Hace un año escribí esto al hilo del cierro de Megaupload. Y lo que dije lo vuelvo a reiterar un año más tarde, especialmente, ahora que me vuelven a la vieja faena de la traslación sin aviso. Así que transcribo el artículo que en su momento publique con el mismo título: La dictadura de los autores.
Esta mañana el mundo entero ha amanecido con la noticia de la detención de los responsables de la gestión de la página web “Megauploap”, página web que contenía o alojaba, al parecer, contenidos protegidos por derechos de autor en sus servidores.
Esta es la ironía de la vida, pues en defensa de los supuestos derechos de autor, o sea, en defensa del enriquecimiento exponencial de una persona o una multinacional por algo que hizo en su momento, se le priva a mucha gente de acceder a ciertos contenidos culturales que, de otra forma, no conocería o, simplemente, no estaría posiblemente interesado en los mismos. El problema está en que, por ejemplo, los derechos de autor de los Beatles los disfrutan los hijos y padres de Michael Jackson, o que los de Stieg Larsson, enriquecen al padre y al hermano con los que el sueco ni se hablaba. ¡¡¡Autor, autor!!!.
John Ford que falleció en 1973 decía que el hacía cine para pagar sus facturas. Lo consiguió en vida con su inmenso trabajo. Es más, a veces, contó como guionista a John Steinbeck que cobró de los productores de las uvas de la ira 700.000 dólares. Yo creo que se le pagó bien, pues estamos hablando de la década de los 30 del siglo XX. ¿Por qué vamos a tener que pagarle derechos de autor a los descendientes de uno y otro que no han realizado NADA? Su único derecho: ser descendiente de un tipo que trabajó y fue ya recompensado por su trabajo.
Pero es más criticamos a los gestores de Megaupload por el ritmo de vida…repulsivo, eso sí. Pero ese mismo ritmo de vida ¿ no es similar al que llevan en la actualidad los actores, las actrices, los productores, músicos, guionistas, y demás personas que viven o están vinculadas con la industria musical o cinematrográfica o de la escritura, gente toda de la farándula que conducen Ferraris, viven en Hollywood, Los Ángeles, La Moraleja, Nueva York o Miami, además de contar con jet privados, viviendas múltiples, etc?...
Esto me lleva a planear una pregunta ¿No será que no quieren compartir sus pingües beneficios?. Es más hoy en el diario "Expansión" ya se publicaba la noticia de que las televisiones de pago estaban en estos momentos frotándose las manos ante el aumento de la demanda tras el cierre de este portal y auxiliaba a aquellos que estaban interesados en las series.
He leído un editorial que afirma sesudamente “El beneficio que se extrae de las descargas en la red – yo ningún beneficio- y de los archivos compartidos – compartir ¿no era bueno? , a mí me han educado en eso - sin participación de los creadores - ¿por qué tengo que hacer participar a los descendientes de Alfred Hitchcock en esto si ellos no han hecho nada- es un atentado – se le ha olvidado decir que a los bolsillos de unos pocos y de grandes empresas, en gran medida multinacionales - que pone en peligro el futuro del sector – falso, ya que el negocio sigue funcionando, o si no que se lo pregunten a Santiago Segura o a Spielberg - .
Pero el cierre de Megaupload ofrece la oportunidad de reconducir la situación para que el acceso a los contenidos culturales sea atractivo y económico para los usuarios al tiempo que justo para quienes deciden mantenerse en las fronteras de una legislación que debe abogar por el respeto a la creación y por favorecer por la industria un nuevo enfoque del concepto de derechos de autor".
Sin embargo, y con un ejemplo, si parte de mis impuestos se encuentran en los 83,39 millones de euros que recibe el cine español de las arcas públicas en las que yo he participado. ¿Por qué no voy a ver en las condiciones que yo estime oportuno una de las 106 películas que yo he financiado?
Pero reconozco igualmente que tampoco tienen para mi mucho interés las películas made in Spain y que no he participado en esa recaudación de 69,7 millones de euros que ha tenido el cine español en 2010. Por cierto, cada filme español ha recibido de parte mis impuestos una media de 843.302 euros. Eso sí, el coste medio por película fue de tres millones de euros. ¿Por qué ese coste? ¿No cobrarán en exceso los actores y actrices? ¿No viven como auténticos reyes todo el equipo de producción durante el rodaje? Con el dinero de todos ¿no se están pagando las aventuras cinematográficas de una serie de directores que ofrecen un producto que luego no se rentabiliza en taquilla, cuando lo lógico sería que la industria del cine ajustara su oferta a la demanda o bien que ajustara el coste de sus películas? ¿Creéis que la culpa la tiene megauploap o el producto que se vende es de escaso interés o de nula rentabilidad?
Nadie niega que uno debe recibir un dinero por el trabajo realizado. Por ejemplo, si das un concierto ese dinero le corresponde al artista por el esfuerzo realizado. Nadie lo niega, insisto. Sin embargo, si ese mismo autor compuso una canción un día ¿por qué ha de vivir eternamente de ella? El común de la gente no vive de las rentas. La mayoría nos levantamos a diario para ir a trabajar un día tras otro. Es terrible, pero es así. Y el día que no trabajas, no cobras.
Los que viven de los derechos de autor sospecho que se levantan un día para trabajar, llámese escribir, componer, dirigir o actuar, pero otros muchos días estoy convencido lo que hacen es llamar a su agencia de distribución de beneficios para ver los generados por su autoría (léase SGAE, IAE, la que sea), para saber cuánto contiene el sobre que le corresponde por haber compuesto hace quince años esa canción que fue un “pelotazo”, y de la ya se forró. Pero claro, estos personas piensan que deben seguir forrándose por qué compuso un día hace muchos años y, por supuesto, le pertenece. En definitiva exigen sus rentas, como si de latifundistas se trataran. ¡Qué pena que yo no pueda vivir de la aquella clase magistral que un día dí!, aunque casi todas las clases lo son y sólo me compensa por mi labor DIARIA. Creo que eso es lo justo.
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