viernes, 11 de diciembre de 2015

Rambam, la historia de un yehudim


Decir yehudim, es decir, pueblo judío o israelistas que no sólo vivían en el Próximo Oriente o en el Levante mediterráneo, sino también de aquellos que vivieron en Roma, la comunidad más antigua judia existente en el occidente europeo o en Sefarad.

De entre estos yehudim del mundo occidental hay uno que destacó con luz propia. Curiosamente paisano mío y que respondía al nombre de Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun o Moisés Ben Maimónides, más conocido por  su último nombre Maimónides, pero conocido por la comunidad sefardí y la comunidad hebraica mundial con el nombre de Rambam. Estamos hablando con uno de los grandes entre los grandes de esta comunidad, tan grande que está en la segunda posición en la comunidad israelí que su papel en lo teológico estaría un pelín por debajo del primer Moisés. De hecho se protagonismo responde a la frase de  "De Moisés a Moisés no hubo otro Moisés". 

Rambam o Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun o Moisés Ben Maimónides, o como era conocido entre los mozárabes como Rabí Moisés el Egipcio nacido en la víspera de la Pascua judía en nuestra ciudad el 30 de marzo de 1138, en el seno de una familia de jueces rabínicos de gran tradición en el gobierno de la ciudad, aunque no sólo respondía su perfil al de persona de familia acomodada, pues parece ser que también había en él parte una parte humilde - su madre era hija de un carnicero-.

Su padre se formó en Lucena , una de las ciudades o koras con mayor población judía de al-Ándalus, en el Talmud y en las matemáticas. Se estará formando en ese ambiente culto y selecto en los estudios bíblicos y talmúdicos hasta que la tolerancia hacia la comunidad sefardí se truncó con la llegada de los almohades en 1145.

Se iniciaba así una diáspora que le llevará a Almería, coincidiendo curiosamente en la localidad con mi querido Averroes, su maestro,  al que le dio cobijo en su casa hasta trasladarse en 1160 con sus hijos a Fez.. No sabía que había iniciado un viaje sin retorno fuera de Sefarad.

Después el camino tomado le llevará a Fez, donde este cordobés errante se hizo pasar por musulmán. En Fez en su manifestación pública estudia árabe, matemáticas y poesía; mientras en el hogar empieza a profundizar en el Talmud y en la Torah o Torá. Es en estos momentos cuando le surge la opción de escribir sus obras tanto en hebreo como en árabe, en una prosa que se caracteriza sobre todo por la sistematización y la claridad expositiva.

En 1165 la aparente tranquilidad en la sagrada ciudad marroquí se quiebra y el rabino de Fez es encarcelado, condenado y ejecutado.

Tras este horror decide marchar al Próximo Oriente buscando protección en la ciudad de Acre. En 1168, con 33 años marcha a Egipto. Allí , bajo la protección del califato fatimí, algo más tolerante para su comunidad, puede dedicarse a la filosofía a la filosofía y a la astronomía, aprovechando que su hermano David se dedica a un próspero negocio mercantil de comercio con joyas mientras están asentados en la norteña Alejandría. Pero el naufragio de David y su fallecimiento con el de gran parte de la familia, supone el naufragio real - y psíquico para un sensible pensador-, quedando postrado en la cama y entregado a las lectura de Aristótles, Avicena y otros pensadores.

Tras una convalecencia decide estudiar medicina y se traslada a Fustat, el antiguo El Cairo. Allí alcanza rango de jefe de la comunidad, Rabino principal, dada su autoridad moral y científica.

Es en esa ciudad en la que escribe el "Mishné Torá", libro en el se dedicará a codificar las leyes de la Torah y lo hizo de una manera simple y comprensible por medio de sus 14 libros en los que compila toda la legislación de la comunidad judía.

Este mismo prestigio en lo espiritual, le lleva a incorporase a la corte del sultán Saladino, convirtiéndose en médico de cámara del visir al Fadl, hijo mayor de Saladino. Fue procesado por apóstata,pero tuvo la suerte de que un amigo le ayudase durante el proceso y le absolviesen. Maimónides, según Serafín Fanjul, un negacionista de la convivencia medieval de Al Andalus, llegó a criticar abiertamente en su epístola a los judíos de Yemen al islam y a los cristianos..

Desde ese momento su fama y autoridad como médico y pensador crece día a día. La muerte le sorprende en la ciudad egipcia en el 1204. Sus restos fueron trasladados al lago Tiberiades, junto al mar de Galilea.

Así terminaba su vida el sabio, pensador, médico, rabino, teólogo y filósofo, que dejó una huella imborrable en el conocimiento científico y religioso por su fuerte oposición al misticismo de los cabalistas.

En sus obras se muestra el esfuerzo por armonizar fe y razón, religión y filosofía. Se le considera la mayor figura posbíblica del judaismo, haciendo en este caso honor al proverbio antes mencionado de "De Moisés a Moisés no hubo otro Moisés".

Defiende lo que no pudo ver en sus últimos días en la ciudad de Córdoba, su Qurtba natal: la tolerancia, el esfuerzo y la dedicación, el entusiasmo aun en tiempos difíciles, el valor de las creencias y la generosidad en compartir conocimientos. Todos estos valores que están presentes en su obra y como médico se le atribuyen milagros que le elevan al nivel de santo para su comunidad, además de ser un sabio juez y irrepetible rabino.

