Supongo que había dormido bien, pues me desperté como nuevo, aunque fuesen las cinco de la madrugada. Hice un poco de tiempo, durante el cual se fueron despertando mi mujer y mis hijos. Propuse ir a la piscina que se abría a las seis y uno de ellos, el mayor, me secundo en mi locura. Nada más llegar a la planta 24, lugar de la "Pool", salí al exterior. La temperatura fantástica para el baño, supongo que unos 24 o 25 grados. Nos tiramos al agua e hicimos unos largos, tras unos veinte minutos bajamos a la habitación, pues el desayuno empezaba a las seis y media y queríamos aprovechar las primeras horas de la mañana , más frescas, para recorrer la ciudad y entrar en la mitad sur que nos faltaba.
A las siete menos cuarto comenzó nuestro desayuno, un desayuno que se extendió en el tiempo, dado la variada oferta en la que entraban huevos revueltos, salquichas, espinacas con chili, huevos duros, queso de diferentes procedencias y facturas, café con leche, pan con mantequilla, browning, roscas resecas y mil historias más. Una pena, un gran desayuno que no podríamos aprovechar el día siguiente, casi con toda seguridad.
Tras ello subimos nuevamente a la habitación y nos preparamos para salir a la calle equipados con ropa cómoda y con agua, mucha agua.
Al salir fotos de rigor del decadente Riviera y nuevamente subimos por el centro de Congresos dirección Strip. Son las 8 y fuimos al Strip South, que no nos había dado tiempo el día anterior. Al llegar a él vimos a sudoros/as hombres, mujeres y chicos y chicas jóvenes haciendo footing. Al pasar por el Encore Beach seguía sonando la música que yo bailé con fruición para vergUenza de mis hijos. Pasamos el Wynn, el Palazzo y el Venetian sin entrar.
Empezaba el calor a hacerse notar. Descubrimos una tienda que ofertaba un poquito de todo y compramos pan para bocadillos, algo de fiambre, tiritas de silicona - bastante malas, por cierto- y un galón de agua para aumentar nuestro suministro. En la terraza de un Vnetian que todavía no estaba activo su lago que limpiaban los operarios paramos a beber agua de ese galón, casi cuatro litros, y sobre todo a ponerme las tiritas pues las ampollas plantares estaban rebeldes.
Una vez curada la herida y sobrepasado el Caesar Palace vimos el exterior del Coliseum dedicado al boxeo desde la puerta del Flamingo. Vimos que en el mismo actuaba Olivia Newton John, pero que también se anunciaba Liza Minelli,de cualquier manera decidimos entrar a la vuelta y seguimos paseando no sin antes hacernos unos fotos de rigor del exterior con el famoso flamenco rosado , con unos coches de policía, pasando después por la puerta del hotel París que tienen esa répica en pequeño de la Torre Eiffel y frente a él vimos los famosos jardines del Bellagio.
Seguimos subiendo por el Strip por la zona de la sombra pasando delante del Showcase Mall, el edificio que presenta una inmensa Coca Cola ante la fachada. En la misma héroes de Marvel como Spiderman, Ironman, o Warmachine se preparaban para pasar el día. Poco antes habíamos parado en uno de los edificios que mantenían la estética del viejo Las Vegas como el Algiers Hotel Inn de la década de los 50 con sus edificios bajos y fachadas de neón rosas y azules.
Frente a Showcase se levantaban los dos edificios de estética neoyorkina como son The Boardwalk Casino y el New York, New York , que los dejamos para la vuelta.
Tomamos una decisión , al primero que íbamos a entrar en esa mañana para verlo con detalle sería el MGM Grand Hotel. Del día anterior cococíamos la estructura interna de los Casinos. Tras una entrada amplia, aparecían las máquinas y salas de juegos, a los que también e habrían los bares y restaurante y , en el profundo interior, el hotel.
Al entrar y buscar el frescor del MGM nos encontramos con una zona destinada a los pequeños, algo así como la recreación de una selva tropical. De cualquier manera buscamos los baños y más tarde decidimos entrar en las entrañas del gigantesco no, sino monstruoso complejo. En el pilar central que actuaba de distribuir había un encargado y frente a el una galería de centeneres de metros de máquinas y mesas de juegos que ya estaban ocupadas. Y entre las mismas, lugares para comer y tiendas. Al llegar al fondo vimos el vestibulo. En el centro del mismo, en una jaula dorada el león de la metro, y a un lado, una tienda deprotes con la ropa que ha llevado Floyd Mayweither para defender sus distiontos títulos mundiales que ha entregado al MGM como recuerdos, ya que es allí donde combate y fue aquí el lugar de su última defensa frente a Pacquiao, la pelea de los 500 millones de dólares que batió todos los récords en la primavera pasada. Al otro un vestíbulo en el que fluían personas de todas las partes de Estados Unidos y del mundo, pues tiene más de 5.000 habitaciones , siendo el más grande del mundo.
