domingo, 25 de agosto de 2013

Peticiones contradictorias


Yo creo que todos los amantes al cine recordarán lo impactante que fue la segunda película de Alejandro Amenábar y que llevaba por título: Abre los ojos. Si habéis visto la película recordaréis la aterciopelada voz de Najwa Nimri pidiendo una y otra vez que abras los ojos. La propuesta inicial en el libro que he terminado es la contraria: No abras los ojos. 
Y es que acabo de leer la segunda novela que tiene al investigador David Gurney como protagonista, que a su vez en la segunda del autor norteamericano John Verdon y la segunda que he leído en esa modalidad – para mí- novedosa que es mi ebook inserto en la Tablet. Una novela que, por tra parte, me había recomendado mi mujer, tal y como lo señala en su muy interesante blog de los libros que le acompañan. 
La historia de esta segunda actuación de este ex detective neoyorkino, de origen irlandés, y que ahora vive retirado en la aparentemente idílica localidad de Walnut Crossing tiene una trama tan compleja como su primera novela que llevaba por título “Sé lo que estás pensando”, - del ya presenté su breve reseña en julio del pasado año en la entrada "Un regalo de Navidad" -, pero en esta ocasión el presunto asesino además de ser un “carnicero secciona cabezas” tiene una alta connotación sexual vinculada con traumas de violencia en el seno familiar, violencia, lógicamente vinculada con eso. 
Como en la anterior lo más interesante es la descripción psicológica de los personajes, pues vamos descubriendo progresivamente sus dudas, sus valores y sus miserias. 
Estamos ante una historia que vuelve a ser interesante, en la que siguen aflorando esos traumas personales que hemos vivido todos, evidentemente, con matices, pero que especialmente afectan a las relaciones entre el investigador y su esposa Madelaine, una figura que encajaría como mujer sin alma, en el sentido que opta más por una vida eremítica aislada de todo en ese lugar paradisíaco del estado de New York, que por una actividad vital. 
En esta novela vuelve a ver giros inesperados y temas bastantes y protagonistas bastantes retorcidos, ya que el tema invita a eso. En este caso el autor a través de su detective nos lleva a un brutal asesinato, a las clásicas pistas falsas, a la – a veces- incompetencia policial, y nos lleva de viaje a las mazmorras de la vida en la que la perversión se liga al dinero y al extremo. Esto combinado con la mafia, el sexo y la locura dando lugar a una mezcla explosiva. Eso sí, en esta novela descubrimos la inestimable colaboración y complicidad existente entre el detective Hawkins y el protagonista, que entre ambos dan resolución al siempre complicado caso.

En definitiva, una buena novela policíaca típica, y muy veraniega, de ritmo ágil, de fácil lectura, de compleja trama y con protagonistas a los que admiras o te causan repulsión. Además reconozco que tiene la virtud de mantener la tensión hasta el último momento. Muy recomendable y, en este caso, me deja la puerta abierta para leer el tercero de la saga: Deja en paz al diablo. Y ya sabéis, no se os ocurra cerrar los ojos cuando alguien os lo pida.

jueves, 22 de agosto de 2013

Acabado por voluntad


Uno suele elegir bien sus lecturas y sus compras, pero en ocasiones me equivoco. Esta es una de ellas, aunque el libro estuviese firmado por un reconocido escritor. De una decepción. De eso hablo. 
Tras varios días de lectura termino por terminar esta obra firmada por Mika Waltari con la que pongo fin a mi colección de libros que se presentó como “Historias de Grecia y Roma” publicada por la editorial Salvat.
Mika Waltari, el escritor finlandés reconocido mundialmente por Sinuhé, el egipcio compone en Marco el romano un fresco histórico del mundo judeorromano del siglo I, tomando como referencia los acontecimientos que suceden en Jerusalén y otros ciudades de Galilea en torno a la figura de Jesús y sus primeros seguidores.

