viernes, 18 de septiembre de 2015

Infame lectura en diagonal


Hay personas que se leen una normativa en diagonal. Con ello se quedan con la satisfacción de dar cumplida su obligación de la lectura de un texto legal de su incumbencia teniendo con ello un conocimiento somero de la esencia de la disposición. Otras leyen en diagonal pues no le interesa en gran medida lo que leen, y , sin embargo, no están capacitados moralmente para abandonar ante un libro que no te interesa mucho.
Si en una lectura convencional -y concentradísima- podríamos alcanzar las 250 palabras por minuto, existe una aplicación "Spritz" que promete cubrir pasajes que abarquen entre 600 y 1.000. Como se decía en un artículo del diario "El País" es una aplicación amplía con un zoom la palabra crucial y dentro de ésta, la letra clave con la que la podríamos identificar. Y luego otra. Y otra. Muy rápido. Más rápido. Además, ahorra la subvocalización (esa vocecita interior que oímos incluso aunque estemos leyendo en silencio). En ese mismo artículo, Jan Martí, de la editorial Blackie Books, afirmaba que “Prefiero hacer una lectura salteada, leer trocitos… Una mente entrenada acaba fijándose en lo importante y acabas construyendo la trama sin dificultad. Pero lo que más me interesa al principio no es eso, sino el tono”. 

Eso es, más o menos, lo que yo he hecho en este libro del decimonónico milanés Alessandro Manzoni, publicado por Bruguera Libro amigo, y que cuenta con una nota introductoria de Leonardo Sciascia, quien me marcó el camino hacia esta terrible obra que es "Historia de la columna infame". De ahí el título de esta entrada. Se trata de una obra breve surgida de la pluma de un escritor del siglo XIX, quien recrea un proceso judicial desarrollado en la ciudad de Milán, que en aquel tiempo estaba bajo la administración de los Austrias. Esta obra se considera precursora de las novelas sobre la investigación de los procesos judiciales.

Los hechos aconteciados en el año 1630 y vinculado con una epidemia de peste que afectó a la ciudad y de cuya propagación se culpan a un grupo de personas a las que "a priori" ya se les considera culpables , especialmente, una vez que entra en escena la tortura legalizada por unos jueces que están al lado de los criminales. 

Tras la tortura, la condena y con ella el derribo de una casa de uno de los encausados / condenados / "ajusticiados" de ser los "untadores" y sobre el solar sobre el que estaba la casa se levantará una columna para recordar la infamia realizada por los condenados. Sin embargo, Manzoni realmente, nos cuenta que lo realmente infamante de toda aquella historia, fue el proceso, la obtención de declaraciones y la condena arbitraria de unos hombres acusados de ser propagadores de la plaga. 

En 1985, el escritor Alfonso Sastre, publicaba igualmente en el diario El País un artículo en el que llevaba al presente la barbarie del pasado , y dice "Transferido el tema a nuestro tiempo y a nuestros países, ahí están quienes atribuyen a la promulgación de ciertas leyes especiales, como la llamada entre nosotros ley antiterrorista, poco menos que la agencia de la tortura, o al menos su consolidación y su proliferación, frente a quienes plantean los casos de tortura como ciertos excesos personales de algunos raros funcionarios, cosa que podría darse indistintamente con esta o aquella legislación. Tal parece ser la opinión del ministro Barrionuevo, con lo que ciertamente arroja gruesas piedras contra su propio tejado personal; pues, ciertamente, su gestión ministerial podría entenderse, a ese tenor, con juicios muy peyorativos para su persona y, por tanto, exculpatorios del organismo político del que él forma parte (una parte muy desagradable, ciertamente). En realidad, es más cierto lo que ha escrito Jesús Ibáñez en un reciente artículo: que si el espacio es curvo, no se puede dar en él una línea recta. La física nos provee, en ocasiones, de preciosas metáforas; así es en este caso". 