En Egipto, donde muere anhelando volver a su ciudad natal, es su espíritu el que nos lleva de nuevo a la judería Cordobesa donde aparece el espíritu de Maimónides para ayudar, sólo a aquellas personas que necesiten de sus sabios consejos.

En su juventud escribió poesías religiosas y una epístola en árabe. Sobre sus conocimientos en medicina escribió un buen número de tratados, como el que dedicó al sultán Saladino, el Tratado sobre los venenos y sus antídotos el año 1199, al hijo del sultán, Al-Fadl, la Guía de la buena salud (1198) y la Explicación de las alteraciones (1200).

Como autor de obras filosóficas de gran peso en el pensamiento medieval destacan las escritas durante los últimos años de su vida, como el Tratado sobre la resurrección de los muertos (1191). La Guía de perplejos (1190), incorrectamente llamada Guía de los descarriados, una obra dedicada a la élite, pues eran los que deberían dudar de todo, y que es la clave de su pensamiento filosófico y ejerció una fuerte influencia en círculos tanto judíos como cristianos y sobre todo escolásticos.

En la Guía de perplejos se encuentra todo su pensamiento filosófico. Maimónides distingue tres grupos de seres creados: los minerales, las plantas y los seres vivos (incluyendo al hombre), compuestos de materia y forma perecederas; las esferas y las estrellas, en las cuales la forma es permanente y los seres dotados de forma, pero sin materia, como son los ángeles.

Admite la creación como un acto conforme a la esencia divina, el cual abarca todos los seres, no tiene otro fin que a sí mismo y por lo tanto su duración es ilimitada. Dice probar la existencia de Dios a partir de argumentos aristotélicos, y afirma su unidad e incorporeidad.

El profesor Mario Javier Sabán, presidente de Tarbut Sefarad, dictó en la Universidad Hebraica de México una serie de conferencias en las que hablaba de los aspectos importantes de la obra de Rambam. Estos son la resurrección de los muertos, la profecías - la profecía de Moshé es superior a todas las profecías, superior a la Abraham, Isaac y Jacob- por ser profecía legislativa, y el entendimiento, que es lo que nos diferencia de los animales, de ahí el papel de la religión, ejercer la religión sin entendimiento es hacerlo en forma animal. El que más duda por lo tanto es el más sabio.

Rambam pone en duda la liturgia por ser cambiante y por ser la cascara de la fe y, además puede seguir evolucionando.

El alma es una en esencia, pero tiene cinco facultades: la fuerza vital, los sentidos, la imaginación, el apetito (pasiones y voluntad) y la razón (libertad y entendimiento). El entendimiento es la facultad que caracteriza al hombre, pero las demás le son comunes con la mayor parte de los animales. Éste puede ser pasivo (entendimiento material que sufre la acción de la vida orgánica, es inseparable del cuerpo e individual) o activo (adquirido o comunicado, separado del cuerpo).

Habla del estado profético, constituido por una iluminación superior a lo que cada uno puede aspirar que produce el máximum de ciencia y dicha, entendiendo la profecía como una emanación de Dios que se extiende por medio del intelecto a la facultad racional y después sobre la facultad imaginativa.

Maimónides llega a la conclusión de que el hombre es libre y la libertad es una función de la inteligencia, y este intelecto, como forma del alma humana, es inmortal porque no necesita del alma para sus operaciones, sino que entiende separado absolutamente del cuerpo. El hombre es libre y esta libertad, actuando como tal, puede por sus solas fuerzas realizar el bien desinteresadamente.

La resurrección de los cuerpos se debe a la fe pero la razón no la puede demostrar aunque tampoco negar y la admite como un milagro compatible con la creación.

El entendimiento constituye el verdadero fondo de nuestro ser, la parte inmortal del hombre y por eso el hombre debe encaminar todos sus actos a obtener la perfección suprema de esta facultad mediante el conocimiento de Dios; conocer y amar a Dios es el fin último de la vida.

Maimónides o Rambam opta por establecer una conciliación entre la fe y la razón dirigida a quienes vacilan entre las enseñanzas de la religión judía y las doctrinas de la filosofía aristotélica, demostrando que no hay contradicción en los puntos en que fe y razón parecen oponerse. Defendía que era posible la conciliación entre el sentido literal de las escrituras y las verdades racionales, acudiendo a la interpretación alegórica en casos de conflicto. Esto le hizo granjearse problema con un grupo de musulmanes que pretendían una lectura literal del Corán, los mutallajim— que lo tacharon de racionalista.

Pero su valor está en las obras de tema rabínico (talmúdico) especialmente de dos: un comentario en árabe de la Mishná, El Luminar (1168), también titulado Libro de la elucidación, y la Segunda ley o Repetición de la ley o "Mishé Torá" del año 1180, que constituye su obra magna y consiste en una amplia y minuciosa recopilación por materias de todas las leyes y normas religiosas y jurídicas de la vida judía (es decir, del Talmud). Estas obras tuvieron mucha fama y le otorgaron numerosos discípulos.

Por eso, hoy Rambam es venerado, es considerado un grande, aunque desde su Qurtba se le viese como un falso creyente en su momento, y, hoy, y probablemente sea lo peor, se le ignora.Con motivo de prepararme para ver la obra de Miguel Ángel Entrenas "Averroes y Mimónides: Luz de Al Andalus" he escrito esto para tener presente a uno de los protagonistas.   Un saludo.


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