El protagonista al que alude el título es inicialmente un típico romano de la época, de formación griega y filosófica, que se encuentra inicialmente en Alejandría, huyendo de una relación con Tulia, una patricia romana, a la que espera desesperadamente en la ciudad egipcia. Allí lleva, según él, una vida licenciosa y costumbres disipadas, pero se curiosidad especulativa se reactiva al realizar un viaje al actual territorio de Israel para conocer la Pascua judia. En ese un viaje y coincidiendo con la muerte de Jesús de Nazaret sufre una crisis espiritual que lo lleva a conocer a todos aquellos con lo que tuvo contacto el galileo, desde alguno de sus apóstoles hasta los protagonistas de sus milagros (Lazaro y sus hermanas), Simón el Cireneo , María de Magdala,etc… De esta relación surgirá un nuevo Marco que abandona sus costumbres romanas para acercarse a las hebreas y de ellas a las cristianas. 
La novela nos muestra un buen panorama del mundo judeo-romano del siglo I. A través de las numerosas citas evangélicas contenidas en 'Marco el Romano'. 
Toda la historia es vivida a través de la mirada de Marco, un reflexivo y prudente romano, cuya visión de la vida y de la muerte se va transformando progresivamente a medida que su mentalidad entra en contacto con una enseñanza destinada a revolucionar la espiritualidad del mundo occidental. 
La evolución del protagonista en aquel lugar y las circunstancias en las que estas se producen se llevan a cabo con muchas disgresiones psicológicas del protagonista a lo largo de doce epístolas dirigidas a Tulia – realmente le manda diez- , y que sirven para justificar sus cambios pero que se repiten sin necesidad y alargando la historia pesadamente. Este sistema de intercambio de correo entre el protagonista y su amada Tulia es sólo un pretexto, empleado por Waltari para transmitirnos se evolución movido por la curiosidad desde el escepticismo tras el encuentro de un romano con la figura de Jesús de Nazaret con el que inicia un impulso interior inexplicable, descubriendo a Jesús, Hijo de Dios y que cambiará su percepción de la vida.
Estamos, pues, desde mi punto de vista, con una obra pesada, no muy original, sobrecargada de citas, con un enfoque nada original que impide tener simpatía por el protagonista dada su falta de empatía con los otros protagonista, incluso, al menos, es mi caso, con el lector.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Lo bueno y breve


Ya publiqué una entrada en mi blog que hablaba del uso de las nuevas tecnologías y en su caso del cine. Pues bien, a lo largo de la semana pasada he hecho uso de una nueva adquisición que me acerca más a los medios de la realidad cultural actual que a las formas clásicas que dominaban hasta anteayer. En este caso ha sido un medio, la tablet, que si bien no es el mejor para la lectura, - por supuesto que no es un ebook y su admirable tinta electrónica- me ha servido como tal al descargarme una aplicación como la de Aldeko que lee libros en formatos muy diferentes. Para inaugurarlo elegí una novela corta de un escritor que he leído en incontables ocasiones y que me gusta, no sólo como escritor, sino como articulista. Hablamos de Arturo Pérez Reverte y de su novela corta titulada La sombra del águila. 
En ella Pérez Reverte nos narra una historia ficticia basada en un hecho real y vinculada con la participación de un batallón formados por españoles de todos los lugares peninsulares que como antiguos prisioneros pertenecientes a las tropas que España envió a Dinamarca para el año 1808 al mando del marqués de la Romana y. más tarde, y tras entrar en guerra con Francia serán retenidos en Alemania como prisioneros españoles. Estos viendo una posible fórmula para escapar de su prisión optaron por incorporarse al ejército francés, dentro de las tropas napoleónicas, con el fin de escapar durante la campaña de Rusia de 1812. 
Por estas cosas de la vida y durante uno de los combates cercanos a la capital del Imperio ruso, este un batallón de antiguos prisioneros, enrolados a la fuerza en el ejército francés, intenta desertar, pasándose a los rusos. Interpretando erróneamente el movimiento, el Emperador lo toma por un acto de heroísmo y ordena en su auxilio una carga de caballería encabezada por Murat y que tendrá imprevisibles consecuencias para las tropas napoleónicas y para los soldados españoles encabezados en la obra por un heroico capitán García. El valor de los españoles y la carga de la caballería francesa le abren las puertas moscovitas a Napoleón, pero también va a suponer el inicio del fin pues tras el éxito militar vendrá el fracaso estratégico visible en la última parte de la historia que está ligada al desastroso paso del Beresina y a los avatares de la diezmada tropa española. 
La historia que cuenta es la siguiente. Se centra en el año 1812, en medio de una batalla entre las tropas de Napoleón y el ejército ruso en Sbodonovo, el batallón 326 de infantería del ejército francés que estaba formado por antiguos prisioneros españoles, decidió desertar y pasarse al enemigo. La maniobra fue contemplada por Napoleón desde la cima de una colina cercana y la interpretó erróneamente como un acto de inusitado valor, ordenando una carga de caballería dirigida por Murat en auxilio de los temerarios españoles. 
Tras ser reconocidos y condecorados por el emperador en una ciudad abandonada por los rusos descubrimos en un último episodio de la guerra, como los restos del batallón 326 van en retirada, y sufren el frío, la ceguera, los ataques de los cosacos y la pérdida del sentido de la vida durante el paso del Beresina.
Este relato breve basada en hechos reales, que cuenta con situaciones concretas y los lugares reales, pero que nos narran unos acontecimientos son ficticios al menos en cuanto a los personajes fue publicado en el diario El País en agosto de 1993 y que más tarde fue publicada por la editorial Alfaguara ese mismo año, mientras Arturo Pérez-Reverte cubría, como reportero, el conflicto de Bosnia. 
Como la mayor parte de las obras del ahora académico presenta un su tono desgarrado, directo, popular, lúcido y tan cómico como trágico muy reconocible en el autor cuando se centra en acontecimientos históricos como los de Trafalgar o los del dos de mayo. 
Pérez Reverte nos desvela, como siempre, su descarnada y mordaz visión de la guerra, pero sobre todo de la condición humana en una obra breve, en la que se cumple el dicho de que lo bueno y breve, es dos veces bueno.

