A finales de mayo, Chiclana es mi espacio lector. En esta localidad costera de Cádiz, y entre el rumor de las olas y la relajada posición en una hamaca de la soleada piscina, he dado cuenta de este libro que, escrito sin grandes pretensiones por la escritora norteamericana Cecelia Holland, me ha acercado al convulso siglo V.
Como se lee en la contraportada de la séptima novela de esta fértil escritora de Nebraska, aunque no estoy de acuerdo, “lo precario que es el orden social y el caos que provoca la desintegración de un mundo conocido y estructurado”. Bueno, sí la editorial lo dice, por algo será.
Y , aunque yo esto realmente no lo he captado, pues lo que más me ha atraído es la enorme admiración que siente uno de los protagonistas, Dietric, hacia la persona y las costumbres de otro de los protagonistas, el huno Tacs, el orden social queda a un lado, casi al margen de la relación de camaradería que viven estos dos hombres de culturas y étnicas distintas, la goda- la gépida, en concreto- y la huna.
La sinopsis del libro dice de forma vaga lo siguiente:
Situado en el siglo V, La muerte de Atila narra un conflicto entre hunos, godos y romanos. El núcleo del libro es el conmovedor y peligroso intento de dos hombres por cimentar una amistad a pesar de las barreras de la raza y costumbres. Dietric, el joven hijo de un jefe germano, bisoño, sin experiencia en el comportamiento de los hombres, cree que Cristo sacó al mundo de una terrible oscuridad, y que los brutales hunos de rostro aplanado, los invasores llegados del Este, son poco más que animales. Tacs, por su parte, es un típico soldado huno, que se siente más seguro a caballo que un soldado germano a pie, y sabe que, salvo Atila y sus soldados, todos son despreciables y débiles. A pesar de ello, nace una unión entre ambos… un vínculo basado en la curiosidad, el afecto, incluso la confianza, una unión extrañamente real y poderosa… Hasta que muere Atila y el mundo se rompe en pedazos: la precaria alianza se destruye y se convierte en una guerra brutal".
Estamos ante un libro sin pretensiones y adecuado a esta literatura preveraniega que me acerca a la etapa más lectora que viene a representar para mí el verano. La muerte de Atila ha sido eso. Un libro corto, de apenas 200 páginas, adecuado para la lectura en la orilla del mar, sin necesidad de buscar historias épicas, salvo la batalla final. Digerible o de consumo rápido. Un adecuado libro para combinarlo con el rumor de las olas o con los rayos del sol
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