He tenido durante treinta años el libro que me acabo de terminar en la librería de mi cuarto en casa de mis padres. Pertenecía a la colección RTV de Salvat y fue el primero de esa colección creada por Don Benito, "el Garbancero", y que realmente le dio la gloria al novelista español, uno de los más grandes de finales del siglo XIX español.
Trafalgar es la primera novela de la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.
No ha sido, ni mucho menos, mi primer encuentro con el novelista canario, pero sí el que he hecho de hacerlo voluntariamente, pues ya en 1987 me leí, por petición oficial, su primera obra, que siempre he pensado que pertenecía a los Episodios, aunque no es así. Se trataba de La fontana de Oro, una obra magnífica para entender la trata conspiranoica que siempre ha estado presente en el pais.
Los Episodios Nacionales son una gran crónica del siglo XIX que recogía la memoria histórica de los españoles a través de su vida íntima y cotidiana, y de su contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país. En los mismos el escritor va mezclando la ficción con la realidad en un intento de acercar el conocimiento de la historia mediante la literatura. Practicamente creando un género: el de la novela histórica.
¿Por qué he elegido Trafalgar? La razón viene de antiguo, siempre ante mis ojos y siempre relegada. Sin embargo, en 2005 Arturo Pérez Reverte presentó una novela con el mismo título que parecía inspirarse en el clásico galdosiano. Así que desde entonces el interés estaba ahí. Al recuperar este verano a Baroja, ¿cómo iba a dejar a Galdós? No podía. Así que dicho y hecho.
Trafalgar se incluye dentro de lo que se conoce como la primera serie (1873-1875) de esos episodios y que tine como protagonista a Gabriel Araceli.
Como historia narra la historia del joven gaditano Gabriel de Araceli, que a los 14 años se ve envuelto en la batalla de Trafalgar como criado de un viejo oficial de la Armada en la reserva.
La acción discurre frente a las costas de la provincia de Cádiz, en unas jornadas de octubre de 1805, bajo el marco de las guerras napoleónicas.
Como introducción a la historia central se describen en los primeros episodios del libro la vida de Gabriel, un niño gaditano huérfano de padre y madre, que juega junto a los otros niños de su edad en su localidad natal.
Tras perder a su madre decide huir de su casa pus el pariente que le queda, su tío, es un personaje de mucho cuidado, y recala en Vejer de la Frontera, donde el viejo capitán de navío Don Alonso Gutiérrez de Cisniega, un capitán de navío retirado cuya devoción por su patria es tan grande como su amor por los barcos, lo acoge en su familia con su crítica esposa y su hija Rosita, primer amor juvenil de Gabriel.
Ante los inminentes preparativos de la Batalla de Trafalgar, Don Alonso y Marcial, un viejo contramaestre, desean enrolarse en la batalla, pese a la firme oposición de la esposa de don Alonso, Doña Francisca.
En esos preparativos vamos conociendo el pasado marinero de Don Alonso y Marcial, que recuerdan sus viejos tiempos de mar y su participación en episodios previos de la historia naval española.
Junto al pasado, el presente con la descripción del novio de Rosita, con el que estaba comprometido, Rafael Malespina, llega y anuncia que ha sido llamado a filas como artillero de Marina, ante el alborozo de los hombres y la desazón de Doña Francisca.
Al llegar a Cádiz, Gabriel renueva sus amistades y rememora la Cádiz de su infancia. Alojados en casa de una prima de don Alonso favorable a sus proyectos, doña Flora, Gabriel y Don Alonso deciden ir a la batalla.
Se nos describen los preparativos de la Batalla de Trafalgar, los temores (luego confirmados) de los marineros sobre la táctica del almirante Villeneuve, y se nos cuenta cómo Gabriel y Don Alonso acaban en el Santísima Trinidad, el buque insignia de la Armada Española y orgullo de la flota franco-española..
A pesar de los esfuerzos de la marinería española, en la que se incluye Gabriel, la batalla se pierde. La armada formada por navíos franceses y españoles es aniquilada casi por completo y miles de soldados perecen en el mar a causa de la incompetencia de los mandos, especialmente los franceses. A pesar de ello se escriben con detalle las muertes de los principales marinos españoles participantes (Churruca, Valdés,...) y la lucha con honor e navegantes y marinería española.
Entre las peripecias posteriores se encuentra el hallazgo de un malherido Malespina, del tío de Gabriel que maltrataba a su madre y de un moribundo Marcial, además de un naufragio.
Entre las peripecias posteriores se encuentra el hallazgo de un malherido Malespina, del tío de Gabriel que maltrataba a su madre y de un moribundo Marcial, además de un naufragio.
Cuando al final de la obra Gabriel trata de reunirse con don Alonso, un marinero le describe la realidad de la marina española y la mala planificación en la que oficiales y marinos no reciben sus pagas, a pesar de que el gobierno les exige luchar para defender el país; la burocracia, la mala gestión y el desprecio por el pueblo se ponen de manifiesto en un episodio que retrata lo peor de la política y la sociedad españolas de principios del siglo XIX.
Tras un embrollo causado por el trolero padre de Malespina, el joven vuelve a casa para desposar a su Rosita, al igual que Gabriel y Don Alonso.
Gabriel es mandado por Doña Francisca a atender a la pareja en Medina Sidonia , pero acaba escapándose y decide ir a Madrid a probar fortuna.
Gabriel entiende que las historias acerca del valor y el arrojo no son más que mitos que se tejen alrededor de una carnicería; «el heroísmo es casi siempre una forma del pundonor», reflexiona el muchacho cuando entiende que los hombres se mueven por impulsos primitivos, no relativos a conceptos como honor o patria.
Galdós narra en esta obra de 1873 escrita en Madrid y lo hace con maestría esos preliminares de la batalla, además de aportar importantes datos sobre la armada española, el transcurso de esta y sucesos posteriores, ciñéndose en todo momento a la realidad.
Descubrimos aquí al Galdós, máximo exponente de la novela realista española del siglo XIX y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser reconocido por muchos como el mayor novelista español después de Cervantes.
Domina el estilo directo, sin artificios retóricos, con un humor y la ironía en el lenguaje, tanto culto como callejero, como vemos en todo esa pléyade de figuras estelares y secundarias. Un libro que merece la pena por acercarnos a momentos de nuestra historia. Parece mentira que para un hombre especializado en la historia
contemporánea no haya sio de lectura obligada durante la carrera, pero
la vida es así, y la Universidad española es así de mala.
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