Pensaba Alessandro Manzoni que la tortura era un asunto del pasado ¡qué lejos queda de la realidad - pensemos en el mundo, desde Afganistán a Venuzuela, pasando por Corea del Norte o Sirio, o ¿quién sabe dónde y no tan lejos?- ese idealiso del XIX". Por último, otro punto que deja bien subrayado Manzoni es el del efecto terrible que en el proceso produjeron las promesas de impunídad. Leonardo Sciascia, muy certeramente, asocia ahora aquellas promesas a la política de arrepentidos que en Italia se desarrollaron en los ochenta en su país , en relación con los Brigadas Rojas. Y Sastre concluye: "De manera que si leemos, aún hoy, esta Historia de la columna infame -y se puede hacer en cualquier momento, y no porque este año Manzoni sea objeto de una cierta efeméride-, lo que suscita en nosotros tiene mucho que ver con los debates de nuestra época". 

No hay mucho más que contar de la obra, pues , si bien , es cierto que como documento decimonónico Manzoni nos desvela la falta de base juridica de muchos procesos, la brutalidad de las torturas y suplicios, el peso enorme de lo irracional en la sociedad moderna o de la brutalidad e impunidad del poder. De todo el poder, un singular y en plural. Un saludo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Cándido, el sueño de Sciascia


En ocasiones me imagina a Teseo tirando del hilo de Ariadna, con la esperanza de salir de su aolladero laberíntico. El hilo le llevaba a un enfrentamiento con el Minotauro, pero el hilo de la misma manera permitía la salida del délado. Pues bien, ese hilo que permite tanto entrar como salir esta siendo en estos últimas semanas el hilo conductor que me lleva de un autor a otro, y de una obra a otra. Fue Camilleri, utilizando como portavoz a Montalbano, quien me acercó a la siguiente puerta. El comisario siciliano llega en parte a la conclusión de su caso acuático gracias a recordar una lectura de Leonardo Sciascia y la simplicidad que reclamaba el autor siciliano en boca de Cándido y Don Antonio. 

Este Cándido siciliano e inspirado en el de Voltaire,  nace en 1943, en pleno bombardeo norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, y hijo de un abogado local con relaciones peligrosas, digamos cercanas a la Mafia, y de una madre que enseguida se encapricha de un oficial de Montana, que acabará siendo su "caro" Amleto. 

El matrimonio se deshace, y en esta ocasión ni padre ni madre quiere quedarse con el niño, que acaba permaneciendo con su padre hasta que, indirecta e inconscientemente, Cándido delata a un asesino tras escuchar la declaración de éste ante su padre en calidad de abogado. Ante este estropicio legal y profesional, el abogado Munafó decide suicidarse. Su madre, por su parte, marcha a Helena, la capital de ontana, con el militar, profesor de literatura italiana. 

Para el padre, al igual que para la madre, el niño es un «pequeño monstruo» por ser preguntón, tan honesto e incómodo. Esa falta de apogo familiar le marcará para siempre su vida. Y se acrecienta cuando queda al cuidado de su abuelo -un general fascista ejemplo de lo ocurrido en la Italia postbélica que pasa de abrazar el fascio a las filas de la Democracia Cristiana o del PCI. Casi el único afecto le llega vía la criada que se ocupa de las cuestiones de intendencia. 

La formación como persona l viene por Don Antonio, un Arcipreste que acaba abandonado el sacerdocio en arras de un nuevo Dios sin alma, el comunismo. Cándido a lo largo de todo el relato se muestra tan cándido como optismista. Para Cándido «Las cosas siempre son sencillas», como suele decir el protagonista, pero es precisamente esta ansiedad suya por llegar al fondo de las cosas y llamarlas por su nombre lo que le mete en tantos líos, condenado como está a conocer muy pronto la hipocresía dminante en la vida. 

