miércoles, 9 de enero de 2013

...y todos los días igual


Como decíamos en la entrada de ayer, y continuando con Leño, la canción "Calendario", concluía con un "...y todos los días igual".
Hoy en el trabajo más de los mismo: clase con primero de la ESO, redactar un informe, resolver incidencias de alumnado con profesor y, por último, el tema del día, la creación de un twitter falso en el que se parodiaba a un compañero.
En dicho twitter, creado en el día de ayer, se habían subscrito más de 20 seguidores. Conforme la mañana avanzaba algunos, conscientemente, se habían ido borrando. Con ello iban eliminando sus tweet. Pero en el momento de detectarlo había todavía dieciocho seguidores y unos treinta comentarios.
Hemos convocado al equipo de crisis, o sea, a la Jefatura de Estudios, al que hemos agregado al director, y hemos empezado la investigación.
De inmediato las primeras conclusiones: nuestros alumnos no son conscientes de varias cosas, por lo pronto, del delito que supone la suplantación de personalidad. En segundo lugar, la falsa idea de anonimato que piensan ellos que implica escribir en internet- , pues ellos creen que estar detrás de una pantalla y con un ordenador no implica autoría reconocible alguna - ¡Craso error!. Tercero, no son conscientes de que publicar en internet y, sobre todo, insultar desde cualquier red social de las existentes es más grave que decirlo de viva voz. Por lo pronto es público, es como si lo dijeras en la plaza del pueblo o delante de los micrófonos de la radio y la televisión, y lo más grave, es como si lo dejaras pintado en un graffiti, en la pared del principal edificio de tu ciudad y, además, firmarlo.
Después de hora y media los implicados estaban identificados, especialmente, los que habían insultado, se habían dado de baja unos cinco, ante la noticia de que habíamos interceptado el twitter e intervenido contra algunos alumnos.
Sin embargo, cuando hablábamos con la persona que había creado el twitter impostor todavía no entendía lo que había realizado. Nos decía, "pero yo no lo he insultado", y nosotros le explicábamos que si bien era cierto, que no había insultado a nadie, había abierto la caja de Pandora para que otros escribieran todo tipo de comentarios en nombre del profesor o dirigidos hacia el mismo. Y cuando uno abre la caja de los truenos no sabe si va a poder cerrarla. Nosotros - creo- que la hemos cerrado, pero ya veremos. Un saludo.



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