Esta mañana, y dada mi precaria situación física, he estado escuchando la radio. Era Herrera en la Onda y tras la no muy interesante noticia a un político - da igual quién sea- han preguntado por lo que ha supuesto la música de los Beatles en la historia personal de cada uno. A todos los comentaristas le remitía a algo, salvo uno que prefería no se qué artista, ah sí, Mecano. Lo cierto es que la música de The Beatles han trufado gran parte de nuestra vida, al menos, muchos momentos, casi siempre buenos momentos.
Lo cierto es que este fin de semana tuvimos la fortuna de ver, o, al menos, ser informados que los dos únicos integrantes de la banda de Liverpool vivos, actuaron juntos en los Grammy. Todo un detalle para todos aquellos que deseamos en un momento, infructuosamente, la reunión de la banda.
Chapman, ese mal lector del libro de Salinger "El guardíán entre el centeno", impidió lo que , ya de por sí era difícil, sino imposible, la participación de John Lennon. Más tarde, otro mal acompañante, el cáncer, hizo el resto con George Harrison. Su concierto, el dedicado a él, no sólo el que montó en favor de Bangla Desh, fue todo un monumento a la buena música.
Pues bien, el destino ha querido que me haya puesto a escuchar algunos de los mejores álbumnes de la banda: Rubber Soul, el Álbum Blanco, el Road Roof - ese mangífico concierto de poco más de 30 minutos en directo , en una terraza , supongo, londinense- y el Abbey Road, y el título Revolver. Cinco discos que he ido radiografiando vía WhatsApps a mis amigos. Me embargaba, la emoción. Un saludo.
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