La obra termina en 1977, año que Cándido y su mujer, pariente suya, reviven en París junto a Don Antonio la memoria apagada del mito revolucionario de mayo de 1968. A lo largo de esta breve novela vemos cómo evolucionan sus inquietudes, cómo cambia su vida y cómo, desde la ingenuidad, consigue ser feliz, aunque si sinceridad ante la vida le lleve a meter en problemas a todo el mundo (abuelo, especuladores inmobiliarios, secretario local del PCI,etc...). 

El escritor nacido en 1921 en Racalmuto y fallecido en 1989 en Palermo, a la edad de 68 años, y cnsiderado la "conciencia crítica de Italia" de los setenta y ochenta por su implacable denuncia de la corrupción política y se cercanía con las entidades mafiosas, como se refleja en el último capítulo cuando le pregunta a Amleto como fue posible que eligiera a los peores para controlar el poder en Sicilia.

Nos deja una obra marcada por su oposición a cualquier manifestación abusiva del poder y ante la falta de la verdad. Sciascia saca una obra para reflexionar sobre la forma en que la verdad dificulta las cosas, para comprender que las relaciones sociales se basan en ocasiones en grandes mentiras o en medias verdades. 

La versión que he leído fue publicada en 1984 por Bruguera, siendo una traducción de Ana Goldar. Como he visto por ahí - y yo que lo confirmo- y está escrito de forma pausada y natural que transmite la personalidad del protagonista, con frases precisas , muchas de ellas escritas con sagacidaz y una fina ironía.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Montalbano, grazie mille


Llegué a Salvo Montalbano gracias a dos compañeras de trabajo y a una versión televisiva en la que  el protagonista, Lucca Zingaretti, se parecía tanto a mi persona que siempre me referían a un razonable parecido conmigo. Yo les pregunté de dónde había salido el personaje y ellas me aclararon que era producto de la pluma de un escritor, Andrea Camilleri.

Me resultó curioso que ellas me hablaban que el escritor de Porto Empédocle se había inspirado la figura del detective Carvalho surgido de la mente de Manuel Vázquez Montalbán. De hecho el nombre es un homenaje al escritor catalán y a sus intereses: la novela negra, la comida y el ambiente mediterráneo. 

Montalbano trabaja en la localidad de Vigata, en la provincia de Montelusa (dos nombres que, según he leído en la Wikipedia son inventados , algo que nos aclara Camilleri en la primera página del libro, y que en realidad correponden a Porto Empédocle y la provincia de Agrigento, respectivamente)y como dice Camilleri en la introducción a su libro es "un pequeño pueblo que, si bien no aparece en ningún mapa, es tan real como la vida misma". . 

Curiosamente, en un artículo publicado en El Mundo escrito por el mismo, y titulado Así inventé a Montalbano, nos cuenta la génesis del Comisario favorito de los italianos. 

La obra que he terminado de leer esta tarde es "La forma del agua" escrita en el año 1994. Y en ella se nos presenta al comisario Montalbano como todo un personaje que resulve un caso de muerte natural en el que está implicado un político, algunos de sus familiares, abogados y todo tipo de intereses.

Montalbano es como Sicilia,  rabiosamente humano, con sus defectos y sus virtides, a veces, con grandes miserias en las que se conjugan lo salvaje con lo sublime, lo excelso con lo encantador, lo irracional de la brutalidad con la fidelidad más absoluta.

