sábado, 6 de junio de 2015

Triple



Comienza la temporada de verano. Habitualmente, y desde el punto de vista de la lectura, comienza al final del mes de mayo. En ese mes, coincidente con la feria de Córdoba, suele haber el final de una obra y el inicio de otra, pero está vez, no ha sido así y la he acabado algo más tarde de lo esperado. 

En cuanto a la lectura en sí, le tocaba el turno a una de las obras de Ken Follett más valoradas, pero para mí – y en cuanto a la historia- está por debajo de otras. Se trataba de Triple, una novela de espionaje del autor galés del año 1979 y que está ambientada en los años de la guerra fría y, supuestamente, basada en hechos reales tal y como se recogen en la nota de prensa del diario neoyokino Daily Telegraph que aparece al final del libro. 

El título hace referencia a la coincidencia en la trama de los servicios secretos de Israel, Egipto y la Unión Soviética. El prólogo se presentará en un encuentro coincidencial en Oxford con todos los protagonistas de la misma: Nat Dickstein, Al Cortone, Yasif Hassan, David Rostov, el profesor Ashford, Eila – la mujer del anterior- que posteriormente pasarán por distintos servicios secretos, el Mossad judío, el egipcio, la KGB. 

Lo cierto es que más tarde los egipcios descubren que los israelíes están construyendo un reactor nuclear y que están interesados en la obtención de uranio necesario para fabricar bombas nucleares. Los dirigentes del estado judío concluyen que la única manera de no ser derrotados definitivamente en la permanente lucha con los árabes es hacerse ellos también con la bomba, con la dificultad añadida de no tener a su alcance el uranio. 

Por ello, se idea un plan para hacerse con una gran cantidad de esa materia prima y que serviría para fabricar alrededor de treinta bombas nucleares. Por eso encargan a Nat Dickstein, agente israelí, que sufrió en sus carnes la violencia de un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial el diseñar y ejecutar un minucioso plan que lo lleva a Luxemburgo, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Suiza e Italia , y finalmente al éxito del mismo. 

Entre tanto las casualidades de la vida hacen que aquellos viejos amigos de la Universidad de Oxford que ahora se encuentran cada uno de ellos en el vértice de un triángulo y se enfrentan entre ellos para que fracase el plan o tenga éxito. 

El único aliado de Nat Dickstein es Al Cortone, un mafioso americano que le debe la vida, y un empresario naviero por el interés económico. A ellos se Suza, por amor. El plan consistirá en abordar el Coparelli, un navío cargado con óxido de uranio en el Mar Mediterráneo, intercambiar los documentos con otro barco gemelo, el Stromberg, y finalmente hundir éste segundo barco. Así, el carguero rebautizado podría cambiar de destino y el original se habrá perdido para siempre. 

 Parece una misión casi imposible, ya que rusos, egipcios y palestinos no están dispuestos a contemplar el éxito de Israel en Oriente Medio. Finalmente, Israel lo consigue. Estamos ante una novela basada a partir de un suceso real, cuya trama engancha mucho , como suele ocurrir en las novelas de espionaje firmadas por Ken Follett.



Como suele pasar en las novelas de Follett la acción va de principio a fin y , para mí, presenta un inicio prometedor, aunque posteriormente la historia poco a poco se viene abajo logrando que el interés decaiga ligeramente por lo inverosímil de lo narrado. 

Pero, y en resumen, la novela no está mal por sus ingredientes habituales, como son los espías, los servicios de inteligencia, los dobles agentes escrito con la agilidad propia del escritor galés. Una obra bastante recomendable.

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