Historias del Mediterráneo


Si en la historia de la literatura clásica Hesíodo y Homero ocupan un lugar en el olimpo literario – no mejor aplicado para un griego clásico- en parte de sede a que otros previos con sus historias inspiraron a éstos. Y si el origen de los dioses , la humanización a través de los trabajos y los días o la lucha por el honor, la gloria y el comercio son algo a día de hoy, se debe a que en la tradición helena existían otras historias previas en las que los seres humanos vivían condicionados por la presencia de los dioses. Robert Graves en su obra “El vellocino de oro” parte de la tesis de que la historia argonaútica pudo ser cierta y tuvo lugar con anterioridad a la Ilíada. De hecho alguno de los relatos que protagonizan Jasón y el resto de tripulantes del Argo pudieron ser tan reales como aquel que nos cuenta la destrucción de Troya.
El vellocino de oro de R. Graves resulta ser una novela mitológica primorosa por su concepción poética. El autor británico nos narra el periplo de los minias partiendo de Yolco, frente a las cotas de Eubea, hasta llegar a la Cólquide en el Mar Negro, y nos es una narración sin más es un acercamiento a la mitología, pero también a la humanización y racionalización de algunos mitos. ¿O no lo es la transformación de harpías en milanos o la de aves del Estínfalo en espátulas?  
El vellocino de oro en los mitos griegos era la piel de cierto carnero perteneciente al templo de Zeus que años antes salvara a Frixo y Hele de los celos de su madrastra Ino y que estaba custodiado en la Cóquide, región situada en el final del Mar Negro a ojos de un griego (actual Georgia), en el reino de Eetes, padre de Medea y hermano de Circe y Pasífae, y que estaba custodiado en un espacio sagrado dedicado a Prometeo. Años más tarde, Jasón sería el encargado de encontrarlo y llevarlo a Yolco, la ciudad en la que gobernaba el tío de éste, Pelías tras apartar del poder a s padre Esón, que temía que el joven quisiera recuperar el trono que por derecho le correspondía y le mandó esa arriesgada empresa con la confianza de que nunca volviera.
La aventura de los argonautas que así nace es la aprovechada por Graves para recrear todas sus conjeturas acerca de aquella etapa de la historia helena. Más allá de aciertos y atrevimientos históricos, el resultado es un libro excepcionalmente lírico, rico en matices y caricaturizado a veces (la figura de Hércules lo atestigua). Robert Graves presenta como trasfondo del viaje el pasado matriarcado de los pelasgos, frente a la nueva religión, la de los aqueos, patriarcal y olímpica. Por eso pasa por islas como la de Lemnos o nos describe multitud de pueblos por donde pasará la expedición y las aventuras a las que se verán abocados.
Resulta un libro denso y complejo para los no iniciados en mitología. Pues esta historia es una continua recurrencia a la mitología y tras mito la historia se diluye o te conduce siempre que lo tengas claro. Sin dioses, se humaniza la acción y las motivaciones son más terrenales. Es lo que elige Graves. Pero lo hace con tanta fuerza e introduce tanta documentación y realismo que el aspecto mítico se ve reforzado. Además, pese a la intención del autor, eminentemente histórica o historicista, y casi sin quererlo, crea una exposición  mitológica. Para Graves el viaje de Jasón fue real y yo como historiador doy tanto peso a lo narrado como al apartado documental con el que apoya su libro. He leído por ahí que si nos acercamos a Graves como historiador que nos andemos con cuidado, pero sabemos que esto es literatura  y que si se objetivo era disfrutar con el libro, ese fin se cumple sobradamente. Dejemos atrás  la rigurosidad. Las suyas son hipótesis muy interesantes debido a su genio, pero alejadas de cualquier certeza. ¿Y qué? 