Además nuestro Comisario de cabecera se inspira en obras y escritores de la isla, como la mención a la obra de Giusseppe Tommassi de Lampedusa y el Príncipe Don Fabrizio Salina del Gatopardo o al Cándido de Leonardo Sciacia. Pero también en esta inicial obra que Livia , su novia del norte, sin quererlo, le hace ver que ha actuado casi como un pequeño dios, pues interviene resilviendo la farragosa muerte, pero sin castigar a todos los que han propiciado su ocultamiento. Es un obra corta, muy agradable de leer , aunque existan momentos desagradables dada la histria. Eso sí, da un enorme hambre mientras la lees, ya que este gran amante de la gastronomía nos describe esos platos que me hubiese gustado que detallara un poquito más como esos pulpitos o esas gambas cocidas con ajo. Dios, ¡qué hambre! Me voy a cenar. Buenas noches.

martes, 8 de septiembre de 2015

Trafalgar


He tenido durante treinta años el libro que me acabo de terminar en la librería de mi cuarto en casa de mis padres. Pertenecía a la colección RTV de Salvat y fue el primero de esa colección creada por Don Benito, "el Garbancero", y que realmente le dio la gloria al novelista español, uno de los más grandes de finales del siglo XIX español. Trafalgar es la primera novela de la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. 

No ha sido, ni mucho menos, mi primer encuentro con el novelista canario, pero sí el que he hecho de hacerlo voluntariamente, pues ya en 1987 me leí, por petición oficial, su primera obra, que siempre he pensado que pertenecía a los Episodios, aunque no es así. Se trataba de La fontana de Oro, una obra magnífica para entender la trata conspiranoica que siempre ha estado presente en el pais. 

Los Episodios  Nacionales son una gran crónica del siglo XIX que recogía la memoria histórica de los españoles a través de su vida íntima y cotidiana, y de su contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país. En los mismos el escritor va mezclando la ficción con la realidad en un intento de acercar el conocimiento de la historia mediante la literatura. Practicamente creando un género: el de la novela histórica.

¿Por qué he elegido Trafalgar? La razón viene de antiguo, siempre ante mis ojos y siempre relegada. Sin embargo, en 2005 Arturo Pérez Reverte presentó una novela con el mismo título que parecía inspirarse en el clásico galdosiano. Así que desde entonces  el interés estaba ahí. Al recuperar este verano a Baroja, ¿cómo iba a dejar a Galdós? No podía. Así que dicho y hecho.

Trafalgar se incluye dentro de lo que se conoce como la primera serie (1873-1875) de esos episodios y que tine como protagonista a Gabriel Araceli. 

Como historia narra la historia del joven gaditano Gabriel de Araceli, que a los 14 años se ve envuelto en la batalla de Trafalgar como criado de un viejo oficial de la Armada en la reserva. 

La acción discurre frente a las costas de la provincia de Cádiz,  en unas jornadas de octubre de 1805, bajo el marco de las guerras napoleónicas. 

Como introducción a la historia central se describen en los primeros episodios del libro la vida de Gabriel, un niño gaditano huérfano de padre y madre, que juega junto a los otros niños de su edad en su localidad natal. Tras perder a su madre decide huir de su casa pus el pariente que le queda, su tío, es un personaje de mucho cuidado, y recala en Vejer de la Frontera, donde el viejo capitán de navío Don Alonso Gutiérrez de Cisniega, un capitán de navío retirado cuya devoción por su patria es tan grande como su amor por los barcos, lo acoge en su familia con su crítica esposa y su hija Rosita, primer amor juvenil de Gabriel. 

Ante los inminentes preparativos de la Batalla de Trafalgar, Don Alonso y Marcial, un viejo contramaestre, desean enrolarse en la batalla, pese a la firme oposición de la esposa de don Alonso, Doña Francisca. 

En esos preparativos vamos conociendo el pasado marinero de Don Alonso y Marcial, que recuerdan sus viejos tiempos de mar y su participación en episodios previos de la historia naval española. Junto al pasado, el presente con la descripción del novio de Rosita, con el que estaba comprometido, Rafael Malespina, llega y anuncia que ha sido llamado a filas como artillero de Marina, ante el alborozo de los hombres y la desazón de Doña Francisca. 

Al llegar a Cádiz, Gabriel renueva sus amistades y rememora la Cádiz de su infancia. Alojados en casa de una prima de don Alonso favorable a sus proyectos, doña Flora, Gabriel y Don Alonso deciden ir a la batalla. 