Tras ver detenidamente este hotel pasamos a la calle para ver el siguiente.
Se trataba del Tropicana que, evidentemente, tenía un aire cubano y con vidrieras de art nouveau en el techo y enomes lámparas de cristal , así como una decoración en bambú en su entrada. Frente a la puerta del mismo había un elevador que nos llevaba hasta la zona central del Strip, y más en concreto, hacia el Excalibur. Se trata de un edificio con torres y con una creativa idea del mundo medieval. Allí nos refrescamos un poco y descansamos, pues el calor ya era asfixiante a pesar de la hora.
Visto el Excalibur pasamos al siguiente que era uno de los más vistosos y curiosos: el Luxor, edificio con forma de pirámide que en su interior distribuye las habitaciones en los inmensos lados resultantes. Contiene elementos decorativos que recuerdan al mundo egipcio, pero en la parte superior tienen una pequeña pirámide azteca, en el área reservada a la alimentación, así como una exposición permanente sobre el Titanic.
Una vez visto internamente pasamos al Mandalay por el pasillo que los conecta. Tras las tiendas una escalera mecánica llevaba a esta jungla de máquinas tragaperras y mesas de juegos, ruelas,...Rien ne va plus.
Tomanos una inteligente decisión. pararíamos a jugar a las máquinas. para ello colocamos a los niños en un banco y nosotros fuimos a sacar información directamente en la Caisser.
Allí preguntamos como se jugaba (tarjetas de crédito, coins, billetes,..) Una de las cajeras reconoció nuestro idioma y llamó a una compañera, de México, que nos explicó las normas del juego en mesas y máquinas. Viendo que los mínimos eran elevados en las mesas, especialmente esa semana del 4 de julio, optamos por las tragaperras. Fuimos hacia donde estaban los niños, preparamos unos dólares y ... ¡¡¡a jugar!!!. Tuvimos suerte y obtuvimos un beneficio final que superaba al dólar. Todo un éxito. Salíamos del Strip con ropa y los mismos dólares. Bien.
Consideramos que habíamos llegado al límite por el sur por lo que ya procedía a retornar.
El regreso fue relajado e inverso. Del Mandalay al Luxor. Aquí vimos una boda, pasamos hasta la sala en la que se oficiaba, y finalmente salimos al interior. Una vez allí decidí salir para fotografiar de cerca y desde el exterior la pirámide y la entrada. Me volví a unir al grupo en el pasillo que nos unía al Excalibur, y que la vez anterior no lo habíamos visto. En su interior llegamos a la zona de comidas. Vimos la enormeoferta que había en base a "slice" de pizzas, hot dog normales y fritos en rulos, helados, mexicanos varios. Optamos por uno y pedimos unas enchiladas que degustaron mis hijos.
Más tarde, y una vez satisfecho el inicipente hambre pasamos por las estancias del Excalibur y desde allí a ese complejo neoyorkino que antes comenté.
Tras las fotos de rigor con la estatua de la libertad y una vez realizada alguna compra, gafas de sol básicamente, entramos en el complejo cuya vista desde arriba impresionana pes se veían las mesas y las salas de juegos extensas por una inmensa sala. Tras ella, la zona de limentación y , tras la misma, un área recreativa que nos llevó el ruido de la inmensa montaña rusa. Costaba una pasta, y no habíamos ganado lo suficiente, por lo que optamos por algo menor: que los chicos jugaran a las máquinas tras comprarle un bono de diez dólares. Jugaron y mi mujer y yo descansamos, pues el calor rendía a cualquiera.
Una vez fuera del local decidimos seguir el camino pasando por el Bellagio , y desde un nuevo y elegante hotel de cristal , muy diáfano, cruzamos al París. En este se repetía lo visto el día anterior en el Palazzo Y Venetian, cielos azules parisinos, en una sala que está enmarcada por los soportes de la supuesta Tour Eiffel. bajo la misma las máquinas y en su periferia un restaurante de la cadena de Gordon Ramsey en el que algunos hacían cola. Pasamos hacia unos de los pasillos y descubrimos una hilera de tiendas y de plazas que deberían de recordanos un village français.
