lunes, 29 de febrero de 2016

Dublín bajo la lluvia


Lunes mañana. Aún queda un buen rato para desayunar el contundente desayuno irlandés. Así que como teníamos prevista salimos a la calle para dar una vuelta en este último día por la capital irlandesa. Eso sí, según nos dicen, unos segundos antes de salir It´s raining! Así que vamos a conocer un auténtico día irlandés.



Salimos a Abbey Street y en vez de tomar dirección O' Connell nos vamos en dirección contraria dejando atrás los viejos edificios  sedes del "Irish Independent newspaper 'Independent House' "y los Arnotts department store, o sea la tienda más antigua de Irlanda, fundada en 1843, pues estamos casi frente por frente a ellos, aunque se entra por la comercial Henry Street. Sin embargo, nosotros tiramos para Mary Street, subiendo por Liffey Sreet.

Dejamos atrás algunas tiendas todavía no abiertas como un Marks & Spencer , un Zara y algumnas más pero llueve dulcemente y mansamente. Nuestra mayor sorpresa es ver que llegamos a la Iglesia de Santa María,  un antiguo edificio de la llamada Iglesia de Irlanda que hace esquina entre Mary Street y Jervis Street,

Desde el siglo XVII la iglesia era un lugar de culto para los feligreses en el lado norte de Dublín, antes de que se cerrara en 1986. Desde entonces, la iglesia ha sido desacralizada y el edificio se ha convertido en un bar y un restaurante. El edificio actual fue diseñado en 1697 por Sir William Robinson, y la primera piedra se colocó en 1700. Es la primera en Dublín que se construirá con galerías y al que se le instala un órgano construido por Renatus Harris. La iglesia se cerró en 1986 y más  tarde fue convertida en  un bar y un restaurante. Originalmente llamado el "John M. Keating Bar", el pub llamado "The Church". El cementerio se convirtió en Wolfe Tone Park, un parque público.

No hay mucho más que ver así que subimos en dirección contraria al río por Parnell Street o Sraid Pharnell -anteriormente Great Britain Street-,y que se extiende desde Capel Street en el oeste hasta la calle Gardiner y Mountjoy Square , en el este. Es en el extremo norte de la calle O'Connell , donde se ofrece el lado sur de la plaza Parnell.



En la misma con el eclecticismo estético del urbanismo dublinés aparecen casas de ladrillo y edificios de arquitectura georgiana. Dicha calle se encuentra en pleno proceso de reforma. En sus alrededores están el Rotunda Hospital- que sirve como el hospital principal de maternidad del norte de Dublín-  , el teatro Ambassador  con una muestra sobre The Rising y el Gate Theatre , mientras que el Jardín de la Memoria , el Museo de Escritores de Dublín y la Hugh Lane Gallery están en el lado norte de la Plaza Parnell .





El James Joyce Centre está inmediatamente al lado de Parnell Street, en North Great Georges Street, mientras situado justo al lado del extremo oriental se encuentra la histórica Plaza Mountjoy .

A un lado dejamos la estatura dedicada a Charles Stewart Parnell realizada por el escultor americano-irlandes Augustus Saint-Gaudens.


El  lugar The Spire es el lugar que ocupaba la columna de Nelson, de 36.8 metros. Era una columna dórica de 36.8 m erigida en 1808 en honor al almirante Almirante Lord Nelson, puesta formalmente puesta en el centro de la calle donde actualmente se encuentra The Spire. En 1966, fue volada por el IRA y el sitio quedó  permaneció vacío hasta la creación de  The Spire o el chapitel en 2003.

Teniamos haber ido La Aduana. Ese edificio enorme con cúpula verde y que aquí se conoce como Custom House, uno de los edificios más grandes y llamativos de Dublín. Se sitúa en la orilla norte del río Liffey.

Fue diseñada y construida por James Gandon en el siglo XVIII. Es uno de los monumentos más grandes de la ciudad y su arquitectura neoclásica. Su principal función era la de recaudar a gran escala los impuestos que generaba el puerto de Dublín. Su función inicial quedó relegada a los pocos años debido al traslado del puerto a la costa. Su actividad fue a menos hasta que se dejó de utilizar por completo. Para darle una función, posteriormente se instaló aquí la sede del gobierno local.

El peor golpe que sufrió Custom House fue cuando en el año 1921, durante La Guerra de Independencia, El Ejército Republicano Irlandés, prendió fuego a La Aduana, un fuego que duró cinco días. Este acto supuso un gran daño en el edificio, sobre todo en su interior y partes de su estructura.

En 1926 empezaron los trabajos de reconstrucción cuyo resultado podemos ver hoy en día. En la actualidad este emblemático y bonito edificio alberga distintos departamentos públicos como el Ministerio de Medio Ambiente.

Algo parecido ocurrió con Four Courts, uno de los majestuosos edificios que se alza en la orilla del río Liffey. Four Courts es un edificio de estilo neoclásico diseñado por James Gandon ente 1786 y 1796.