Se nos describen los preparativos de la Batalla de Trafalgar, los temores (luego confirmados) de los marineros sobre la táctica del almirante Villeneuve, y se nos cuenta cómo Gabriel y Don Alonso acaban en el Santísima Trinidad, el buque insignia de la Armada Española y orgullo de la flota franco-española.. 

A pesar de los esfuerzos de la marinería española, en la que se incluye Gabriel, la batalla se pierde. La armada formada por navíos franceses y españoles es aniquilada casi por completo y miles de soldados perecen en el mar a causa de la incompetencia de los mandos, especialmente los franceses. A pesar de ello se escriben con detalle las muertes de los principales marinos españoles participantes (Churruca, Valdés,...) y la lucha con honor e navegantes y marinería española.

Entre las peripecias posteriores se encuentra el hallazgo de un malherido Malespina, del tío de Gabriel que maltrataba a su madre y de un moribundo Marcial, además de un naufragio. 

Cuando al final de la obra Gabriel trata de reunirse con don Alonso, un marinero le describe la realidad de la marina española y la mala planificación en la que oficiales y marinos no reciben sus pagas, a pesar de que el gobierno les exige luchar para defender el país; la burocracia, la mala gestión y el desprecio por el pueblo se ponen de manifiesto en un episodio que retrata lo peor de la política y la sociedad españolas de principios del siglo XIX. Tras un embrollo causado por el trolero padre de Malespina, el joven vuelve a casa para desposar a su Rosita, al igual que Gabriel y Don Alonso. 

Gabriel es mandado por Doña Francisca a atender a la pareja en Medina Sidonia , pero acaba escapándose y decide ir a Madrid a probar fortuna. 

Gabriel entiende que las historias acerca del valor y el arrojo no son más que mitos que se tejen alrededor de una carnicería; «el heroísmo es casi siempre una forma del pundonor», reflexiona el muchacho cuando entiende que los hombres se mueven por impulsos primitivos, no relativos a conceptos como honor o patria. Galdós narra en esta obra de 1873 escrita en Madrid y lo hace con maestría esos preliminares de la batalla, además de aportar importantes datos sobre la armada española, el transcurso de esta y sucesos posteriores, ciñéndose en todo momento a la realidad.

Descubrimos aquí al Galdós, máximo exponente de la novela realista española del siglo XIX  y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser reconocido por muchos como el mayor novelista español después de Cervantes. 

Domina el estilo directo, sin artificios retóricos, con un humor y la ironía en el lenguaje, tanto culto como callejero, como vemos en todo esa pléyade de figuras estelares y secundarias. Un libro que merece la pena por acercarnos a momentos de nuestra historia. Parece mentira que para un hombre especializado en la historia contemporánea no haya sio de lectura obligada durante la carrera, pero la vida es así, y la Universidad española es así de mala.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

La flaqueza del bolchevique


Había escuchado hablar de la película, pero no sabía a ciencia cierta que estaba inspirada en un libro. Si tengo una cosa clara, todos los días 6 de enero desde hace muchos años, posiblemente desde los años 80, solía ver el telediario nocturno de la 2. Ese día había una conexión en directo con Barcelona, pues era la noche de la entrega de los Premios Nadal y de los Josep Plá.

El Premio Nadal instituido por la revista Destino de Barcelona en el año 1944, en homenaje a la memoria del que fuera su redactor jefe, Eugenio Nadal Gaya. La primera obra merecedora de este galardón fue Nada, la obra de Carmen Laforet, que tanto se nos repetía en la materia de Literatura Española de COU. Supongo que escuché el nombre del ganador, Carlos Cañeque con su obra Quién y la del finalista, pero tanto uno como otro, así como el títulos de sus obras cayeron en el olvido más absoluto. 