Agotados de caminar descubrimos las galerías que se dirigían a las habitaciones y en las galerías sofás. Eran como un regalo divino, pues allí nos aposentamos para recuperar el tipo. Estuvimos un buen rato. Una vez hidratados y refrescados por las inmensas máquinas de aire acondicionado que crean una falsa burbuja de frescor, salidos en dirección al Flamengo, el hotel levantado en 1946. Íbamos, al menos yo iba, en busca de la leyenda de "Bugsy" Siegel.
El origen de aquella ciudad que surge desde la nada hasta convertirla en Sin City. El Flamengo es posible que ya no se a lo que fue, pero yo me fijé en sus salas de cartas y en la gran barra del bar que había en la zona central y que parecía invitar a tomar una copa con los compañeros de la mafia. En uno de los laterales estaba el área de alimentación en los que estaban presentes desde el Subway, pasando por un chino o el Taco bell.
Comenté la posibilidad de comer en casa de Siegel , pero mis hijos habían decidido que el área de comidas del Fashion Show Mall.
Antes de seguir avanzando anuncié que me apetecía una cerveza, así que en el exterior del Flamengo compré dos Coronas heladas por seis dólares. Como Las Vegas es Sin City por ella se puede caminar tomando la cerveza, siendo la única ciudad de EE. UU en la que está permitido.
Pasé por delante del Mirage y del Treasure Island bebiendo mi Corona helada, como hacen los americanos cuando les dan opción, y reservé la segunda para el dinner. Antes de cruzar el Fashion paramos en una tienda para comprar lo que se requería para el desayuno del día posterior y de allí, sin necesidad de buscarlo, subimos una escalera, tomamos un ascensor y la pasarella que nos llevaba a la planta segunda del Fashion Show Mall. Pedimos la comida, yo opté por otro oriental, mientras que una mantuvo la pizza y otros tomaban lo que querían. Dimos cuenta de todo y seguimos el Strip dirección al Norte.
Entre el Fashion Show Mall y el viejo Strip hay espacios vacantes , no contsruidos y que forman parte de la futura remodelación del Strip. Ya aparece por allí una Torre Trump con critales dorados , pero del Stardust, el mítico hotel de Las Vegas sólo queda un solar. No hay piedad con el tiempo en la Vegas, no hay respeto al clásico. De ese originario Las Vegas todavía queda, aunque aislado el Circus Circus, Casino recomendado por el taxista que nos llevó. Leíamos poco antes de entrar en el espacio del Stardust van a dejar su polvo de estrellas un grupos inversor asiático.
La llegada del Circus es llamativa. Las máquinas quedan a un lado de la entrada, pues el casino tiene forma de pista de circo. De hecho, en el área central se levanta un escenario en el que los maestros circenses llevan a cabo su espectáculo. En media hora habría uno. Pero ya era mucho el cansancio y ni el pasayo Lucky nos haría cambiar de opinión a pesar de que en ese espacio los chicos y padres se divertían con lanzamientos de pelotas, muñecos,etc...
Salimos del Circus Circus, es ya el último casino del día , al lado del hotel, a donde finalmente llegamos a las 20:30 siguiendo por la Sahara Avenue, dejando al fondo el mirador de la Stratosphere Tower de 350 metros de alto cerraba nuestra visita a una ciudad en la que el único pecado es el alcohol, el tabaco, no tener tiempo ni dinero.De nuevo a la piscina, pues habíamos pasado mucho calor durante todo el día, y a dormir sobre las 22:00.
¿Me preguntáis si hay sexo? Claro que lo hay. De hecho, en Las Vegas la protitución se permite, incluso la difusión de la posibles chicas que puedan darte compañía. En algunas esquinas hay carteles que dan números de teléfonos y fotografías, de la misma manera que existen personas, principalmente inmigrantes latinos que te ofrecen papeles y fotografías de las chicas. Pero bueno, habrá que reconocer que uno nos es usuario de esos negocios y de esas compañías , que por supuesto, tienen todo mi respeto, no era el momento. Puede que por la noche la cosa sea más evidente, pero ver, lo que se dice ver, yo no ví pecado alguno. Supongo que era época baja en las convenciones. Más que pecado pude ver Malicia, pues en los casinos siempre pierdes.
Con esta reflexión marché al hotel eso sí muy dolorido de los pies. Tras subir a la habitación me cambié y marché a la piscina. Allí disfruté del agua, del baño con la familia y miré hacia el Strip una vez más. Me despedía así de esta ciudad de neón, de la noria gigante, del Circus, de los perfiles de los hoteles con más de tres y cuatro mil habitaciones. Era el momento ideal para ponerse el pijama e irse a dormir, pues mañana teníamos un nuevo vuelo, esta vez con destino a Missoula, Montana. Buena noches.
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