lado de los criminales.
Tras la tortura, la condena y con ella el derribo de una casa de uno de los encausados / condenados / "ajusticiados" de ser los "untadores" y sobre el solar sobre el que estaba la casa se levantará una columna para recordar la infamia realizada por los condenados. Sin embargo, Manzoni realmente, nos cuenta que lo realmente infamante de toda aquella historia, fue el proceso, la obtención de declaraciones y la condena arbitraria de unos hombres acusados de ser propagadores de la plaga.
En 1985, el escritor Alfonso Sastre, publicaba igualmente en el diario El País un artículo en el que llevaba al presente la barbarie del pasado , y dice "Transferido el tema a nuestro tiempo y a nuestros países, ahí están quienes atribuyen a la promulgación de ciertas leyes especiales, como la llamada entre nosotros ley antiterrorista, poco menos que la agencia de la tortura, o al menos su consolidación y su proliferación, frente a quienes plantean los casos de tortura como ciertos excesos personales de algunos raros funcionarios, cosa que podría darse indistintamente con esta o aquella legislación. Tal parece ser la opinión del ministro Barrionuevo, con lo que ciertamente arroja gruesas piedras contra su propio tejado personal; pues, ciertamente, su gestión ministerial podría entenderse, a ese tenor, con juicios muy peyorativos para su persona y, por tanto, exculpatorios del organismo político del que él forma parte (una parte muy desagradable, ciertamente). En realidad, es más cierto lo que ha escrito Jesús Ibáñez en un reciente artículo: que si el espacio es curvo, no se puede dar en él una línea recta. La física nos provee, en ocasiones, de preciosas metáforas; así es en este caso".
Pensaba Alessandro Manzoni que la tortura era un asunto del pasado ¡qué lejos queda de la realidad - pensemos en el mundo, desde Afganistán a Venuzuela, pasando por Corea del Norte o Sirio, o ¿quién sabe dónde y no tan lejos?- ese idealiso del XIX". Por último, otro punto que deja bien subrayado Manzoni es el del efecto terrible que en el proceso produjeron las promesas de impunídad. Leonardo Sciascia, muy certeramente, asocia ahora aquellas promesas a la política de arrepentidos que en Italia se desarrollaron en los ochenta en su país , en relación con los Brigadas Rojas. Y Sastre concluye: "De manera que si leemos, aún hoy, esta Historia de la columna infame -y se puede hacer en cualquier momento, y no porque este año Manzoni sea objeto de una cierta efeméride-, lo que suscita en nosotros tiene mucho que ver con los debates de nuestra época".
No hay mucho más que contar de la obra, pues , si bien , es cierto que como documento decimonónico Manzoni nos desvela la falta de base juridica de muchos procesos, la brutalidad de las torturas y suplicios, el peso enorme de lo irracional en la sociedad moderna o de la brutalidad e impunidad del poder. De todo el poder, un singular y en plural. Un saludo.
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