sábado, 22 de junio de 2013

Según el hermano León


Ha sido una lectura rápida, pero no fácil. Si alguien espera encontrar acción, aventura o dinamismo en El pobre de Asís, ¡qué no la lea! . Si alguno quiere acercarse, posiblemente, a la figura de Francisco de Asís y al mundo franciscano es de obligada lectura. 
Esta obra está firmada por Nikos Kazantzakis (1883-1957), uno de los más importantes escritores griegos del siglo XX, relata la vida de Francisco de Asís. He leído que sí con una belleza inusitada y una gran fuerza de espíritu, en el libro” El pobre de Asís”. Si Francisco lo pudiera leer, quedaría absorto con su lirismo y la fuerza que desprende sus páginas, pero es probable que también criticaría el desapego a su familia terrenal, prácticamente “maltratada” por su hijo. Esta obra es realmente una hagiografía sobre Francisco de Asís, sobre su humildad, su intento de imitar a Cristo, su gran bondad y amor a “lo pequeño”, a las cosas sencillas. De ahí que se le haya denominado: “alter Christus”, el “otro Cristo”.

He leído en la Wikipedia (sí, lo sé, no debe ser fuente de nada) que este escritor cretense, nacido en Herakleon, cuando todavía la isla pertenecía al Imperio Otomano, que casi fue Premio Nobel de Literatura - perdió por un voto ante Albert Camus- es el autor griego más importante del siglo XX. De hecho dos de sus libros han sido llevados al cine con bastante trascendencia. Hablamos de la mítica “Zorba, el griego”, basada en la obra de Kazantzakis “Alexis Zorba, el griego”, que fue llevada a la pantalla en 1964 con Anthony Quinn como estrella estelar, y de “La última tentación de Cristo”, que también llevó a la pantalla en los años 80 Martin Scorsese. Volviendo al escritor me ha llamado la atención su periplo personal y político acorde con los vaivenes del siglo XX. La vida de Kazantzakis fue una vida de compromiso personal y social.
Tras esta última ya podemos contextualizar la obra que acabó de leer, pues nos presenta a Francesco como un eterno buscador abrumado por la angustia existencial. 
La obra es narrada y presentada en primera persona por un seguidor – más bien, un sufridor- de Francisco: el Hermano León. Es el primer colaborador de este santo que pasa de ser extremadamente humano a convertirse en puro espíritu. Si bien de la historia del humano Francisco sólo vamos a conocer retazos (su juventud, sus andanzas amorosas en Asís, su relación con su padre y la ascendencia de su madre) de sus encuentros místicos se nos presentarán con todo detalle, cercano al dolor hasta llegar a la base de su ideario: Pobreza, paz, amor. 
He leído, y estoy de acuerdo, que como recursos literarios Kazantzakis utiliza como símbolo de espiritualidad del santo a los pájaros. También utiliza para ambientar su personaje la presentación continua de símbolos que corresponden elementos religiosos arcaicos, tales como la lluvia, la luna, el árbol, el fuego, las cenizas, el relámpago. O la permanente oposición en lucha (Pobres-Ricos; Hambre-Comida; Dios-Satanás; Soberbia-Humildad; Papa-Monje; Francisco-Domingo; ). En esto recordar que el libro está dedicado a un Doctor, Albert Schweitzer un teólogo francés, pero también pastor protestante, médico, músico, fundador de hospitales en Gabón y Premio Nobel de la Paz en 1952. O sea, un hombre dedicado a otros, especialmente, a los pobres. 
“El pobre de Asís“ es una alegoría al “amor universal”, un canto a la “Hermandad Universal”, una bella historia de cómo un hombre avanza hacia Dios desde lo sencillo, lo débil, lo pequeño, lo que pasa desapercibido. Como lector me ha llamado la atención el grado de interiorización que Kazantzakis hizo tanto del protagonista, Francesco, como del narrador, León, personajes unidos por la historia, pero separadas por esa amplia frontera que hay entre el cielo y la tierra. Yo me quedo en la Tierra, y sobre todo admirando el epitafio de este escritor que a pesar de su espiritualidad fue excomulgado por ortodoxos y católicos: "Nada Espero, Nada Temo, Soy Libre".

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