Después fue la película. Desconocía que estaba basada en una obra literaria del escritor Lorenzo Silva publicada en 1997. Era su tercera novela, una obra corta, pero intensa, con un lenguaje directo que te golpea con dureza y contundencia como si de un combate de boxeo se tratara. Al menos, al principio. 

Después la obra se suaviza conforme el protagonista conoce e intima con Rosana, para acabar con una reflexión sobre la vida. El protagonista es un hombre desencantado y aburrido que trabaja en banca y cuya vida da un vuelco de manera acciental cuando decide vengarse de la chica con la que ha tenido un un accidente de circulación. No tanto por el accidente, sino por el desprecio que emanaba la conductora. Tras tener claro que ella debe ser sujeto de su venganza , algo que hace de forma acertada y brillante, su objetivo cambia cuando conoce a Rosana. En ese momento vemos como su venganza se convierte en una pulsión irreflenable, en la obsesión de un treintañero, el protagonista y narrador de la obra, descreido de todo hacia una adolescente. 

Lo primero que me ha llamado la antención es el título de la obra. la explicación viene a la mitad de la misma y hace referencia a las dudas y sentimientos que sentiría un bolchevique ante la orden de ejercutar a una de las hijas de Nicolás II, en concreto Olga. Esas dudas trasmiten la flaqueza del Bolchevique: la dificultad de concretar un amor utópico. 

Según recoge el autor de la obra en su web personal haciendo referencia al editor de la obra "La flaqueza del bolchevique sería una novela absolutamente cómica si no fuera por el carácter inquietante que adquiere a medida que se complican las argucias del protagonista. Un ritmo ágil permite a Lorenzo Silva una historia a caballo entre la comedia, la intriga y el melodrama". Esta novela fue escrita entre marzo y julio de 1995, - entre Madrid, Getafe y Dublín- y según Lorenzo Silva, una época difícil, pero La flaqueza del bolchevique cambiaría el curso de su carrera como escritor al quedar finalista del Premio Nadal en 1997. 



Desde el principio la obra tuvo críticas. Según Silva Vila,  fueron mejores que peores. Entre las buenas el autor destaca la de Ricardo Senabre en ABC "La flaqueza del bolchevique es una historia amarga y, a la vez, un relato divertido, porque el autor ha manejado con maestría sus recursos, que no son pocos, para evitar cualquier deslizamiento hacia la vertiente sensiblera (...) Pero conviene no dejarse engañar por esa faz lúdica, que es sólo una cobertura, aunque excelentemente tramada y sostenida. Hay mucho más, y más trascendente, debajo de ella: el descubrimiento del otro y del sentimiento amoroso, el aprendizaje del dolor, la conquista del recuerdo, la convicción alcanzada de que "un hombre no es más que los pedazos de sí que ha entregado en su sacrificio por otros". Existe también en estas páginas la confirmación de un novelista, de un excelente narrador del que cabe esperar aún mucho más". 

Pero en la cara B de las críticas, las malas,  el mismo autor selecciona la de José Luis Piquero, en Clarín al decir que "La flaqueza del bolchevique(...) podría ser la literatura sensacionalista del tipo me ocurrió a mí, tan recurrente en las revistas femeninas, aderezada con unas gotas de tremendismo amarillo de El caso." 

Para terminar un par de cosillas. la primera, que he leído el libro por recomendación de mi mujer , pues - segun ella- tenía una de las virtudes que más valoro yo en una obra literaria, es corta y precisa, y con un lenguaje contundente, en el que no sobra ni un punto, ni una coma. La segunda, ella sabía que el personaje protagonista me iba a gustar; y ciertamente, así ha sido. 

Por último, señalar que , efectivamente, en 2003 esta novela fue llevada al cine por Manuel Martín Cuenca y fue protagonizada por Luis Tosar en el papel de - llamemoslo Javier, o Jaime, el último nombre que escucha el protagonista de Rosana, y la joven María Valverde , no hac falta dcir de quién se trata,¿no?.