viernes, 24 de abril de 2015

Muerte en Venecia



Acabo de terminar un libro que es una novela sobre la sublimación de la belleza, en concreto, la que siente un famoso escritor, Gustav Aschenbach, ante la imagen de un efebo representado por Tadzio. La historia de desarrolla en el verano de 1911 en la perturbadora ciudad de Venecia, una ciudad herida por su propia belleza igualmente, pero también por  la humedad, por el calor sofocante del siroco y por una pandemia de peste, que como dice, es una metáfora de la decadencia. En la misma medida que también lo es la vida del escritor así como su frustante soledad.
Desde luego esta novela corta del año 1912, para un hombre de mi generación es una película, la homónima realizada por Luchino Visconti en el año 1971. Sin embargo, desconocía que la obra literaria en la que se inspira Visconti era del escritor alemán y premio Nobel en 1925, Thomas Mann, autor de obras más reconocibles como La montaña mágica, El Doctor Fausto o Los Buddenbrook. 

La obra parece centrarse en ,únicamente, dos personajes, con pocos escenarios, apenas una mínima descripción de Munich, la ciudad - sospecho que croata de Pola- y sobre todo una ciudad Venecia, por la que se mueve Gustav von Aschenbach en torno a un hotel del Lido, su playa y algunas visitas a la ciudad tras cruzar la laguna. 
Casi nada altera la rutinaria del escritor alemán de edad madura que ha llegado a Venecia buscando renovar la inspiración perdida. El interés de la obra reside en el drama interior de uno maduro y decadente que se enamora platónicamente - “La ironía platónica de que el dios está en el amante y no en el amado”- de un adolescente polaco de nombre Tadzio, dotado de una belleza extraordinaria, que acaba por ser objeto de silenciosa adoración para el escritor. Se inicia entonces una minuciosa descripción del trance psicológico de Aschenbach, cuya moralidad convencional comienza a ceder bajo el empuje de una pasión prohibida, limitada por el rigor intelectual y la estoica disciplina del escritor que anulan el sentido del amor de un trastornado amor tardío. Sin embargo, los delirios amorosos del artista se mantienen en un plano puramente intelectual, pues el temor al rechazo le impide acercarse físicamente al joven Tadzio. 

Mientras la historia silenciosa sigue su curso el texto avanza con lentitud dado el carácter descriptivos de un relato en el que lo expresionista se manifiesta desde el inicio, por ejemplo, cuando describe a ese anciano vestido de niño, pero pintadoy falsamente rejuvenecido, tal y como le ocurre al escritor en sus últimos momentos. Con ello se destaca tanto lo grotesco como lo decadente de la humanidad y , en concreto, de la ciudad de los canales. Este aspecto grotesco y mortal está en la presencia de la peste, y su ocultación por parte de las autoridades. Sin embargo, los rumores acerca del mal se difunden y los extranjeros comienzan a marcharse, aunque Aschenbach, que ha intuido sensorialmente su presencia renuncia a partir para no privarse de la cercanía de Tadzio. 
Como masculla internamente el protagonista al pensar "Nada hay más extraño ni más delicado que la relación entre personas que sólo se conocen de vista, que se encuentran y se observan cada día, a todas horas, y , no obstante, se ven obligadas, ya sea por convencionalismo social y o por capricho propio, a fingir una indiferente extrañeza y a no intercambiar saludo ni palabra alguna". 
La muerte lo va invadiendo todo, así como la belleza y lo terrible. La salud de Aschenbach irá menguando conforme aumenta su pasión controlada por Tadzio hasta que el escritor sufre un desmayo que anticipa su próxima muerte. La novela termina con un comentario convencional, no exento de ironía, acerca del pesar que ha suscitado en el mundo la muerte del artista. 

La muerte en Venecia es una obra que, debido a su complejo simbolismo, genera variadas interpretaciones. Sin duda algunas en ese simbolismo está presente Venecia, la ciudad de las apariencias y las ilusiones románticas y, al mismo tiempo, una ciudad-despojo que puede considerarse un emblema de la decadencia que afecta al propio Aschenbach. 
A pesar de su corta extensión la obra no es fácil ni tanto por el iso del simbolismo, ni por su carácter expresionista, ni por el gusto para expresar metáfora. Un ejemplo lo tenemos en desccripciones como esta para referirse al sol. "Día tras día, el dios de las mejillas de fuego guiaba desnudo su ignívoma cuadriga por los espacios del cielo, agitando sus rubias guedejas al soplo del impetuoso euro" Página 78. 
O la dificultad que entraña ese gusto por la mitología más alejada y compleja visible rases como "Se acercaba la diosa, aquella raptora de adolescentes que había arrebatado a Clito y a Céfalo y que , desafiando la envidia de todos los Olímpicos, disfrutó del amor del bello Orión". 

Por último, se sabe que hay una parte autobiográfica en esta novela, la que Thomas Mann, quien realizó un viaje a Venecia del 26 de mayo al 11 de julio de 1911, en una época en la que el escritor es un reconocido aristócrata de la literatura, aunque su próxima empresa será “La montaña mágica”. Comentar que por esta obra no sólo inspiró una película, sino una ópera homónima de Benjamin Britten, con libreto de Myfanwy Piper. El novelista español Luisgé Martín publicó en el año 2000 La muerte de Tadzio en la que el joven Tadzio de la novela de Mann vuelve, ya mayor, a Venecia a morir y recuerda la admiración que su belleza juvenil produjo en el escritor. 
La versión que he leído  corresponde con la publicada en 2002 por el diario El País dentro de los Clásicos del siglo XX.

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