Ha sido desde más de 200 años el edificio sede y buque insignia de la Justicia en Irlanda. Como gran parte de los edificios de la capital durante la guerra civil irlandesa, Four Courts sufrió grandes destrozos. Sin embargo en 1932 el edificio volvió a la normalidad totalmente reconstruido, aunque muchas de las decoraciones y documentos que había en su interior se perdieron para siempre. Aunque no es de los principales atracciones turísticas de Dublín, su atractiva construcción hace que darse una vuelta a su alrededor sea algo digno de ver. Su gran entrada y su enorme cúpula merecen más de una fotografía para el recuerdo. Además goza de una posición privilegiada a pocos metros del río Liffey.

Nos fuimos al hotel no sin ante entrar en el Post Office de O´Connell, no podía dejar la idea de entrar en el edificio clave de la revuelta de Pascua de 1916. Entramos y nos hicimos unas fotos en su elegante interior que menos en el año de su centenario.



Tras esto fuimos ya al hotel a desayunar. Tras el pantagruélico condumio que invitaba a no comer nada hasta la cena, subimos a la habitación y cogimos las maletas hasta dar con el airlink, cuya espera bajo la lluvia no era nada poética.



Una vez en el autobús de dos plantas repetimos la jugada, yo  arriba y mi mujer abajo. Fui fijándome en los carteles electorales que invitaban a votar en las elecciones generales celebradas en ese fin de semana.

El primer ministro irlandés, el democristiano Enda Kenny, que aspiraba a mantenerse en el poder cinco años más, tras haber dirigido un Ejecutivo de coalición con los laboristas que había logrado resurgir al Tigre Celta, y que había arrasado en los comicios de febrero de 2011, en parte porque el electorado quiso castigar duramente al Ejecutivo del centrista Fianna Fáil, que tres meses antes había pedido a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) un rescate por 85.000 millones de euros.

Los profundos recortes que le impuso la Troika como condición del programa de ayuda que la república abandonó con éxito en diciembre de 2013. En las elecciones sólo alcanzó el 26 % , mientras que sus socios laboristas no llegaron ni al 6%. Tan sólo una gran coalición entre las dos fuerzas mayoritarias, el Fine Gael y el Fianna Fáil, obtendría suficientes escaños para formar un Ejecutivo con una sólida mayoría absoluta. Pero las formaciones, eternas rivales resultado de los dos bandos que se enfrentaron en la guerra civil irlandesa de 1922-1923, han descartado esta posibilidad. Por su parte, el Sinn Fein, antiguo brazo político del ya inactivo IRA, también ha apostado por gobernar en solitario en este caso con un 18 %. Por cierto su sede cercana a Parnell Street se había quemado en la noche antes de nuestra llegada.

Mientras iba viendo las fotos de los candidatos Costello, la chica de The Workers Party , miraba la arquitectura victoriana de algunos bloques, algunos de ellos coquetos hoteles. Pasamos por la estación de trenes y /o autobuses cercana al edificio de La Aduana y a Gardirner Street , y volvimos a encaminar por el Distrito financiero de Dublín, sin mucha actividad que digamos.

Tras esto vimos los Docklands sucios y llenos de espacios vacantes esperando a ser contruídos u ocupados por coches.




Volvimos a meternos en el tunel de la autopista que prácticamente nos dejaba en el Aeropuerto. Bajamos en la T1 y entramos.



Cientos, puede que miles de personas se movían en su interior. Me fijé y habia en franjas inferiores a la hora incontables vuelos a Londres, Liverpool, Manchester o Birmingham, así como a Escocia. Fuimos a la zona por la que salían los Ryanair. Nos sentamos pues la puerta no estaba abierta en la zona destinada a un vuelo a Bristol.

Comprobé que había wifi gratís así que entre en Twitter y navegue un rato. Después fuimos a la puerta que indicaba Madrid. Estábamos nosotros únicamente, pero al momento apareció una patulea de gente que minutos después subía en el avión.

Ventana tuve, y me puse a mirar. Pensé que poco iba a ver y salvo las granjas cercadas y cercanas al aeropuerto, una playa cercana y el mar, el Muir Eireann, poco más. Dublín iba quedando atrás, bajo las nubes.



Las nubes se abrieron un rato después, calculo que sobre el país de Gales o sur de Inglaterra. Pudo ser Falmouth o Plymouth, but I don´t know!


Sobrevolamos el mar un buen rato hasta dar con la costa española. Entramos a la altura de Gijón o Aviles, pues era una enorme población coincidente con una ría, casi me inclino por Avilés.

Se podía ver la Cordillera Cantábrica que en un determinado punto manifestaba nieve, que en las cumbres lo cubría todo. En la cara sur de la montaña la nieve iba menguando, aunque en algún punto de la Meseta volvía aparecer llegando a estar muy generalizada la nueve a la altura del Sistema Central. Entramos por la zona de Segovia. Madrid iba apareciendo como un laberinto bajo nuestros pies enmarcado al norte por la nieve.

El avión dio la vuelta por todo el área metropolitana por el sur. Pude distinguir el Cerro de los Ángeles en Getafe. Después pasó hacia el este y enfilamos hacia Barajas que se veía cercano.

Finalmente, aterrizamos a la hora prevista. Con nuestros trolleys a manos nos dirigimos hacia el metro y cercanías. Casi una hora de trayecto. Dejé las maletas en el coche, mientras subía mi mujer. Yo lo hice minutos después y besé a mis hijos. El viaje había terminado. Hasta otra.


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