Esta entrada se escribió un anó antes de su publicación, el 21 de agosto de 2012, pero por ajustes entre blogs se ha insertado en la del año 2013 con esa misma fecha y ese mismo título "Historias del Mediterráneo". . 

jueves, 8 de agosto de 2013

Rendirse o morir


De literatura portuguesa, como de pelo, poco, o casi nada. Y no es que tuviese intención de leer algo específicamente portugués. Sin embargo, llevaba una temporada intentando obtener un poquito de tiempo para darme el gusto de leer esta obra firmada por el lisboeta Joao Aguiar - fallecido en 2010- y que se centraba en el personaje de Viriato. Ese momento llegó en el mes dedicado a Julio César.

Realmente la figura de Viriato no me interesaba gran cosa. Cuando uno asume que es hijo de la romanización y la acepta como un bien extendido en el occidente europeo, piensa que aquellos que se opusieron a la misma se equivocaban. Yo, que a los romanos tengo en tal alta estima, desde luego, no criticaré. Sin embargo, me había olvidado de lo que supuso la presencia romana en la península ibérica. Al fin y al cabo fue una historia de ocupación, guerras y colonización. Reconozco que, al igual que lo estudié, lo olvidé. Aún recuerdo el examen, posiblemente el penúltimo- el último, el de historia de América, coincidió con la subida al poder de Menen y con las clases de un tipo de cuyo nombre prefiero olvidarme y que llegó a afirmar que la entrada de la cocaína en Occidente era la venganza de la nación indígena, cosas de la libertad de cátedra y de la catadura moral de algunos profesores universitarios-, de quinto de carrera con el Lacort y como lo estudié con ahínco, pero sin pasión. 
Olvidado lo estudiado lo he vuelto a recuperar con la lectura de la obra de Aguiary con las desventuras de lusitanos, vacceos, arevacos, turdetados o bastetanos ante la presencia cada vez más intimidante de la República Romana en la península ibérica. 
Viriato, y que tiene como subtítulo, Iberia contra Roma es un buen libro. Sobre todo, un libro bien escrito, ameno, y muy bien estructurado. Presenta una escritura fácil y un relato bien configurado y mejor documentado. Tengo que señalar que alguno de los libros que le han servido de documentación son firmados, nada más y nada menos, que por José María Blázquez, un historiador de fuste. 
El protagonismo en la historia es asumido por Tongio, un conio del antiguo reino de Cinéticum – lo que sería actualmente el Algarve- que por avatares de la vida, acaba por convertirse en enemigo de Roma y unirse a su más fuerte opositor, Viriato. 
La obra contiene un prólogo y un epílogo, así como un importante nudo formado por tres capítulos; el oráculo, la insignia del toro y Endovélico. En el prólogo, el protagonista será Tongio. En el epílogo, son los escritos dejados por éste en el ya abandonado templo de Endovélico y descubiertos por las autoridades romanas, como pretexto oracular de lo que sucederá en la Hispania en el siglo I antes de Cristo. 
En los tres capítulos restantes y principales descubriremos la procedencia de Tongio (su débil relación con la madre y casi inexistente con su brácaro padre, el fuerte lazo con su tío y su azarosa vida en Balsa –Tavira- y Gades – Cádiz-. Es precisamente el asesinato de su tío por los romanos lo que le hace, primero, odiar a los romanos, responder con la misma moneda y huir de la ciudad hispánica para refugiarse en el interior donde el destino lo lleva al Santuario de Endovélico. Más tarde, la fortuna lo cruza con ese fuera de la ley por circunstancias que es Viriato. Entre medias descubrimos la ocupación y la avaricia de Roma, las costumbres tan admirables como malsanas de los pueblos que viven en la península ibérica y que de alguna manera conforma el actual individualismo ibérico que todavía perdura. La figura de Viriato irá adquiriendo cada vez más protagonismo hasta que en el año 147 a. C. se convierte en el líder de ese conglomerado de pueblos y bandas con reyezuelos que encabezado por el lusitano ponen en brete a Roma y a sus procónsules en la Ulterior y Citerior. 
Desde esa fecha hasta el 139, Viriato será – como también y en paralelo ocurre con Numancia- la pesadilla ibérica de Roma de la que militarmente despertará cuando envíen a Hispania los más brillantes militares y las más poderosas legiones, así como las más miserable tácticas – entre ellas la traición de algunos de los suyos, de los que alguno es probable que diga “sevillanos tenían que ser”, por los tres traidores de Urso (Osuna) - que ponen fin a la vida de Viriato, y en gran medida a la resistencia que el mundo romano encontrará en la península. 
En definitiva, una novela que me ha gustado por su eficaz narrativa, sus interesantes planteamientos,por la implacable y terrible disyuntiva ante el avance irrefrenable de los romanos en la que sólo cabían dos opciones, resistir o morir, y por acercarme al mundo que dejé prácticamente olvidado allá por junio de 1989, cuando los sueños, sueños eran.