No existe una noche mágica comparable para un niño como la noche de Reyes. Es una noche sobre todo de expectativas. Unas se cumplen, otra, muchas, no. Yo guardo una sensación agridulce de la noche de Reyes. Una como padre, otras como niño.
Yo, personalmente, me enteré muy pequeño sobre la identidad de los Reyes, identidad que por supuesto, no revelaré. Estaba en 2º de EGB, y hubo un debate en la clase. Uno sabían algo, otros, eramos unos ilusos y no sabíamos, ni nos imaginábamos nada. Lo cierto es que recuerdo que el debate generó en querella entre unos y otros. Y el profesor, Don Jesús, era su nombre medió. pero en su mediación nos dio un bofetón de realidad a algunos ( no recuerdo si eramos muchos o pocos). El caso es que cuando llegué a casa apesadumbrado, muy apesadumbrado, - tenía sólo 7 años- fui a hablar con mis padres para corroborar lo que me habían dicho compañeros y profesor. Recuerdo que me senté en un sillón rojo enorme que había en el cuarto de mis padres. Relaté lo acontecido, y mi padre me confirmó no sólo mis dudas, sino la versión del maestro. Desde entonces conozco esa verdad. Sin embargo, lo que más me duele de aquello es que aquellas navidades de 1972, en la que en la noche del 5 de enero del 73, los Reyes magos me habían hecho el más impresionante regalo del mundo: un fuerte de madera para que jugara con mis indios y vaqueros. Desde entonces el fuerte dejó de ser un fuerte mágico para ser sólo un juguete. Era, más o menos, como el de la imagen.
Aquel día no perdí la inocencia, pero creo que sí la ilusión por la noche mágica. Es más, creo que me resistí un año tras otro a ver la Cabalgata de Reyes. Y sólo he regresado a la misma de mayor, cuando ya he sido padre. Desde entonces la noche de reyes es mágica, pero no sorprendente, como lo había sido hasta aquel día del año 1973. De cualquier manera reconozco que la magia no se pierde, se transforma. Y que otra noche de reyes pude ver un capítulo de una serie que, excepcionalmente, mis padres me dejaron ver, pues era noche de reyes, y de la que me encantaba su música de cabecera. La banda sonora en esta noche mágica de Reyes y es la de crónicas de un pueblo. En una noche como la de hoy pusieron un capítulo, para mi inolvidable, sobre la llegada de los Reyes al pueblo. La tele sí que era mágica.
Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario