martes, 4 de febrero de 2014

Sobre las medias verdades


Por seguir con el Consejero y las famosas declaraciones que hizo, con otros cuatro consejeros/as, en tono alto - y pretendidamente-  digno, en las que anunció , entre otras cosas, muchas de ellas ya valoradas detenidamente en entradas anteriores, la no publicación de los resultados de las reválidas y la no realización de pruebas externas, insistiendo, además, que se negaba a poner a funcionarios públicos para la realización de estas pruebas, me llega a la cabeza una información impactante que he recibido en el día de hoy. 
Esta mañana, un compañero de profesión , y además, amigo, me ha comunicado, que a la insumisión de la Junta a la LOMCE , una ley - e insisto en ello-, que a mí no me gusta , como tampoco me gusta la que tenemos en la actualidad, se une la supresión de las pruebas de diagnóstico de Primaria y Secundaria en Andalucía por parte de la Consejería de Educación, pruebas que hasta la fecha habían sido diseñadas , con sus errores correspondientes, por la AGAEVE ( Agencia Andaluza de Evaluación Educativa). 
Y es que la Junta de Andalucía , que se muestra tan contraria a la LOMCE y que llevaba años elogiando sus pruebas de diagnóstico, - al fin y al cabo, pruebas externas- ha desistido en enero a realizarlas. Parece que el punto de partida de esta idea / ocurrencia nace en septiembre pasado, cuando un grupo de “expertos” desaconsejaron a la Consejería de Educación la realización de las reválidas y las pruebas externas planteadas desde el Ministerio. 
Para quien no lo sepa las pruebas de diagnóstico eran un examen "externo" basado principalmente en competencias, que no tenía valor académico para el alumnado, y que era para la Junta una “cata” sobre el diagnóstico de la educación andaluza y una evaluación que anualmente baremaba el rendimiento del sistema educativo en nuestra comunidad. Estas pruebas que, por cierto, eran corregidas precisamente por funcionarios públicos, o sea, por el profesorado de la materia diagnosticada competencialmente ligado a las Matemáticas, la Lengua Española, Sociales, Inglés, Música o EPV..., y en todos aquellos centros en los que se hacía la prueba, o sea, en todos aquellos centros financiados con fondos públicos, es decir en los públicos y en los privados financiados con fondos públicos, también conocidos como concertados.


Hasta hace un mes la Junta pensaba que esas pruebas eran magníficas. Es más, la Junta creía en la necesidad de realizar esas pruebas externas, las de Diagnóstico, y que tan importantes eran que algunas veces obligaron a contrastar los resultados de las mismas, pasando la corrección de las pruebas de unos centros a otros, pues sospechaban que podía darse el caso de que los profesores y profesoras de algunos de los centros evaluados podían sobrevalorar en exceso a sus alumnos y alumnas, por lo que su puntuación podía subir enormemente y, aparentemente, su calidad educativa. Estaba claro que la Junta , y eso estaba bien, no era partidaria de la inflación.
Estas pruebas eran tan importantes que hubo un enorme revuelto en el pasado curso escolar debido a la filtración de algunas de esas pruebas realizadas entre el 6 al 8 de mayo. Es más, la antigua consejera de Educación de la Junta de Andalucía, Mar Moreno, llegó a declarar a Europa Press, que estos exámenes servían para "comprobar año a año la mejora de los rendimientos académicos en un sistema público moderno que aspira a mejorar". Para Mar del Mar Moreno, era una prueba "imprescindible", ya que "lo que no se evalúa no se conoce ni se mejora". 

Aquellos que boicotearon estos exámenes de Lengua de 2º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Matemáticas de 4º de Primaria, posiblemente miembros del colectivo de profesores y profesoras contrarios con los recortes de la Junta de Andalucía, fueron criticados fieramente por la Consejera que declaró que ese profesorado "no representan la profesionalidad y seriedad del profesorado andaluz". 
Nuestra Consejera que lo era de Griñán, aunque también lo había sido con Chaves, prosiguió diciendo como titular autonómica de Educación que "afortunadamente, las personas que han intentado boicotear, incumpliendo la ley y la norma, no representa al profesorado que va a realizar las pruebas con normalidad". 
Es más la misma Consejera dijo que la ejecución de éstas pruebas era buena "para familias, Consejería, profesorado y centros". 

Pues bien lo que ayer era magnífico, hoy es reprobable. Lo que servía para la Junta de Andalucía, si lo defiende el Ministerio es insostenible. Al menos, esto es lo contrario a lo que muchas veces se nos exige como docentes: que tengamos criterio y que planifiquemos bien.

A esto que hoy es malo, se une el valor del dinero invertido por la AGAEVE en esas Pruebas de Diagnóstico y en las pruebas Escala hoy "inútiles y antipedagógicas". Dichas pruebas tenían un coste cercano a los 500.000 euros. Se financiaban como parte de los cinco millones los destinados anualmente a la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa (Agaeve). 

Lo lógico, pienso - luego me puedo equivocar-, es que tras la decisión de la Junta de eliminar estas pruebas, elimine esta Agencia Educativa, formada como todas las de la Junta, por personal - algunos posiblemente muchos, muy buenos y profesionales- pero que han sido contratados a dedo, y así reducir parte del peso administrativo de esta mastodonte que es la Junta, dado sus enormes gastos de funcionamiento, pues tras las pruebas - que este año no se van a realizar- todavía les quedaría cuatro millones y medio de euros. 

De todas maneras lo que menos me gusta de este Consejero no es que haga esas declaraciones, pues es libre para declarar lo que piensa o lo que crea, sino que nos cuente medias verdades. Y, por cierto, desde pequeño supe que las medias verdades en el fondo, no son verdades. Pueden ser otra cosa.


lunes, 3 de febrero de 2014

Una flor, dieciocho años después

Cuando una expedición cruza el desierto de Atacama puede encontrarse con dos situaciones que son extrañas, pero que se dan en algunas ocasiones. La primera, la común, los espejismos; la segunda, la excepcional, la aparición de una pradera formada por flores que pueden duran poco más de un día. Esas dos cosas han pasado hoy en la Liga Española. Y como diría Joaquín Sabina ¡Ya era hora!



domingo, 2 de febrero de 2014

Una tarde animada de fútbol


Ayer al enterarme a primera hora de la muerte de una de las figuras más importantes en la historia del fútbol español publiqué esto en mi página de Facebook.
Luis Aragonés, el entrenador que configuró la actual selección española, con el que ganamos la segunda Eurocopa,la de 2008, el que limpió la selección española de insolentes e insumidos, el que puso a los periodistas en su sitio, el que dio al Atlético de Madrid días de gloria como jugador - qué golazo le metió al Bayer, de falta- y como entrenador con el ganó alguna Liga y sobretodo lo subió tras su descenso a los "infiernos", se ha muerto. Adiós a un sabio con zapatones. 
Mi hermano, agazapado como siempre bajo otra identidad, ha escrito como comentario “Todavía recuerdo cuando fue a jugar contra el Córdoba y en el Hotel de El Cordobés lo salude”, pero yo voy a contar otra anécdota vivida en primera persona con respecto a este genio y figura. 
Se sabe que el Atletí bajo a los infiernos, por su mala cabeza, y allí pasó dos años de penitencia merecida. Vino a jugar a Córdoba. Era la segunda temporada en este purgatorio que es la Segunda División, donde los aficionados al fútbol, y especialmente los del Córdoba, expiramos nuestros muchos pecados. Pues bien, era el día 3 de noviembre del año 2001 y no existían ni redes sociales ni nada que se le pareciera. Nos juntamos unas familias de amigos para comer. Nos fuimos a la Casa Salinas de la Puerta de Almodóvar, y tras la comida, ya bien vestidos por fuera, y comidos de buenas viandas y mejores finos, por dentro , dijimos de ir a ver el partido contra el Atlético. 
Nos fuimos al Nuevo Arcángel andando. De camino a unos aficionados perdidos y guasones del Atletí, que preguntaron por el campo de fútbol lo mandamos para la calle Torremolinos. Compramos las entradas. Cogimos las de Tribuna y nos colocamos en nuestro sitio. 
Más tarde, mientras uno de los nuestros se acordaba permanentemente de la madre de Sandokán, como si fuera Emilio Salgari, – pues éste estaba en el palco, acompañado por alguien del que no quiero acordarme, que fue condenado por su actuación como alcalde- , y casi se lo llevan los guardias de seguridad, yo me bajé a las gradas más bajas, cerca de los banquillo. 
Por supuesto, yo que en esa tontería que es el fútbol en el que tengo dos amores, uno es al que quiero más, al Córdoba C.F., y al otro equipo, sólo es mi amante, que aunque también lo estimo mucho, sólo es mi amante, iba con los blanquiverdes. 
Pues bien, yo estaba allí para animar a mi Córdoba, pero tenía una segunda razón: estaba allí, igualmente, para ver al que consideraba mejor entrenador español de todos los tiempos: Luis Aragonés. El partido fue malo de solemnidad. 
El Córdoba perdió contundentemente por 0 a 2, con una defensa que era un coladero. Pero la única satisfacción que saqué del partido fue ver de cerca de Luis Aragonés, sus movimientos, sus voces a los jugadores, sus desplantes. Yo que iba con el Córdoba, aminé al entrenador de - en ese día enemigo- desde mi butaca y la proximidad de la grada diciéndole en varias ocasiones lo grande que era. Era genio y figura, y en este caso, lo ha sido hasta la sepultura.