lunes, 21 de julio de 2014

A la sombra de un destino


Es curioso ver lo poco que uno sabe. Bien es cierto que uno sabe cosas, pero no tantas como uno cree. Yo creo que muchos españoles sabemos de la existencia de algún papa nacido en España. Antes de leer la obra yo hubiese dicho únicamente dos: el Papa Luna, sí, aquel que se consideraba , el sucesor de Pedro en la jerarquía católica, cosa que otros no aceptaban, léase en la Corte Papal sita en Avignon; y el otro, el Papa Alejandro I, más conocido como el papa Borgia, aquel que presentado como el papa papá.
Sin embargo, hubo un tercero. Un papa que, cuando se sentó en la cátedra de Pedro, pasó de puntillas  en la historia. Llama la atención que con él, así como con   Eugenio IV y con Nicolás V, pasaremos por momentos esenciales en la historia de Europa como serán la caída de Constantinopla, las luchas por el dominio del reino de Nápoles, el mantenimiento del mosaico del Sacro Imperio, al renacer del mundo clásico y de los humanistas, primero en la Florencia de Cossimo de Médici, pero más tarde y con ellos, en la Roma papal. Estamos hablando del papa Calixto III, el primer papa Borgia.

Este es el personaje en el que se centra Luis Gómez Acebo, duque de Badajoz, en su obra "La sombra de un destino".Y es que de Alonso de Borja y Martí sabemos poco, pero Luis Gómez Acebo nos acerca a la persona y al personaje que asumió la jefatura de la iglesia católica allá por el siglo XV, concretamente tras la muerte de Nicolás V en 1455.

"La sombra de un destino" lleva el hilo vital y profesional de este señor desde su Xátiva natal - allá por 1378,  hasta su muerte en Roma en 1458. Entre medias se nos informa su baja procedencia , aunque vinculada con una familia noble de Valencia, la presencia santificadora de Vicente Ferrer y la visión papal que tiene sobre el protagonista, su formación en Valencia y sus primeros cargos tanto en la Universidad de Lérida como en la Iglesia. Veremos su ascensión, lenta pero segura, en la corte del rey aragonés, en la que poco a poco se consolida en su papel diplomático. Desde su posición interviene en multitud de conflictos internos (de incumbencia aragonesa), pero también con otros reinos (Castilla, Nápoles, ...) o entidades , especialmente complicada su intervención en el Cisma protagonizado entre otros por el papa Luna, pero también en intrigas palaciegas, conjuras políticas u otras maquinaciones religiosas.
El libro está escrito a modo de memorias descritas por el propio protagonista en una larga crónica en la que que parece recordar como ha ido subiendo "peldaño a peldaño" hasta detentar la cabecera de la iglesia. Es un libro interesante, pero que no se hace fácil de leer, posiblemente por el exceso  de información, lo cual quiere decir que la obra está muy trabajada. 
Me ha resultado llamativo al final como en sus escasos cuatro años- no llega al cuarto- pues es elegido papa siendo ya muy mayor,  y como papa de transición  el quiere mostrarnos su legado. Por lo pronto resulta revelador el epílogo en el que el propio papa reconoce  que apenas podía confiar en nadie, por lo que ál final, apuesta por sus sobrinos, los Borgia.
También reconoce que fracasó en su intento por recuperar Constantinopla, a pesar de contar con dos victorias, una terrestre en Belgrado frente a los turcos, y otra por mar en Mitilene, para ello invierte dinero en la construcción de naves, siempre teniendo conmo enemigo común al sultán Mohammed I. Su mala relación con  su rey Alfonso V de Aragón, ya centrado con exclusividad en Nápoles, y del que él fue embajador en muchas ocasiones. Igualmente procurará elevar a los altares a fray Vicente Ferrer, el santo valenciano fallecido en Vannes. Pero , lo que realmente llama la atención son las atenciones que presta a su propia familia facilitando así la llegada de Alejandro VI en un futuro próximo.
En definitiva una obra interesante, que complementa de alguna manera la leída no hace tanto tiempo, y que tiene como protagonistas a Guillermo de Baskerville y a Adso de Melk, sobre la crisis en la iglesia en esta baja edad media, no fácil de leer, pero que está plena de información sobre la iglesia, los usos y costumbres del reino de Aragón, de las relaciones diplomáticas de la época y de las intimidades de una vida dedicada a la iglesia y, por qué no, al final, a la familia. Es una lectura interesante, en la que se echan de menos un relato más novelado, con sus diálogos, sacrificados por la crónica, pero que lo suple con la sobriedad y el rigor .Un recuerdo sentido para el olvidado, si no desconocido, Calixto III. 


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